Buzón del lector

El gobierno no atropelló al ciclista

El día de ayer trascendieron algunas notas en medios como El Diario de Querétaro y Presencia Universitaria que recuperaban declaraciones de una entrevista a el Diputado Enrique Correa Sada, Presidente de la Comisión de Movilidad; esto a unos días de lo que fue, una semana de terror para las personas usuarias de la bicicleta. Desafortunadamente, no pudimos consultar la entrevista íntegra pero consideramos que algunas de estas declaraciones repiten prejuicios e ideas sin sustento teórico. Las cuales aunque puedan parecernos “comunes”, resultan re-victimizantes y no respetan lo establecido y consensuado por organizaciones como la Organización Mundial de la Salud y la Coalición Movilidad Segura

Correa Sada plantea que al ciclista no lo atropelló el gobierno, lo atropelló un ciudadano en el uso de sus facultades de conducir un vehículo. Entonces el gran reto es una campaña de cultura vial, de concientización, como la que inició el gobierno del estado en el Fray Junípero”. Quizá al ciclista no lo atropelló directamente el gobierno con su auto, pero el gobierno promueve las condiciones infraestructurales y discursivas que conducen a la inseguridad vial.

El gobierno no atropelló al ciclista, pero construyó las condiciones para ello.

El gobierno diseña y construye el tipo de vialidades que promueven altas velocidades, muy por encima de las señaladas. Estas vialidades pensadas principalmente para la movilidad automovilística, además dan pie a cierto tipo de comportamientos y cultura vial que trata a los siniestros viales como “accidentes” y culpa exclusivamente a conductas “inusuales” individuales.

El diputado también planea que la movilidad es un reto en la ciudad  ya que:

“…el reto de la entidad es que ya está construida y aseveró que la estrategia no considera obligar a los municipios a construir infraestructura ciclista, pese a que reconoció que no se cuenta con la infraestructura adecuada. Por lo anterior, señaló que se requiere la implementación de campañas de cultura vial.”

Esta noción es desventajosa para la movilidad sostenible e incluso puede resultar irresponsable en temas de seguridad. Por un lado, esta postura cercena las posibilidades de impulsar el uso de la bicicleta, ya que se ha comprobado que una infraestructura segura y la percepción de un viaje seguro son factores determinantes para decidir pedalear. Más aún, se ha determinado inefectivo pintar una ciclovía o nombrar un carril prioritario para bicicletas sin construir infraestructura, especialmente en vialidades dónde no se refuerza ni se implementa el reglamento de tránsito. Por otro lado, el enfocar las políticas de seguridad vial en el comportamiento de los conductores de vehículos no protege a los usuarios más vulnerables. Al dejar al aire que el conductor maneje a la velocidad correcta, que no use el celular o que no maneje alcoholizado, el gobierno está dejando en manos individuales responsabilidades que son inherentemente sociales. Esta postura no favorece la movilidad sustentable o la seguridad vial porque no logra eliminar la conducción riesgosa a altas velocidades y no aborda las percepciones y comportamientos individuales que nos impide manejar a velocidades reducidas, exponiendo a todos los usuarios a lesiones graves y muertes productos del error y la negligencia humana.

El gobierno no atropelló al ciclista, pero no le garantizó su seguridad.

Cuando no visibilizamos que la cultura vial es un ecosistema complejo, es común que se realicen esfuerzos estériles que no se traducen en vialidades más seguras. Recordemos que “cultura vial” no es sinónimo de “educación vial”. La cultura vial es parte de un sistema compuesto de: diseño de infraestructura, mecanismos de control y seguimiento, expedición de licencias, regulación y su aplicación.

Confundir “cultura” con “educación” nos hace pensar (y destinar presupuesto) a campañas educativas cómo la que se mantiene activa en el Anillo Vial Fray Junipero Serra, que con su concepto general: “No aceleres tu funeral” busca exhortar a las personas conductoras a disminuir su velocidad. Si bien la campaña pudo reducir los “accidentes” viales, ésta estrategia es cara, cortoplacista y superficial, ya que no atiende el problema de raíz: el exceso de velocidad. Las campañas de comunicación de educación vial (mal llamadas campañas de cultura vial) se quedan en presupuesto erogado y letra muerta cuando no vienen acompañadas de otras acciones como infracciones, fotomultas, infraestructura, acciones para asegurar que no queden impunes los siniestros viales, entre otras.

