¿La Liga 23 de Septiembre en Lomas?

Según un testimonio de Raúl Rubio Cano, exactivista estudiantil de la UANL y exmiembro del grupo Procesos —uno de los grupos fundadores de la Liga Comunista 23 de Septiembre—, Ignacio Arturo Salas Obregón habría pasado por Querétaro, quien a la postre sería de los principales ideólogos de la Liga: “En agosto de 1969 conocí a Ignacio Salas Obregón, egresado del Instituto Tecnológico de Estudios Superiores de Monterrey.
Nacho, a quien posteriormente se le conocería como ‘Oseas’, ‘Arturo’, ‘Vicente’ o ‘el Lenin’ de la Liga Comunista 23 de Septiembre, en un seminario en Querétaro y donde, con muchos otros compas del Movimiento Estudiantil Profesional de varias partes de la república, bajo la orientación de sacerdotes jesuitas, trabajaríamos para definir el ¿Qué hacer?
Ante el caso del movimiento estudiantil y popular mexicano y sus vinculaciones”. Sería hasta diciembre de 1970 cuando Raúl Ramos Zavala y los suyos se separan de la Juventud Comunista de México del Partido Comunista Mexicano, adquiriendo el nombre de Procesos, en referencia al documento presentado sobre los “procesos revolucionarios en México”, en el que se hizo un llamado a tomar las armas para defenderse de los ataques del Estado; al poco tiempo, Salas Obregón y su grupo, proveniente de la vía cristiana cercana a la teología de la liberación, se suma a los Procesos.
Ambos serán de los padrinos de la Partidaria (junto a Diego Lucero y Manuel Gámez), proyecto que buscaría la unión de las distintas organizaciones revolucionarias, que alcanzaría cierta fusión hasta marzo de 1973, con la Liga Comunista 23 de Septiembre (la que surgió con la unión de Procesos, el Frente Estudiantil Revolucionario, el Movimiento 23 de Septiembre, los Guajiros, el Movimiento de Acción Revolucionaria y los Enfermos).
¿Y a qué viene todo esto? A que en el reciente libro de Raúl Álvarez Huerta titulado Lomas es la onda gruesa con cumbia (2021), donde hace una “crónica surrealista” sobre la vida en la colonia popular Lomas de Casa Blanca, donde se asoman las carencias del lugar, los oficios, las pandillas, las drogas, las músicas, las lecturas, la educación, etc., de las y los habitantes, y entre todo ello, la participación política de algunos de ellos.
Unos con el PRI, otros con el porrismo universitario, otros con la policía y la DFS, y, para mi sorpresa, un puñado con la Liga Comunista, a decir de vecinos con los que convivió Raúl.
“La reforma política de Jesús Reyes Heroles y la amnistía -escribe Raúl- están cerca mientras que el tema se vuelve recurrente en varias calles de Lomas. […] El ‘Ardilla’ y el ‘Buches’ trabajan de eventuales maleteros en la Central de Autobuses de Constituyentes en el turno nocturno de los domingos, cuando la Policía baja la guardia y por los pasillos de los autobuses de occidente llegan cajas amarradas con colores distintivos en negro y rojo. Están en una casa de la calle 33 cerca del Gran Taco planeando el atraco al Banco Bancrecer.
Hasta su guarida llegan las notas de la música tropical, ya son miembros activos de la Liga Comunista 23 de Septiembre. Desde Guadalajara les dictan línea los altos mando, que traen de cabeza a las fuerzas del orden. El ‘Ardilla’ y el ‘Buches’ cuentan con armas de bajo calibre, ahora viven en el semiclandestinaje. Sus cuates saben de su actividad subversiva, pero nadie los delata; aun así, la Judicial los tiene ubicados. El plan es hacer estallar una bomba de fabricación casera”.
La “célula ubicada en Lomas de Casa Blanca de la Liga 23 de Septiembre [estaba] en proceso de estructurarse militar e ideológicamente”. Ante ello, “agentes encubiertos rondaban Lomas”. Hablando con Raúl al respecto, la supuesta célula habría estado compuesta por “No más de diez” integrantes, activa durante “cinco años” aproximadamente. El grupo se habría desintegrado debido a la represión, ya que uno de ellos fue desaparecido en 1977.
De ser cierto, sería la primera célula que ubicaría a Querétaro en el mapa del movimiento armado socialista, ya que ninguna organización de este tipo manifestó tener actividad en el estado ni la DFS registró mayores pasos de militantes en el estado. De ahí la importancia de rescatar la memoria del Querétaro negado, el de abajo y a la izquierda. Enhorabuena por el texto de Raúl y ojalá vengas más cronistas, que mucho hacen falta para la reconstrucción historiográfica del estado.