Pintores, clérigos, medicina y doctores

De una u otra forma todos los seres humanos acudimos al doctor y de inmediato es necesaria una serie de exámenes clínicos.
Hoy en día existen aparatos que permiten practicar cirugías mínimamente invasivas.
El dispositivo por excelencia en este tipo de intervenciones es el laparoscopio, que permite al cirujano visualizar las cavidades gracias a una pequeña cámara con luz incorporada, que se introduce en el cuerpo del paciente.
La historia de la medicina es fascinante. En la Edad Media los pintores y escultores hicieron un aporte muy importante para la medicina, cuando no existían rayos, ultrasonido, tomografías, etcétera. Ellos miraban la realidad y con sus pinceles y cinceles plasmaron en sus obras muchas enfermedades.
En las obras de muchos pintores y escultores es posible diagnosticar, a través de la inspección por el médico verdadero, la patología que padecían sus modelos, así como su sufrimiento y su evolución
Entre la variedad de artistas de esa época se puede citar a Leonardo Da Vinci, el inventor de los cortes anatómicos y de la representación de la figura humana en diferentes planos. La raíz de sus trabajos anatómicos se sitúa en sus intereses artísticos por la exploración del cuerpo humano y su funcionamiento; tenía como objetivo perfeccionar la representación de la figura humana.
Al principio Leonardo no tenía acceso a cadáveres para estudiarlos, así que sus primeras investigaciones se basan en la observación de la superficie del cuerpo, el estudio de esqueletos, la disección de animales y los trabajos de científicos antiguos como el anatomista Galeno.
En el ámbito eclesiástico y monástico hubo quienes ejercían la medicina como Jean de Fécamp, doctor en el monasterio de Saint-Bénigne; Constantino el Africano, monje de Luxeuil-les-Bains y en Montecasino, traductor de las grandes obras médicas árabes.
El Concilio de Reims en el año 1131 y el de Letrán en 1139 prohibieron que los religiosos, monjes y canónigos, estudiaran medicina.
En el terreno laico, destaca Andrés Vesalio, quien nació en Bruselas en 1514. Fue miembro de una familia de médicos que atendían a la corte, donde su bisabuelo, su abuelo y su padre sirvieron a duques o a archiduques, a través de sus servicios médicos o farmacéuticos. Esta influencia fue la que le ayudó a conseguir el apoyo para utilizar cadáveres, hacer disecciones y describir las estructuras del cuerpo humano.
Vesalio se dio cuenta de las carencias que tenía la medicina tradicional, sobre todo la anatomía que se basaba en el conocimiento que Galeno había descrito y que todos los médicos de la época profesaban, profundizó en los estudios de Galeno y encontró que las descripciones anatómicas no concordaban. Entonces puso en práctica una de sus ideas más arraigadas, la cual consistió en que la anatomía tendría que aprenderse a través de la disección.
Una vez que le fue permitido, a pesar de las restricciones de la época, utilizar el cadáver de un prisionero para realizar disecciones minuciosas, describió con detalle cada forma, color, tamaño, longitud, grosor, ubicación y posición de dichas estructuras.
Estos descubrimientos aportaron al conocimiento de la medicina, pues ya no se basaba en suposiciones o en experiencias, sino en conocimiento real y preciso de las estructuras, lo que facilitó la aplicación de cada una de las técnicas médicas o quirúrgicas y permitió que las curaciones fueran más específicas y directas a la estructura anatómica afectada por la enfermedad.
Su obra De humani corporis fabrica libri septem [De la estructura del cuerpo humano en siete libros] es una obra de texto, con profusión de imágenes, sobre anatomía humana.
Y los nostálgicos saludan con afecto y respeto a los médicos, hoy en su día 23 de octubre; fecha instituida en 1937, como homenaje al Dr. Valentín Gómez Farías quien en 1833 inauguró el Establecimiento de Ciencias Médicas en la Ciudad, antecedente de la Facultad de Medicina de la UNAM.