Médicos sociales

Me entusiasmó un ensayo conmemorativo del 200 aniversario del nacimiento de F. Dostoievski. Apareció en el número de noviembre 2021 de la revista Letraslibres. El autor es Gary Saul Morson, de la Northwestern University. Leo con cautela lo que me conmueve porque normalmente la razón se ablanda. Aquí algunos párrafos editados y entretejidos a capricho:
-Todas las ideologías utópicas, todas las utopías, presuponen que la naturaleza humana es fundamentalmente buena y simple: el mal y la complejidad malsana son el resultado de un orden social corrupto.
-Para muchos intelectuales pro-utópicos, acabar con las carencias, sobre todo materiales (ricos vs. pobres) es acabar con la delincuencia. Soslayan que a la gente no solo le interesa el pan. La visión optimista que tienen de la naturaleza humana los defensores de las utopías utilitaristas, la felicidad de las mayorías, el liberalismo y el socialismo es absurda.
-Dostoievski rechazó (segunda mitad del siglo XIX) todas estas ideas, las consideraba un claro y obvio sinsentido: “el mal reside más profundamente en los seres humanos de lo que suponen nuestros médicos sociales; ninguna estructura social eliminará el mal; el alma humana seguirá siendo como siempre ha sido y, finalmente, las leyes del alma humana son todavía tan poco conocidas, resultan tan recónditas y misteriosas para la ciencia, que no hay ni puede haber ni médicos ni jueces finales, excepto el propio Dios”.
-Los seres humanos reales no tienen nada que ver con lo que promueven las filosofías buenistas, moralinas, voluntaristas.
-Los personajes de Dostoievski son asombrosamente complejos. Su comportamiento muestra experiencias que están fuera del alcance de las teorías “científicas” (ciencias sociales, humanidades, neurociencias, p. ej.). Hay personajes que, lejos de maximizar su propio beneficio, a veces se convierten deliberadamente en víctimas para, por ejemplo, sentirse moralmente superiores.
-La gente se daña a sí misma por muchas razones. Se meten el dedo en las heridas y obtienen un curioso placer al hacerlo. Se humillan deliberadamente. Tienen impulsos surgidos de resentimientos reprimidos durante años, que les hacen provocar escenas escandalosas o cometer crímenes horribles.
-A Freud le gustaba la exploración de Dostoievski sobre la dinámica de la culpa. Pero ni Freud comprendió que Dostoievski pretendía que sus descripciones de la complejidad humana transmitieran lecciones políticas. Si la gente es tan sorprendente, tan “indefinida y misteriosa”, entonces los ingenieros sociales están destinados a causar más mal que bien.
-El comportamiento de los objetos materiales se explica plenamente mediante leyes naturales, y para los materialistas, el ser humano, las personas, son cosas materiales que también viven atados a leyes materiales.
-Pero las personas no son objetos materiales, y harán cualquier cosa, por muy autodestructiva que sea, para demostrar que no lo son.
-El narrador de la novela “Memorias del subsuelo”, de 1864, insiste en que la aspiración de las ciencias sociales de descubrir las leyes de hierro del comportamiento humano amenaza con reducir a las personas a “teclas de piano o pedales de un órgano”. Si esas leyes existen, si “algún día descubren realmente una fórmula para todos nuestros deseos y caprichos”, entonces cada persona se dará cuenta de que “todo se hace según las leyes de la naturaleza”. En cuanto se descubran esas leyes, las personas dejarán de ser responsables de sus actos. Y la libertad se habrá perdido para siempre. -La utopía es un vasto palacio de cristal en el que el ser humano, más temprano que tarde, comenzará a idear formas de “destrucción y caos”, cometerá acciones perversas y, si tiene la oportunidad, retrocederá a un mundo de sufrimiento.