El gobierno no atropelló al ciclista, pero permitió una cultura vial de la velocidad.

Reiteramos que aunque una ciudad esté “ya construída”, puede empezar a ser más segura si las autoridades de la Secretaría de Seguridad Pública aseguran el cumplimiento del reglamento de tránsito por medio de infracciones hacia quienes tienen el poder de ocasionar más daño. La mayoría de los siniestros viales son ocasionados por vehículos particulares que van a exceso de velocidad. Sin embargo, esta medida que no requiere erogar presupuesto extra, no se menciona. A la contra, sí menciona a ciclistas que no cumplen el reglamento de tránsito.

De manera preocupante los menciona después de hablar de los 4 siniestros viales, cayendo en revictimización y culpabilizando a las víctimas. Vale la pena aclarar que en estos cuatros casos se dio alguna de las siguientes condiciones: un conductor de un auto arrolló, mató y abandonó a un ciclista que circulaba por el acotamiento; una ambulancia tardó más de 40 minutos en atender a un ciclista que se accidentó y estuvo vivo hasta minutos antes de que ésta llegara; un adolescente rebasó por la derecha en el carril prioritario ciclista -arrollando a un ciclista- el conductor intentó darse a la fuga pero fue imposibilitado de huir de la escena por otro automovilista; en otro caso un ciclista fue arrollado por un conductor a exceso de velocidad que después se estrelló contra un poste. 

El gobierno no atropelló al ciclista, pero responsabilizó al usuario más vulnerable.

Sobre las mismas declaraciones en Presencia Universitaria se recupera: «recalcó que los recursos en tema de movilidad son escasos y esto debe de ser un tema de colaboración en conjunta». Reflexionemos, los recursos en tema de movilidad no es que sean escasos sino que más bien se ejercen de manera no equitativa. A lo que nos referimos con esto es que a pesar de que los desplazamientos activos y colectivos son mayoría (64% versus 36% en auto particular) se destina el 70.6% de la inversión para el auto particular. Esto no respeta el reparto modal y termina asignando mayor presupuesto per cápita a usuarios de autos particulares.

Más adelante reitera que “el objetivo de regular a los ciclistas es dejar en claro cuáles son sus límites y responsabilidades”, nos gustaría mucho que se estableciera el mismo objetivo a quienes tienen mayor capacidad de hacer daño: los conductores de vehículos particulares. Quienes, por ejemplo, al aumentar su velocidad aumentan también la posibilidad de matar a alguien en caso de colisión.

El gobierno no atropelló al ciclista, pero lo dejó sin recursos de prevención o atención.

Al final refiere a una de las propuestas de asociaciones que luchan contra la violencia vial y comenta “que ya existe uno en materia penal que obliga a las personas responsables a hacer la reparación del daño causado y agregó que por ello es importante que los automovilistas cuenten con un seguro de accidentes ante cualquier incidente.” Y aquí sólo quisiéramos preguntar ¿qué pasa cuando el “responsable del daño” se da a la fuga? Recordemos que en el 65% de los incidentes viales mortales de 2019 en México, los responsables se dieron a la fuga, de este 65% sólo un 5% de estos fue alcanzado y detenido. Esto provoca que, ya sea en caso de lesión o muerte, la víctima o los familiares de la víctima se queden sin la posibilidad de acceder a la reparación de daños.

El gobierno no atropelló al ciclista, pero permitió que un hecho de tránsito se convirtiera en un siniestro vial.

Responsables de la publicación

María del Mar Covarrubias Castro

Psicóloga Comunitaria y Activista por la Movilidad Segura

Claudio Sarmiento Casas

Urbanista y Especialista en Movilidad Urbana

María del Mar Covarrubias Castro

Psicóloga Comunitaria y Activista por la Movilidad Segura

Claudio Sarmiento Casas

Urbanista y Especialista en Movilidad Urbana

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