Punto y Seguido

Revisita al Diccionario del Diablo

Siempre he creído que junto con los lectores obligados de Tribuna, hay una gran cantidad de jóvenes que norman criterio en sus páginas. Muchos de los textos de este espacio son más bien pinceladas de autores que a mi parecer, y a veces transformando su sentido original, pueden ser adaptados sin esfuerzo a nuestros tiempos.

Vuelvo, en tal sentido, al Diccionario del diablo de Ambrose Bierce, advirtiendo que la lectura completa del Diccionario ofrece gran plasticidad a la mente y la mirada.

  • Ganso, s. Ave que suministra plumas para escribir que, gracias a un proceso oculto de la naturaleza, están impregnadas, en distinta medida, de la energía intelectual y el carácter del ganso, de suerte que al ser entintadas y deslizadas mecánicamente sobre un papel por una persona llamada “autor”, resulta una transcripción bastante exacta de los pensamientos y sentimientos del ave. Las diferencias entre un ganso y otro, tal como se manifiestan a través de este ingenioso método, son considerables. Muchos gansos sólo poseen facultades triviales e insignificantes, pero otros son, en realidad, grandes gansos.
  • Administración, s. En política, ingeniosa abstracción destinada a recibir las bofetadas o puntapiés que merecen el primer ministro o el presidente. Hombre de paja a prueba de huevos podridos y rechiflas.
  • Historia, s. Relato casi siempre falso de hechos casi siempre nimios producidos por gobernantes casi siempre pillos o por militares casi siempre necios.
  • Historiador, s. Chismoso de trocha ancha.
  • Economía, s. Compra del barril de whisky que no se necesita por el precio de la vaca que no se tiene.
  • Quórum, s. En un cuerpo deliberativo, número de miembros suficiente para hacer su voluntad. En el Senado norteamericano, se forma quórum con el presidente de la Comisión de Finanzas y un mensajero de la Casa Blanca; en la Cámara de Representantes, bastan el presidente del cuerpo y el demonio.
  • Cristiano, s. El que cree que el Nuevo Testamento es un libro de inspiración divina que responde admirablemente a las necesidades espirituales de su vecino. El que sigue las enseñanzas de Cristo en la medida que no resulten incompatibles con una vida de pecado.
  • Debilidad, s. Facultad innata de la mujer tiránica que le permite dominar al macho de la especie, sujetándolo a su voluntad y paralizando sus energías rebeldes.
  • Patriotismo, s. Basura combustible dispuesta a arder para iluminar el nombre de cualquier ambicioso. En el famoso diccionario del doctor Johnson, el patriotismo se define como el último recurso de un pillo. Con el respeto debido a un lexicógrafo ilustre, aunque inferior, sostengo que es el primero.
  • Plebiscito, s. Votación popular para establecer la voluntad del amo.
  • Presidente, s. Cerdo engrasado en los juegos al aire libre de la política norteamericana.
  • Pobreza, s. Lima para que claven los dientes las ratas de la reforma. El número de planes para abolirla iguala al de reformadores que la padecen más el de filósofos que la ignoran. Sus víctimas se distinguen por la posesión de todas las virtudes, y por su fe en líderes que quieren conducirlas a una prosperidad donde creen que esas virtudes son desconocidas.
  • Policía, s. Fuerza armada destinada a asegurar la protección al expolio.
  • Posteridad, s. Tribunal de apelaciones que anula el juicio de los contemporáneos de un autor popular, a iniciativa del más oscuro de sus competidores.
  • Erudición, s. Polvillo que cae de un libro a un cráneo vacío.
  • Fanático, adj. Dícese del que obstinada y ardorosamente sostiene una opinión que no es la nuestra.
  • Felicidad, s. Sensación agradable que nace de contemplar la miseria ajena.

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