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(In)comunicación social gubernamental

Por más que se diga que hoy estamos en una ‘sociedad del conocimiento’, la realidad es que la mayoría de la población (y de los políticos) es dramáticamente ignorante de la política.

En un Estado democrático se espera que haya una ‘Comunicación social’ entre gobernantes y gobernados, en dos sentidos:

1) Que la población pueda hacerse escuchar por el gobernante, para ser obedecida,

2) Que quien tiene un cargo público informe a la población de las decisiones que toma y de su justificación.

Sin embargo, algo que parece tan sencillo, queda bloqueado por el Estado neoliberal.

Así, lo que ha imperado es esa “comunicación social” de políticos que gastan miles de millones de pesos en publicidad ventajosa, para posicionar su imagen personal. Peña Nieto gastó más de 50 mil millones de pesos en su sexenio (‘Fundar’ y ‘SFP’); la imagen de la presidenta del DIF, con Pancho Domínguez, apareció 79 veces en su primer informe.

Aguilar Vega, cuando alcalde de Querétaro, tapizó de propaganda no sólo la capital, sino otros municipios (Cadereyta, Jalpan, Pinal de Amoles, Peña Miller, Landa de Matamoros, Arroyo Seco…), para posicionarse como aspirante a senador. (‘Voz Imparcial’, 13/09/17), y aunque Nava apenas inicia, ya se le conocen ciertos despilfarros.

A partir de que AMLO sube al poder, la ciudadanía (o mejor: ese sector que cuenta con la cultura y las herramientas necesarias) se entera cotidianamente, de los escandalosos desfalcos que México viene sufriendo desde hace mucho, en casi todos los espacios públicos. Es raro que un gobernante asuma tal tarea informativa, pero saber quiénes son “los malos”, aunque sea un avance, no basta.

Ante las manifestaciones de hartazgo popular, Domínguez ofreció “austeridad en el gasto público: Estaré… cambiando el estilo, no subiendo espectaculares, no haciendo spoteo en radio, no saliendo en medias planas del periódico. Ya se acabó eso, la gente no quiere ver la fotografía del gobernador, con el… informe que sea” (El Universal, 06/09/18).

El actual gobierno federal, por su parte, promete regirse según la ‘austeridad republicana’ y asegura que erogará en publicidad, un 65% menos que el anterior.

A veces, sin embargo, parece confundirse la ‘austeridad republicana’ con la ‘austeridad neoliberal’. La primera busca frenar los despilfarros y excesivos salarios de los altos cargos de gobierno. La segunda recorta programas sociales y tareas públicas fundamentales, para empujar a la privatización. (Es inconcebible pero real, por ejemplo, que Nava busque privatizar el programa ‘Alcalde en tu calle’. AM, 04704/19).

Si bien es preciso tener un buen control presupuestal y cambiar radicalmente el enfoque mercantil de la promoción personal, más que recortar el presupuesto de ‘Comunicación social’, debiera emplearse eficientemente, para ALFABETIZAR POLÍTICAMENTE a la población.

Ésta debe enterarse cabalmente de qué tareas competen a los diferentes órdenes de gobierno (qué hace y qué no hace un diputado o un regidor; qué es un cabildo; qué iniciativas de ley se están discutiendo y qué repercusiones pueden traer para el resto de la población; qué ruta debe seguir el ciudadano para hacer una propuesta o detener un mal proyecto que destruye el habitar, o incluso para saber cómo deshacerse de esos desechos que no se lleva el servicio de limpia, etc.).

Por más que se diga que hoy estamos en una ‘sociedad del conocimiento’, la realidad es que la mayoría de la población (y de los políticos) es dramáticamente ignorante de la política.

 

metamorfosis-mepa@hotmail.com

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