BMW, violencia sobre violencia
Punto y seguido
Por: Ricardo Rivón Lazcano
Hace unos días, a invitación de Carlos Praxedis Ramírez, director de la Facultad de Ciencias Políticas y Sociales de nuestra Alma Mater, compartí con los profesores Augusto Peón Solís y Antonio Flores González una serie de reflexiones sobre los acontecimientos de Iguala, Guerrero: la tragedia de los jóvenes normalistas de Ayotzinapa.
Soy pesimista. También realista. Las movilizaciones de indignación y enojo —junto con las de oportunistas y despistados—, no modificarán la dinámica estructural del sistema político y social mexicano.
Más allá de acontecimientos dolorosos, terroríficos, más allá del dolor de sensibilidades consanguíneas y de afectos cercanos, la dinámica sistémica obedece a sus propios tiempos y procesos de autoajuste.
La violencia es agresividad, sí, pero agresividad alterada, principalmente, por la acción de factores socioculturales, políticos, económicos, que le quitan el carácter automático y la vuelven una conducta intencional y dañina.
En ese sentido, violencia es una conducta intencional que causa o puede causar un daño. Matar, por ejemplo.
Hace 10 años asesinaron a Marco Antonio Hernández Galván. Crimen impune hasta el día de hoy. “El crimen de la BMW negra”.
El 27 de noviembre de 2004, de madrugada, hubo un altercado a raíz de un problema de tránsito entre pasajeros de un Tsuru y los de la camioneta BMW. Afloró la agresividad.
Discusión. El conductor de la BMW disparó contra Marco Antonio. Calibre 9 milímetros, uso exclusivo del Ejército.
El testimonio del testigo principal, Miguel Gerardo Rivera Alcántar, señaló procesalmente (luego públicamente) al empresario Federico Ruiz Lomelí como quien jaló el gatillo. A Miguel Gerardo la 9 milímetros en la cabeza, nomás.
Ruiz Lomelí, de poderosa familia queretana. La asimetría del poder como clave de violencia.
La violencia es activa o pasiva: hay violencia por acción, pero también por inacción u omisión.
Puedo golpear a alguien porque quiero, porque la agresividad me desborda, y eso es violencia.
También puedo dejar intencionalmente de hacer algo que es necesario para preservar su integridad psíquica o física.
De poderosa familia queretana, ¿eso valió para la aparente protección de las autoridades?
Esa madrugada, Federico Ruiz Lomelí fue interceptado cerca del lugar del crimen, en una camioneta BMW. Los elementos policiacos recibieron la orden de ponerlo en libertad.
Las formas de violencia, las muchas violencias, se distinguen por el daño que causan: física, emocional, sexual y económica. Acción u omisión que causa o puede causar una lesión física o la muerte misma.
Las otras violencias. Una como correlato de la impunidad, otra como correlato de la impotencia.
Acostumbrados a mentirnos, enviamos a los abismos cualquier elemento de desequilibrio. El asesino y la familia, la autoridad y todos los hilos conectados con el ideal de procedimientos justicieros.
El tiempo deja cicatrices con dolor de temporada y sin cerrar del todo.
Historia alucinada. La decencia de la élite y su inocultable olor a podrido.
Las instituciones, las reglas del juego, fueron inventadas para que el hombre sea más culto, más honrado.
Tenemos que aceptar que el mundo no nos obedece. La realidad no obedece ni a los que dicen comandarla. Dementes peligrosos.
Es posible que de un huevo de gallina blanca nazca una gallina azul.
Es probable que de un huevo de gallina nazca una gallina.
Es improbable de un huevo de un ave de otra especie nazca una gallina.
Es imposible que de un huevo puesto por ella misma nazca una gallina.
Que de la trama de impunidad surja una correcta procuración y una correcta impartición de justicia suena posible pero improbable.
Que del peso de la decencia, culpa y responsabilidad social y espiritual surjan actos de contrición del poderoso, luego de diez años, suena imposible.
(Cfr. José Sanmartín Espluges y Jorge Wagensberg)
@rivonrl
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