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¿Por qué no se va de aquí? Se dice en el barrio

Nos reunimos en la casa de alguien de la organización para hablar sobre lo logrado. Sorprendió que hablara así Lupe, siempre tranquila y sonriente, pues ahora se veía molesta; dijo que estaba cansada de andar tanto tiempo detrás del presidente municipal pidiéndole inútilmente que nos atendiera.

Diana añadió: “nuestras necesidades son muchas; y las vamos resolviendo nosotras mismas, con nuestras familias. Pero hay cosas en que no podemos meternos, porque le tocan al municipio”.

Don Héctor dijo: “ya enviamos cartas firmadas por gran parte de la población, varios oficios, fotografías y resumen de los asuntos del barrio que deben ser atendidos con urgencia por el Cabildo. Pero no nos toma en cuenta”.

Alicia habló de aquel día, en que, después de tanto insistir, “nos recibió un funcionario. Nos dijo que necesitaba claridad de la situación; y nos pasó una lista de preguntas para que las respondiera cada vecino. Como ya llevamos tiempo trabajando con la organización, supimos que sólo podría ser exitosa esa encuesta si la dirigíamos nosotros; revisamos el cuestionario que nos dieron, le añadimos preguntas y nos distribuimos áreas y calles del barrio. Fuimos casa por casa, recogiendo datos sobre la situación laboral, el predio y características de la construcción, servicios municipales (de limpia, de agua, alumbrado público, drenaje), comunicación y transporte, servicios de salud y educativos, más otros temas, como el de la atención que recibimos de los funcionarios. Entregamos al municipio un informe muy detallado, y anexamos fotografías y todas las respuestas a la encuesta; en eso invertimos tres meses de visitas diarias”.

Los presentes hicieron gran alboroto. Todos querían hablar, pues cada semana un grupo de vecinos ha ido a la presidencia municipal por los resolutivos tomados a partir de la encuesta, pero siempre les dicen lo mismo: que “aún no se ha terminado de vaciar la información”, aunque han pasado más de diez meses que la entregamos.

Con lágrimas en los ojos, Leonorcita nos hizo ver que, mientras tanto, se han hecho obras en los alrededores, pero no en nuestro barrio: “se construyó un paso a desnivel muy costoso, para autos y camiones; se levantaron dos plazas comerciales, aunque no se han vendido ni la mitad de los locales; se inauguraron viviendas caras, que se ofrecen como exclusivas, con acceso cerrado y protegidas por guardia privada. A la vez, en nuestras calles se acumula la basura (si es que pasan por ella, los camiones lo hacen a mediodía, cuando la gente ya se fue a trabajar, y los vecinos la tienen que guardar en su casa o la dejan en la calle desde temprano, al salir), con frecuencia no tenemos agua en nuestras casas, el drenaje se tapa a cada rato, hay calles que nunca han tenido agua ni energía eléctrica, el transporte público su mueve a capricho, pues no tiene horario fijo, unas veces hace todo el recorrido pero otras no, es inseguro viajar en él y muy caro”.

Fabián comentó: “cuando nos quitaron las tierras de cultivo para poner la zona industrial, nos dijeron que nos iban a llegar todos los servicios, y que serían de primera, pues eran para las fábricas. Pero, más bien, pareció que, para beneficiar a la industria, tuvieron que dejar al barrio en total abandono”.

Víctor Manuel nos echó una buena regañada, porque dice que, en la reunión entre nosotros, muchos se portan muy bravitos y entrones; gritan y manotean, pero no van a los encuentros donde se discuten los problemas del barrio, no participan en los trabajos comunitarios y, cuando llegan a ir a alguna reunión con funcionarios, se ponen detrás de los demás, como para que no los vean, y no dicen ni pío. Luz del Mar, esa mujer tan serena y decidida que es reconocida tanto por nosotros como por los mismos funcionarios como portavoz del pueblo, nos invitó a reunirnos con otras organizaciones del municipio, para apoyarnos todos, ya que buscamos lo mismo: “un lugar decoroso para todos, y que se nos reconozca con los mismos derechos con que se trata a los privilegiados, pues somos iguales en dignidad”. Y añadió que el presidente municipal (que hace días fue reelegido en el cargo), un día que se entrevistaron con él se le acercó y, en secreto, le dijo: “aquí las cosas no van a cambiar; las obras son para colonias de gente que se las merece. Se ve que usted tiene cultura y una forma amplia de ver la vida. ¿Por qué no se va a vivir a otro lado, con todos los servicios?”.

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