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El comportamiento erróneo, crónica de una enfermedad anunciada

Antes de nacer, al bebé le han sido programados una serie de patrones culturales; para comenzar, los colores: rosa si es niña, azul si es niño; su nombre es resultado de los paradigmas religiosos, culturales o políticos que soportan la existencia de los padres y abuelos.

Te enfermas y mueres como consecuencia de tus actos, porque haces lo que te daña. Quien pueda comprender que comprenda.

Evangelio de Santa María Magdalena. Apóstol de apóstoles

La historia reciente de cada uno de los seres humanos da inicio con la fecundación del óvulo por parte del espermatozoide, acto, en si mismo, que define muchas de las características del nuevo ser. La unión de los gametos puede darse bajo circunstancias de miedo, violencia, acuerdo, desacuerdo, amor o desamor, en condiciones propicias o  desfavorables. Los meses de embarazo pueden vivirse con gozo, rabia, miedo, asco, esperanza o desesperanza; el nacimiento puede programarse de acuerdo a las necesidades económicas del galeno y la empresa hospitalaria, y hacerse la cesárea, o dejar que éste ocurra con base en las necesidades fisiológicas y emocionales del bebé.

Antes de nacer, al bebé le han sido programados una serie de patrones culturales, para comenzar, los colores: rosa si es niña, azul si es niño; su nombre es resultado de los paradigmas religiosos, culturales o políticos que soportan la existencia de los padres y abuelos, conforme crece se le insertan juegos y juguetes, para el niño pelotas, armas, superhéroes, juegos violentos; para la niña muñecas, juegos de té, cosméticos, juegos pasivos. A los niños los cubrirán con pantalones, a las niñas con vestidos, a las niñas se les perforarán los lóbulos de las orejas para que pueda usar aretes, a los niños no.

A los pocos meses de nacido el bebé es llevado a la estancia infantil, con ello se inicia la conformación de ese invisible síndrome del abandono que puede ser de algunos años o hasta 20 años, desde ese cunero hasta finalizar la universidad. En algunos casos recibe como alimentación leche materna, en la mayoría leche de fórmula y cuando inicia su alimentación no láctea, vienen las compotas industrializadas, junto a ello pañales desechables, jabones, shampoo, aceites y un rosario de mercancías, para obtenerlas los padres deben buscar fuentes de ingresos alternos, lo que, obviamente, intensifica el abandono de ese ser humano.

Y porque así lo manda el sistema médico-hospitalario-escolar ese nuevo ser humano recibe un conjunto de vacunas, parece no haber escapatoria, pues para que ingrese al sistema de enseñanza escolarizada es obligatorio presentar su carnet de vacunación con el cuadro completo.

Ciertas disciplinas científicas como la pediatría, la psicología, la pedagogía sugieren a los padres la aplicación obligatoria de ciertos patrones: chequeos médicos recurrentes, estimulación temprana, socialización, nadie menciona que lo más importante para los seres humanos es la practica de ese desconocido llamado amor. Nadie llena una receta indicando que los padres den a sus hijos alimentos del cuerpo y del alma: cariño, acompañamiento, libertad, amor, aceptación, respeto, tolerancia, compasión; no, la vida es breve y en consecuencia, entre más pronto el pequeño se haga adulto, mejor. Los padres frustrados por no alcanzar sus falsas expectativas, trasmiten frustración a los hijos; las madres iracundas contra una vida de limitaciones materiales o espirituales, vierten la ira en los hijos y éstos la reproducen: violencia escolar, burlas, criticas, insultos, etc.

¿Qué especialista científico recomienda abrazar a los hijos, cantarles, hablarles, contarles las historias de los abuelos y los padres, mostrarles las flores, las aves y alegrarse con ellos de ver el cielo, las nubes, la luna? ¿Quién recetaría cocinar con hijos e hijas, armar algún producto donde se mezclen las habilidades de hombres y mujeres? ¿Cuándo recomendarían que se mire los juegos al aire libre como una vital medicina y se recomiendo hacerlo diariamente?

Y así, tras décadas de sobrevivir haciendo lo que daña al cuerpo y al alma, viene la enfermedad; los fármacos y las cirugías minimizan los malestares, los alivian pero no los sanan. ¿Qué fármaco pueda sanar el abandono, la falta de libertad, la frustración, el rencor, la ira?, ¿qué cirugía puede sanar el alma?

Para sanar hay que transformar los paradigmas de vida, reconocer que se ha errado en el comportamiento y, en consecuencia, hacer cada día los milagros necesarios para no repetir los patrones equivocados. Es muy simple quien pueda comprender que comprenda.

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