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Día del Vocho, toda una pieza cultural en México

El 22 de junio es dedicado a uno de los íconos de la cultura popular mexicana, el Vocho. Sí, el famoso Volkswagen que durante treinta y seis años se fabricó en México y se convirtió, no sólo en parte del paisaje urbano, sino en un compañero confiable que se ganó el afecto y simpatía de los mexicanos.

Originalmente pensado como un vehículo familiar accesible para el pueblo en su natal Alemania, el vocho fue incorporado en los años sesenta a la cultura nacional. Destinado a ser popular por su bajo costo y su probada resistencia, el vocho se mexicanizó hasta convertirse en un producto altamente valorado en el mercado local. Fabricado en Puebla, tuvo tanto éxito que al momento de ser descontinuado había vendido en nuestro país la friolera de 1 millón 691 mil 542 unidades.

El Vocho fue un todoterreno, pero también un multiusos. Lo mismo servía de taxi que de primer auto en la vida de los clasemedieros. Símbolo de resiliencia ante los rigores de lo urbano el Vocho representaba lo práctico, lo económico y la democratización plena de la movilidad. Carente de glamur, sin pretensiones de velocidad, exento de confort, el vocho suplía sus carencias con su confiabilidad, “un Vocho nunca te deja tirado” era una verdad popular que se acuño en las calles y en horas de manejo.

Rifado como el que más, el vocho forjó su propia leyenda. Décadas de presencia en la vida cotidiana de mexicanos y mexicanas lo convirtió en una máquina entrañable, ligada indefectiblemente a vivencias juveniles, afanes citadinos y viñetas de viaje en carretera. Es cierto que no daba estatus, ni era apto para presumir en modo alguno, pero “el Vochito me lleva a todos lados” decían agradecidos muchos Vocho-propietarios.

Hoy el Vocho es una joya víntage, una fuente de nostalgia que nos remite al siglo XX en sus mejores versiones. Nos permite ubicarnos temporalmente en etapas de la vida y periodos históricos formando parte de nuestros más afinados relatos. Convertido en un clásico, hoy es altamente valorado por coleccionistas y añorantes que pretenden mantener viva la experiencia de manejar un Vocho, a pesar de que su fabricante los descontinuó hace más de veinte años.

Los automóviles como referentes de identidad funcionan más allá de su vigencia en el mercado. El Mustang sigue siendo un símbolo de la cultura estadounidense, el Alfa Romeo de Milán, el Cadillac de Detroit, el Renault de Francia, el Fiat Cinquecento de Italia. Trascienden su valor de uso para convertirse en símbolo de identidad y en piezas culturales que no sólo hablan de la industria automotriz, también de la cultura que les dio origen y les otorgó un significado. Merecido Día del Vocho, nuestro auto alemán absolutamente mexicano.

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