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100 días y la prisa ficticia

El pasado 11 de marzo, el presidente de la República, Andrés Manuel López Obrador (AMLO), presentó su Informe de los primeros cien días de su gobierno.

Como dice el dicho “cada quién habla según le fue en la feria”, dicho aplicable a cualquier gobierno y a cualquier período. Claro, cien días es un intervalo de tiempo demasiado corto como para valorar la acción de un gobierno, a menos de situaciones extraordinarias como las que hemos visto con Trump o con Bolsonaro, presidente de Brasil. En ambos casos el manejo de la presidencia ha sido tan burdo que casi inmediatamente enfrentaron grandes críticas por amplios sectores de la población, cosa que no ha sucedido en México, al contrario.

La prisa real

AMLO fue votado por 30 millones de mexicanos que estábamos ávidos de cambiar el modelo neoliberal impuesto con el fraude electoral de Salinas y perpetuado por Zedillo y por los panistas Fox y Calderón (este último también impuesto con un fraude electoral) y por Peña Nieto.

Recordemos que AMLO ganó las elecciones presidenciales del año pasado con el 53.2 por ciento. Un alto porcentaje en comparación con el 22.3 de Anaya y el 16.4 de Meade. Sin embargo, la encuesta levantada por Consulta Mitofsky entre el seis y el ocho de julio del año pasado, una semana después de las elecciones, reveló que el 62.4 por ciento de los mexicanos sintieron alegría por el triunfo de AMLO, 62.7 por ciento sintieron felicidad, 60.1 por ciento satisfacción, 57.7 por ciento seguridad, 59.6 por ciento tranquilidad y 59 por ciento confianza. Es decir hubo un siete por ciento adicional de electores, que no votaron por AMLO pero a los que les dio gusto de que hubiera ganado. Esto implica que AMLO partió no con el 53 por ciento de los que fuimos sus votantes sino con el 60 por ciento de los mexicanos, aproximadamente.

Esa misma encuesta reveló que el 14.2 por ciento de los mexicanos querían ver cambios rápido, entre uno y tres meses después de la asunción del nuevo gobierno; 19.6 por ciento querían ver cambios entre tres y seis meses; 27.3 por ciento entre seis meses y un año. Es decir, un 61 por ciento de los mexicanos quiere ver cambios antes de un año. Si a estos porcentajes sumamos otro 18 por ciento que quiere ver cambios entre uno y dos años, entonces un 79 por ciento de los mexicanos espera ver cambios sustanciales en dos años, como máximo.

La prisa ficticia

En comparación con los datos del sondeo de Consulta Mitofsky están los perdedores, los beneficiados con las corruptelas de los regímenes corruptos de PRI y PAN, sus cómplices y los que siempre guardaron silencio. Los que al ganar AMLO sintieron tristeza, enojo, decepción, inseguridad, miedo y desconfianza.

Uno de los fenómenos que ha desatado la llegada de AMLO al gobierno federal es el surgimiento de una serie de personas que hoy se presentan como muy críticos, pidiendo y exigiendo al nuevo gobierno lo que nunca pidieron ni exigieron a los gobiernos corruptos priistas y panistas. En este grupo hay “empresarios”, “comentócratas”, “periodistas” y medios de comunicación que se quedaron sin el famoso chayote que les daban los gobiernos anteriores para que estuvieran callados, para que no criticaran, para que ocultaran información y responsabilidades, para atacar y calumniar a opositores. Es entendible su enojo aunque no es justificable. Lo que si no es entendible su supuesta prisa en ver cambios.

Hoy esos laxos del pasado “quieren ver sangre”, se quejan de que en la lucha contra la corrupción no hay nadie aún en la cárcel, como si los gobiernos de Peña Nieto y de Calderón hubieran dejado una lista de delincuentes con las respectivas pruebas para acusarlos, como si los anteriores gobiernos hubiesen dejado demandas y juicios contra corruptos, como si el nuevo gobierno hubiese heredado un aparato judicial honesto y eficiente.

Nada de lo anterior y tres meses son muy pocos para instrumentar demandas y llevar a juicio a los culpables.

Parte de lo logrado en tan sólo tres meses

Uno de los logros principales de este gobierno es haber iniciado un verdadero combate contra el robo de combustible, el que ya había alcanzado los 65 mil millones de pesos el año pasado, producto de 15 mil tomas clandestinas a lo largo y ancho del país.

En tan sólo dos meses el nuevo gobierno abrió más de dos mil 200 carpetas de investigación, detuvo a casi 600 personas, interpuso 10 demandas, bloqueó 30 cuentas de personas directamente ligadas al robo de combustible y otras 188 cuentas de personas indirectamente ligadas al ilícito, se está investigando a 114 empresas (entre ellas algunas de Querétaro), en total se han congelado casi mil millones de pesos y se ha evitado el robo de casi ocho mil millones de pesos. El 19 de febrero fue aprobado por la Cámara de Diputados que el robo de combustible fuera tipificado como delito grave (con votos en contra de diputados del PAN, PRI, MC y PRD) y el 25 de noviembre se modificó la ley de extinción de dominio para luchar más eficazmente contra este delito.

A los panistas y priistas que dicen que no se ha hecho nada les pido que, por decencia, presenten una lista como la del párrafo anterior sobre lo que hicieron los gobiernos de Peña Nieto y de Calderón para combatir el ilícito que pasó de costarnos 10 mil millones de pesos al año con Fox a los 50 mil millones de pesos, en promedio, en el último sexenio.

 

anbapu05@yahoo.com.mx

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