La revolución mexicana

En 1867, Porfirio Díaz proclamó el Plan de Tuxtepec con el lema “Sufragio efectivo, no reelección” que lo llevó a la presidencia de la República, y se mantuvo durante 31 años, interrumpido por una breve presidencia de Manuel González, compadre de Díaz entre 1880 y 1884 y quien mantuvo la misma política de Porfirio.
Para mantenerse en el poder Porfirio Díaz modificó la Constitución el 21 de octubre de 1887, que le permitía reelegirse.
En los primeros años de su gobierno, aplicó las doce riendas, entre ellas represión o pacificación, política de conciliación con la iglesia, control de la prensa.
Su lema de gobierno fue “Orden y progreso” y expresaba: en política no tengo amores ni odios.
En 1883, promulgó la Ley sobre Ocupación y Enajenación de Terrenos Baldíos, que concedía el derecho de adquirir terrenos baldíos sin límite de superficie. Con esta ley, los terratenientes hicieron grandes fortunas, hubo haciendas de diez mil hectáreas y hasta de cien mil.
El país tenía diez millones de habitantes y 830 grandes hacendados. Los indígenas y campesinos perdieron sus tierras y se ocuparon como peones en las haciendas. Allí había trabajo, pero mal pagado, tenían poca libertad y se veían obligados a gastar el poco dinero que ganaban en las tiendas de raya, que eran de los propios patrones que vendían todo más caro. Al endeudarse en estas tiendas, los peones tenían que seguir trabajando para el mismo patrón.
Esta política provocó que se formaran los Clubes Liberales; en 1899 se fundó el primero en San Luis Potosí por Camilo Arriaga, el Ponciano Arriaga, con Antonio Díaz Soto y Gama, Humberto Macías Valdés y José María Facha, entre otros destacados liberales. Sus ideas se expandieron y fueron ejemplo para todo el país. En 1900, Camilo Arriaga publicó un manifiesto anticlerical para la formación del Partido Liberal Mexicano; en 1901 se realizó el Primer Congreso Liberal Mexicano en el Teatro de la Paz. Al término hubo represión militar donde algunos líderes fueron detenidos (Camilo Arriaga, Librado Rivera, Juan Sarabia). Otros más, como los hermanos Flores Magón, continuaron con las causas liberales (libertad de prensa, libertad en elecciones, no intervención clerical).
En 1909 se funda el Partido Nacional Antirreeleccionista por Francisco I. Madero, con la firme intención de ser candidato a la Presidencia de la República. En 1910 hubo oposición a la candidatura “oficial” de Díaz y presintiendo que podría perder, Madero es detenido el 6 de junio por insultar al presidente al llamarlo tirano y por conato de rebelión y es encarcelado en San Luis Potosí.
El 10 de junio de 1910 se llevan a cabo las elecciones para elegir presidente de la República: Porfirio Díaz obtiene el 98.96 por ciento de votos y Madero el 1.04 por ciento.
Y queda de manifiesto, lo que Porfirio Díaz decía: quien organiza las elecciones, por lo general siempre gana.
Francisco I. Madero, disfrazado de mecánico, escapa de San Luis Potosí y llega a Laredo, Texas, donde hace declaraciones a la prensa norteamericana. De ahí seguirá a San Antonio, Texas, a organizar la rebelión.
El 5 de octubre de 1910 publica el Plan de San Luis, donde declaraba ilegal el triunfo de Porfirio Díaz e invitaba a la población en México a sostener el ideal de “sufragio efectivo, no reelección”, mediante el levantamiento armado para el 20 de noviembre de 1910.
El 15 de octubre de 1911 se llevan a cabo elecciones presidenciales y Francisco Madero es electo, cargo que ejerció por un año tres meses al ser asesinado el 22 de febrero de 1913.
Y los nostálgicos creen que la Revolución está en deuda con los campesinos que se ven obligados a migrar a Estados Unidos en busca de empleo.
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