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María Magdalena, Apostola apostolurum

La propuesta de María Magdalena no era repetir el evangelio de Jesús sólo como propaganda, sino vivirlo ejemplarmente, pues sólo así podía ser realmente un mensaje de vida.

María Magdalena, fue una de las muchas mujeres invisibilizada durante largo tiempo por el hegemonismo patriarcal, tan grande fue la campaña contra su nombre y figura que, hasta amplios sectores de mujeres creyentes del catolicismo la adjetivaban como prostituta, lo mismo que los saduceos y fariseos de esa época convulsa de las tierras de Palestina, ese epíteto borraba de tajo toda su valía en la difusión del mensaje de Jesús.

Después de aproximadamente 2 mil años fue que, el máximo representante de la Iglesia Católica, el Papa Francisco, conminó a la Pontificia Congregación para el Culto Divino y la Disciplina de los Sacramentos a nombrar Santa a María Magdalena. Su fiesta litúrgica es, a partir del 2016, el 22 de julio de cada año. Desde esa fecha es considerada no sólo una apóstol de Jesús, sino la apóstol de los apóstoles (Apostola apostolurum). Este reconocimiento de la Iglesia Católica, hacia una mujer largamente denostada, es importante, puesto que esta institución soporte del paradigma ideológico hegemónico contribuyó a establecer una forma generalizada de percibir el universo, que en este aspecto en el año 1350 en Europa la mujer era considerada “un mal necesario”.

Toda esa ideología anti-femenina del viejo mundo se impuso en América con la conquista y colonización por parte de Europa, contribuyendo fundamentalmente al establecimiento del machismo en México y como fuerte sustento de los feminicidios actuales, pues sólo quienes están imbuidos de este tipo de ideas pueden cometer esos crímenes de lesa humanidad.

¿Por qué fue y es tan peligroso el evangelio de Jesús?, porque propone la equidad no solo entre los hombres, sino entre éstos y las mujeres independientemente de sus características y orígenes étnicos, impulsa la necesidad de que ambos géneros cultiven el conocimiento, pues sólo la verdad nos hace libres. Reconoce la necesidad de amar al prójimo como a uno mismo, perdonar, ser bondadosos, compasivos y solidarios. Propone rechazar la riqueza material y cultivar la espiritual. Independientemente de la divinidad de Jesús, este mensaje era y es peligroso para los sistemas sustentados en los privilegios, pero más aún si era promovido por una mujer.

Aún hoy ¿cuántas mujeres son sometidas a violencia familiar, a violaciones sexuales dentro del marco del matrimonio?, ¿cuántas son entregadas a una relación de pareja en contra de su voluntad?, ¿cuántas son sometidas a tráfico sexual o esclavizadas en fabricas clandestinas?. Todas ellas deberían saber que María Magdalena, quien padeció éstas y otras arbitrariedades, se rebeló contra ese estado de cosas sabiendo que incluso, su vida corría peligro.

Sin discutir aspectos de divinidad, fe o creencia, el reconocimiento a una mujer por la máxima autoridad de la Iglesia católica, es una oportunidad para que se transformen los paradigmas de ese cristianismo de a pie: machista, injusto, mediocre y anacrónico, y se recuperen los valores positivos del mensaje original.

Algunos de los aspectos que múltiples estudiosos de María Magdalena han resaltado son: sus capacidades intelectuales, pues dominaba varios idiomas de la época, sabía leer y escribir, hacer operaciones aritméticas y administrar los bienes. Gracias a ella la mayoría de los apóstoles aprendieron a leer y escribir. Su rebeldía innata, en una primera etapa, apoyaba económicamente a su primo Lázaro y al movimiento rebelde y armado al cual pertenecía él, esta rebeldía la enfrentó a su esposo y la llevó a decidir abandonarlo, hecho extremadamente condenado en esa época. También le dio fuerza para escapar de su cautiverio, donde la tenían como esclava y del prostíbulo al que fue entregada, posteriormente, cuando se integro al grupo de Jesús, financió durante tres años las andanzas evangelizadoras de éste y sus apóstoles.

La fuerza interior de María Magdalena fue tan grande que no se escondió ni huyó como los 12 apóstoles durante el proceso y crucifixión de Jesús, ella junto a María, la madre del mesías, acompañaron a éste durante su viacrucis, crucifixión y muerte, con la ayuda de José de Arimatea reclamaron el cuerpo y lo depositaron en el sepulcro propiedad de éste. Debido a estas actividades es apresada y encarcelada, posteriormente huye y se reúne con el grupo de Lázaro. De acuerdo a los estudiosos, la propuesta de María Magdalena no era repetir el evangelio de Jesús sólo como propaganda, sino vivirlo ejemplarmente, pues sólo así podía ser realmente un mensaje de vida.

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