Perspectiva 2022

¿Cambiar para qué?

Todo está en constante movimiento, todo fluye, nada permanece idéntico a sí mismo, todo es y no es al mismo tiempo; lo frío al mismo tiempo se está calentando; lo caliente al mismo tiempo se está enfriando; quien está dormido al mismo tiempo avanza hacia la vigilia; el que está vivo al mismo tiempo está muriendo; así, pues, todo está en constante fluir, en constante devenir. De este modo pensaba el filósofo de Éfeso.

Por otro lado, el de Elea planteaba todo lo contrario: nada se mueve, nada cambia, todo permanece idéntico a sí mismo; nada nace, nada muere, porque todo lo que es y existe ha sido siempre en el ser, pues el no-ser no es ni existe y de lo que no es, nada puede venir, así que todo lo que es, nunca fue y jamás será.

Los pensadores dicen que la derecha es conservadora, detesta el cambio, lucha tenazmente utilizando todos los medios, todos los recursos y todas las alternativas a su alcance (incluyendo la desaparición forzada, el encarcelamiento y el asesinato), para evitar que las sociedades cambien, para que los pequeños grupos de “emprendedores”, de patrones, de empresarios, de hacendados, de terratenientes, de potentados, permanezcan siempre millonarios, sin pagar impuestos, explotando a los obreros, campesinos, empleados, y evitando a toda costa que los trabajadores mejoren sus condiciones de trabajo.

Dicen que si por la derecha fuera, la esclavitud seguiría existiendo. No olvidemos que en tiempos del criminal Porfirio Diaz la esclavitud era una realidad lacerante, tanto así que los constituyentes de 1917 hicieron énfasis profundo en que en México estaba prohibida la esclavitud. A los “emprendedores” de derecha, que nunca generan un solo empleo, ya que todos y cada uno de los empleos los genera el gobierno si de burocracia se trata, o los consumidores si de algún negocio se habla, les molesta cualquier pelagatos “comunista” que intente mejorar las condiciones de vida de los jodidos, pues para estos “aristócratas” de quinta, los pobres son pobres por “güevones, borrachos y pendejos”.

Hoy que el actual gobierno federal está luchando a brazo partido para erradicar el robo y la corrupción de las instituciones federales que antes dominaban los panistas, los “intelectuales”, chayoteros y hasta “científicos” que antes se solazaban robando a manos llenas del erario federal están que se los lleva la tristeza, pues sus entradas de dinero no son las mismas que antes.

Se conoce que muchos funcionarios de alto nivel de algunas universidades públicas le entraron con ganas a robar millones colaborando con Rosario Robles en la “Estafa Maestra”; se sabe que algunos directivos e “investigadores” del CONACyT también robaban sabroso y hoy ya los están persiguiendo.

Hoy en muchas de las universidades públicas del país se empiezan a escuchar voces críticas que comentan, ¿cuántos PTC cobran 40 horas a la semana sin dar una sola clase? ¿O cuántos sólo dan 10 o 15 horas por semana? ¿Cuántos millones de pesos se despilfarran a diario en estos profesores? Por otro lado, los que se dicen investigadores, que por cierto ganan uno o dos sueldos más por investigar nada y escribir artículos que sólo ellos y sus comunidades conocen, pero que no tienen utilidad pública alguna, que no han resuelto un solo problema que ayude a nuestra sociedad y que su rentabilidad social es nula.

Son miles de millones los que se gastan en estos investigadores mientras que es muy probable que el 99% de la tecnología que se aplica en México venga del extranjero. Ante la actual pandemia que lleva ya casi dos años, ¿en dónde están las medicinas contra el covid-19? ¿En dónde las vacunas? También a las universidades públicas les urge un cambio para bien.

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