El fracaso del «¿quién es quién en las mentiras?

Uno de los fracasos en materia de comunicación del presidente Andrés Manuel López Obrador es su sección de los miércoles ¿Quién es quién en las mentiras de la semana? en su programa matutino, perdón, en su conferencia de prensa diaria denominada popularmente como La Mañanera.
Si bien, esta diaria rueda de prensa es fallida como ejercicio periodístico de cuestionamiento al poder, tanto por la inicial proliferación de personajes que se hacen llamar periodistas y que cuando sí los hay, el presidente opta por la pontificación, como ejercicio propagandístico le ha funcionado porque López Obrador puede hablar directamente a sus seguidores sin necesidad de la mediación de los, valga la redundancia, medios.
Sin embargo, ante la hiperconectividad en que vivimos en que la información ya no fluye exclusivamente a través de los medios de comunicación sino por diversidad de canales, se vuelve campo fértil para la proliferación de información deliberadamente falsa y que es creada para sembrar confusión en la audiencia.
Las (mal llamadas) fake news no son un fenómeno nuevo, pero en la era digital y su inmediatez, se han convertido en un problema para la salud de la esfera pública y, por ende, de la democracia, por lo que diversas actores políticos y empresariales, como las empresas dueñas de las redes sociales buscan como combatirlas.
Y es aquí donde el presidente López Obrador quiere aprovechar la ola para sumarse y crear su espacio para desmentir fake news, pero en el fondo lo que ha intentado crear es un nuevo espacio con denominación de origen para desacreditar a sus críticos y seguir el enfrentamiento, ahora con un aura de legitimidad en un fallido ejercicio de fact checking (verificación de datos).
Previamente ya hubo un intento de crear un espacio de verificación de datos por parte de la agencia estatal informativa Notimex, la cual actualmente vive una huelga que parece no tener fin, pero ese es otro tema.
El nuevo intento fallido debutó el 30 de junio de este año bajo la conducción de Ana Elizabeth García Vilchis y levantó expectativas, pero rápidamente fracasó porque el ¿Quién es quién en las mentiras? no puede considerarse un legítimo ejercicio de verificación porque carece de los CINCO principios básicos que debe tener cualquier proyecto de verificación de datos.
De acuerdo con la Red Internacional de Datos de Poynter, cualquier espacio de verificación debe de cumplir con los siguientes compromisos de transparencia:
- Con el no partidismo y la justicia,
- De las fuentes,
- Con financiación y organización,
- Con la metodología
- Con correcciones abiertas y honestas.
Si partimos que el «¿Quién es quién…?» esta creado y financiado desde el poder ejecutivo para desacreditar a sus críticos, con lo cual ya deja de ser no partidista, y que hay poca claridad en la metodología, es claro que hasta ahora el proyecto representa uno de los fracasos comunicacionales de AMLO, el cual tendrá que replantearlo o dejarlo que caiga en la intrascendencia.