La dictadura del monopolio farmacéutico
Durante la reciente reunión de la CELAC en México, la representante de la CEPAL llamó la atención: el 85% de los fármacos que se consumen en América Latina y el Caribe son importados, esto significa una profunda dependencia respecto al monopolio farmacéutico trasnacional. Por otra parte, América Latina y particularmente México, Colombia y Brasil, son de los pocos países megadiversos, es decir que poseen una enorme biodiversidad. Solamente en México se han descrito 4 mil 500 especies vegetales con propiedades medicinales, y aún falta adentrarse en el estudio de hongos, insectos, arácnidos, serpientes, con esas propiedades. Organismos todos ellos, que los pueblos ancestrales han aprovechado a lo largo de la historia.
México posee grandes recursos naturales entre los cuales destacan especies biológicas con propiedades antitumorales, antihipertensivas, otras útiles para disminuir el colesterol, los triglicéridos, para tratar diabetes, problemas renales, afecciones cardiacas, muchas otras antivirales, antibióticas, antidepresivas. En resumen, el territorio nacional es una amplia farmacia natural y al alcance de todos, estos recursos son utilizados desde hace miles de años por los pueblos originarios, sin ninguna parafernalia industrial y tecnológica.
El uso y aprovechamiento de las especies biológicas por sus propiedades medicinales han sido parte integrantes de la cosmovisión de los pueblos originarios. Ni 500 años de dependencia en la independencia han logrado eliminar el conocimiento tradicional, del cual la llamada ciencia moderna se nutre y crece.
La dependencia farmacéutica de América Latina y el Caribe, y particularmente de México, impide que nuestros países se desarrollen y crezcan. Por ello, independencia y salud es un binomio inseparable.
¿Cómo contribuir, desde lo individual, a la conquista de la independencia en lo farmacéutico y reconquistar la salud pérdida? Son muchas las pequeñas y grandes acciones que pueden contribuir a transformar el paradigma; en primer lugar, entender cuáles son las causas y condiciones que posibilitan la presencia y desarrollo de una enfermedad o afección; por otra parte, es necesario reconocer que cualquier procedimiento terapéutico debe resolver el problema en un tiempo significativamente corto y no causar consecuencias secundarias negativas, así mismo, debe ser accesible económicamente a las grandes mayorías. Transformar no es sólo un asunto de los poderes federales, estatales y municipales, sino asunto, sobre todo, de cada individuo. La población de un país no será más sana por la cantidad de personal médico del que disponga o infraestructura hospitalaria que se construya, lo será por el esfuerzo de toda la comunidad que educa y se educa en el bien vivir y en el bien morir.