Cobertura y agenda mediática, una reflexión sobre el “debate público” en Querétaro.
Por: Gabriel A. Corral Velázquez
Como un ejercicio de rutina diaria tengo la costumbre de revisar día a día las noticias principales de la prensa local. Este ejercicio, que realizo desde hace diez años, ha tenido como resultado un par de tesis en las que he abordado de manera sistemática las noticas, su producción y su publicación con el consecuente “impacto” en la construcción del “debate público”. Hoy, a diez años de que realizo este ejercicio, veo conveniente hacer un alto en el camino y hacer retrospectiva con la pregunta: ¿qué ha cambiado en la agenda y cobertura mediática en estos años? Para un investigador-académico nada podría resultar más satisfactorio que encontrar cambios importantes sobre los cuales destacar avances y notorias diferencias entre lo que se investigó y lo que se puede encontrar ahora. Sin embargo, mi reporte encuentra que los medios de comunicación en Querétaro, si bien han crecido en número, en las prácticas y la cobertura noticiosa continúan reproduciendo las mismas de las que di cuenta hace diez años.
Esta afirmación podría ser cuestionada si tomamos en cuenta que Querétaro ha pasado por dos alternancias electorales, la población ha crecido en número y en diversidad, al mismo tiempo que, con base en los índices, se puede afirmar que el potencial económico de la entidad es notable. ¿Qué es lo que hace falta para que los medios en Querétaro rompan con sus prácticas anquilosadas y pluralicen sus espacios para contribuir a que la población ejerza su ciudadanía y demuestre en el debate la pluralidad de sus perspectivas políticas?
La pregunta me surge ahora a propósito de la “cobertura” que han hecho los medios locales al tema de las fuertes lluvias e inundaciones que ha padecido la ciudad en los últimos días. Es notable como los medios mantienen, pese a los cambios sociales-políticos que han tenido lugar en nuestra entidad, esa colusión de intereses con los poderes político y económico. Escriben en sus páginas medias realidades o verdades a medias que en nada benefician a la construcción de un debate plural que permita conocer las diferentes aristas de los problemas o de los temas de agenda social.
Me refiero en concreto al tema de las lluvias porque para quienes vivimos o nacimos en Querétaro este tema, en particular, no es nuevo. Querétaro padece inundaciones –encharcamientos, les llaman elegantemente ahora- desde hace muchísimos años. Para hacer un recuento aquí de las “lluvias atípicas” y sus consecuencias, nos faltarían páginas. Y tan cotidiano como las inundaciones son las diversas fórmulas retóricas que utilizan políticos y medios para enmascarar el hecho y sus intereses. Lo lamentable de ello es que se mantenga y trate de ver a los lectores como acríticos e incapaces de darse cuenta de ello. Me apena leer que, lejos de construirse espacios críticos que señalen como prioritario el tema de los drenes pluviales y su falta de planeación y mantenimiento, que se cuestione a la autoridad y se dé voz a los ciudadanos que han padecido por años este problema, las notas principales sean que se “atenderá” o la presencia de los personajes políticos en las zonas afectadas, haciendo parecer más el hecho como un acto de campaña electoral que como una verdadera cobertura de la noticia, ya que en el contenido de la misma y en las fotografías que la acompañan en ningún momento se cuestiona o se hace el señalamiento crítico de lo que se está dando cuenta. Es más la reproducción de un boletín replicado en casi todos los medios de comunicación.
¿Qué esperanza puede haber de una prensa crítica-democrática en Querétaro si en diez años parece inmóvil? A pesar de todo, la mantengo. Considero que en pequeños esfuerzos, de a poco, noto que los ciudadanos empezaremos a exigir cambios en la forma en cómo se está informando el acontecer cotidiano. Tímidamente, las redes sociales virtuales están abriendo espacios y permiten la presencia de voces disidentes en el debate público. La limitante que observo es que el acceso sigue siendo restringido y esto no permite la plena difusión de lo que ahí se discute o se presenta.
Estoy convencido de que la vida democrática llegará a los medios en algún momento. Los políticos y quienes los asesoran, así como los periodistas y dueños de los medios, deben darse cuenta de que en nada les beneficia el descrédito y la falta de credibilidad. Las dinámicas sociales están permitiendo que el disenso tenga espacios y se cuestione el actuar de los poderes.
Nos queda la tarea, como ejercicio ciudadano, de exigir a los medios abrir los espacios a todas las voces, que rompan la inercia que los ha anquilosado y los hunde en el descrédito. Los medios son necesarios en las sociedades contemporáneas, pero no en las condiciones en las que se mantienen en Querétaro. Si queremos avanzar como sociedad democrática “los medios no deben quedarse a medias”, deben ser portavoces, pero no de los actores políticos sino del verdadero interés público.
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