Construir caminos inéditos: desafío insoslayable
La epidemia ideológica neoliberal afecta a gente de cualquier clase social, edad o género…, incitándola a buscar la “vida fácil”, el hedonismo individualista, la frivolidad, el derroche.
La corrupción no es una falla del capitalismo, es su ‘modus operandi’, aquello que lo sostiene. Por eso, el problema de acabar con ella es mucho más complejo de lo previsto. Se trata de un meollo estructural que no se debilita sólo por la voluntad de un líder o un partido. Se requiere (sin ser suficiente) eso que reza la consigna popular: “Si se mueven los de abajo, caen los de arriba”.
Pero ¿qué significa que “se muevan los de abajo”?, ¿moverse en qué sentido?, ¿cómo se impulsa el movimiento?
¿Cómo lograr la toma de conciencia de amplios sectores sociales sobre el funcionamiento del mundo, cuando impera el colonialismo neoliberal?; ¿cómo conseguir que esos sectores confíen en que otros mundos son posibles y que la transformación del actual vale la pena, a pesar de “toda evidencia”?; ¿cómo fortalecer la autoconfianza en el poder popular y acrecentar su voluntad y perseverancia “hasta el infinito y más allá”? Sobre todo, ¿hacia qué dirección habrá de impulsarse el movimiento?
Hay que reconocer que el capitalismo mantiene vigente, en el imaginario social, la metáfora del ‘derrame económico’, que legitima la concentración de grandes fortunas en pocas manos, pues “gracias a eso se desborda bienestar sobre los estratos inferiores”. Así, se difunde la versión de que “si se cierra la llave” y se ponen límites a los poderosos, quienes más sufrirán serán los pobres.
La idea de AMLO de “barrer las escaleras de arriba a abajo” enfrenta serias dificultades, porque la estructura del modo de producción vigente genera tal dependencia que, en efecto, cualquier cambio, hace sufrir primero a los más necesitados.
Desde el esclavismo hasta nuestros días, la historia da cuenta de muchas revoluciones, enfrentadas con el drama de que la plebe es la primera en defender la injusticia.
Esto se complica cuando la sociedad de mercado coloniza el modo de comprensión de amplios sectores sociales, naturalizando distintas formas delincuenciales de operar, al asociarlas con valores como “la audacia”, “la hombría”, “la valentía”, “la competitividad”, “la libertad”, que en el contexto del régimen actual resultan altamente peligrosos por la confusión y la ‘anomia’ (desprecio a la norma) que generan. (Rebelión.org: Los peligrosos valores del neoliberalismo de Rafael Silva, 14/07/17).
En este contexto tan complejo, la multi-enunciada frase de AMLO de que “el pueblo es sabio”, contrasta con desconcertantes evidencias empíricas (Ver el documental Narco cultura de S. Swartz).
La epidemia ideológica neoliberal afecta a gente de cualquier clase social, edad o género…, incitándola a buscar la “vida fácil”, el hedonismo individualista, la frivolidad, el derroche…; disminuye su resistencia a la frustración y la lleva a justificar la desigualdad, la exclusión y el exterminio de los “inferiores”, la mercantilización de todo lo humano y de la Naturaleza…
Y si bien son importantes los duros golpes que el gobierno federal está dando a la ‘delincuencia de cuello blanco’, es indispensable un trabajo mucho más fino, para lograr la eficacia esperada. Esto implica el concurso de las ciencias sociales, para develar los hilos invisibles que mueven los procesos “indeseables”, así como los muros, también invisibles, que impiden fluir a los “deseables”.
Trabajar por construir caminos inéditos, que nos liberen del abismo, es un desafío insoslayable de la universidad pública.
metamorfosis-mepa@hotmail.com