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‘Comandante Emilio’: de guerrillero a secuestrador

‘Ramón’, fue detenido de manera un tanto accidental en 2017, acusado de haber secuestrado a una ciudadana franco-estadounidense en San Miguel y, posiblemente, de haber hecho lo mismo con el panista Diego Fernández de Cevallos en el 2010

El año pasado en San Miguel de Allende —a 64 kilómetros de Querétaro—, ‘Ramón Guevara’, un poblano que presidía la mesa directiva de padres de familia, frecuentaba bares y jugada futbol; cumplía diez años de residir en la colonial ciudad. ‘Ramón’, fue detenido de manera un tanto accidental el 30 de mayo del 2017, acusado de haber secuestrado a una ciudadana franco-estadounidense en San Miguel y, posiblemente, de haber hecho lo mismo con el panista Diego Fernández de Cevallos en el 2010, manteniéndolo en cautiverio durante siete meses. Después de indagar, las autoridades mexicanas cayeron en cuenta que ‘Ramón’ era más que un simple secuestrador.

Perseguido hacía casi tres décadas, su nombre real era Raúl Julio Escobar Poblete, mejor conocido como el ‘Comandante Emilio’, exmilitante del Frente Patriótico Manuel Rodríguez-Autónomo (FRMR-A) —organización chilena de extrema izquierda; surgida en 1983— que combatía a la dictadura militar de Augusto Pinochet. Desde que se supo de su captura en México, la presidencia chilena empezó los trámites para solicitar su extradición.

Escobar Poblete es acusado de haber realizado varias “actividades terroristas” en Chile, la más conocida de ellas, el 1 de abril de 1991 —a meses de la caída del régimen militar—, cuando asesinó al senador derechista Jaime Guzmán Errázuriz: fundador y líder de la Unión Demócrata Independiente, cercano al general Pinochet. Apenas en marzo del 90, Patricio Alwyn, demócrata cristiano, había sido electo presidente constitucional, iniciando la transición hacia la democracia.

‘Emilio’ nació y creció en la zona norte de Santiago de Chile en 1963. Diez años después, todavía en su infancia, viviría el golpe de Estado que implantaría la sangrienta dictadura. Raúl Julio pasó a la clandestinidad en junio de 1987, después de que los cuerpos de seguridad e inteligencia —o represión y espionaje, como se guste— chilenos asesinaron a doce militantes del FPMR-A, entre ellos, su tía Elizabeth Escobar Mondaca.

Para 1989 ya formaba parte del equipo operativo de la organización, naciendo el ‘Comandante Emilio’, con el cual participaría en cuatro “ajusticiamientos” a miembros del pinochetismo en los albores de este: carabineros, torturadores y hasta un escolta de Pinochet incluidos. Todos ellos, acribillados a quemarropa en la calle. Su letal compañero, Ricardo Palma Salamanca ‘El Negro’, había sido apresado en el 96, pero desde un helicóptero y con metralleta en mano, ‘Emilio’ lo rescató de la cárcel.

Ricardo desaparecería del mapa; sospechándose que radica en Cuba, país que, en su momento, dio mucho apoyo al gobierno del depuesto Salvador Allende y a sus refugiados. El apoyo que Fidel Castro otorgó a los movimientos de liberación nacional fue mucho más que sólo retórica.

El FPMR-A había sufrido un desprendimiento en el 87, cuando el Partido Comunista de Chile reculó en la vía armada y la Política de Rebelión Popular de Masas como principal campo de enfrentamiento contra el régimen —apostando por la transición electoral, en alianza con otros sectores y partidos de oposición; los más radicales— formaron el FPMR-Autónomo del reformismo, el consenso y la impune transición. Ellos harían justicia por propia mano.

Las compañeras y compañeros caídos serían vengados. Guzmán Errázuriz, su principal víctima, había ayudado a institucionalizar la dictadura, las cárceles secretas, las desapariciones, la tortura y el terror. A principios de los 90 ya habían pasado las mejores épocas de las guerrillas latinoamericanas, sólo las FARC en Colombia y Sendero Luminoso en Perú —ambas desprendimientos de sus partidos comunistas respectivos— representaban una amenaza para sus Estados.

El FRMR-A dejó las actividades en el 99. A diferencia de ‘El Negro’, ‘Emilio’ fue vuelto a ver en el secuestro del publicista brasileño Washington Olivetto, el 1 de diciembre del 2001. El acto fue perpetrado con otros militantes de la extrema izquierda, quienes sí fueron capturados, a diferencia de ‘Emilio’, quien desde entonces permanecía prófugo, cambiando de nombre y lugar de residencia, pero no de prácticas, aparentemente. Claro que los hechos recientes, muy poco tienen que ver con reivindicaciones de justicia como antes, cuando la utopía estaba vigente. Ahora, algunos han puesto las armas de la revolución al servicio del dinero.

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