30 Aniversario de los Acuerdos De Paz en Chapultepec

En memoria de Martin Luther King, luchador por los derechos civiles y la igualdad racial.
Hace 30 años se firmaron, el 16 de enero de 1992, en el Castillo de Chapultepec, los Acuerdos de Paz entre el gobierno salvadoreño, representado por Alfredo Cristiani Burkard, presidente de El Salvador (1989-1994) y la oposición conformada por el Frente Democrático Revolucionario (FDR) y el Frente Farabundo Martí para la Liberación Nacional (FMLN).
La coalición luchó contra las dictaduras militares y la oligarquía salvadoreña, representada por las 14 familias que se adueñaban de la producción cafetalera, algodonera, bananera y del poder político, en tanto que la pobreza, la explotación y la represión campeaba contra el campesinado, la clase obrera, los maestros, las “señoras de los mercados”, los habitantes de los tugurios periféricos a San Salvador, los sectores intelectuales, los religiosos progresistas y miles de dirigentes y militantes de las organizaciones populares que fueron asesinados por el Ejército y por los grupos paramilitares.
En el marco de la estrategia contrainsurgente diseñada, dirigida, apoyada y desarrollada por el gobierno norteamericano, que incluía armas, asesoría de “boinas verdes” y un respaldo económico de 5 mil millones de dólares, en el curso de 12 años de conflicto bélico en El Salvador, entre 1980 y 1992.
La guerra civil en “El Pulgarcito de América”, como denominaba el poeta salvadoreño Roque Dalton García a su país, dejó una estela de 75 mil muertos, 8 mil desaparecidos, masacres (como la de “ El Mozote” con más de mil muertos, incluso ancianos, mujeres y niños, la de “El Calabozo” con más de 200 civiles asesinados, la del Río Sumpul, entre otras, al tener como victimarios a los batallones contrainsurgentes “de élite” del Ejército).
El exilio de más de un millón de salvadoreños y un esquema de represión sangrienta a las grandes movilizaciones del Frente Democrático Revolucionario (FDR), encarcelamiento de dirigentes y desaparición forzada de académicos, periodistas y representantes de organizaciones nacionales e internacionales de derechos humanos. Sin duda, el hecho de que los Acuerdos de Paz se hayan signado en México, tiene una importancia significativa, ya que el territorio mexicano fue un lugar de asilo para los sectores del pueblo salvadoreño que luchaban por un cambio social en ese país centroamericano.
En ese marco, la sociedad mexicana se volcó a favor de la lucha salvadoreña por un sistema democrático, en contra de la dictadura y de la oligarquía que gobernaba en ese país. Las marchas de apoyo realizadas en la Ciudad de México y en las capitales del territorio mexicano mostraron en los años ochentas la justa y legítima lucha revolucionaria.
Tanto que el propio gobierno, de JLP y de Francois Mitterrand, emitieron en el año de 1981, la “Declaración Francomexicana” que reconocía como “fuerza política representativa” al FDR-FMLN, con lo que posibilitó un espacio diplomático a la oposición política y militar de El Salvador.
En ese sentido, las ofensivas militares del FMLN de 1981 y de 1989 fueron un indicador de la correlación de fuerzas, mismas que condujeron, finalmente a la firma de Los Acuerdos de Chapultepec, que incluían el cese definitivo de las hostilidades, el impulso a la democratización, el respeto irrestricto a los Derechos Humanos y la reconciliación de la sociedad salvadoreña. Querétaro, contribuyó con su cuota de respaldo a la lucha salvadoreña, a través del “Comité Queretano de Solidaridad con los Pueblos en Lucha” y con la celebración de la “Ronda de Querétaro”, en 1991, misma en la que participaron como dialogantes representantes del gobierno salvadoreño y del FDR-FMLN. Quien esto escribe, fue Observador Internacional en las primeras elecciones posbélicas en 1994, como representante de la UAQ, en “El Pulgarcito de América”.