Sucesos en la Distrito Federal a mediados del siglo pasado

Se dice que la época que cada uno vivió es la mejor, pero también es bueno compartir con los contemporáneos o quienes desconocen esa parte del pasado.
Según el censo de 1950 la población en el Distrito Federal era de dos millones 952 mil 199 habitantes y en la república de 25 millones 800 mil. El salario mínimo era de $4.50
La educación primaria oficial tenía dos turnos, el matutino para mujeres y el vespertino para hombres.
Los paseos dominicales de la mayoría de la personas era Chapultepec, la Villa, Xochimilco, el Desierto de los leones y el parque nacional Los Remedios en Naucalpan, Edo, de México; el transporte público eran camiones de primera y de segunda y tranvías amarillos que varias de sus rutas llegaban al Zócalo.
La actividad comercial se desarrollaba en el hoy llamado Centro histórico donde estaban –están- los grandes almacenes departamentales, en el mercado de Jamaica, el de La Merced que eran puestos de madera y se construyó uno moderno, inaugurado el 23 de septiembre de 1957.
La Jefatura de Gobierno estaba a cargo de Fernando Casas Alemán, quien fue nombrado por Miguel Alemán, al llegar a la Presidencia Adolfo Ruiz Cortines, en 1952 nombra a Ernesto P. Uruchurtu, quien estuvo al frente de la Jefatura de Gobierno hasta 1966, quien gobernó con mano dura, una de sus disposiciones fue el horario hasta la una de la mañana aplicado a los llamados cabarets de segunda y para los cabarets de primera el horario era hasta las cuatro de la mañana. Los días de funcionamiento en ambos lugares era de lunes a sábado.
Entre los cabarets de segunda estaba El Bombay en la calle de Santa María la Redonda, en la calle de Guerrero El Atzimba, El Olímpico, en la colonia Obrera El Barba azul, El Burro, El Quinto patio, etc. estos debían cerrar a la una de la mañana y en caso contrario eran clausurados y con riesgo de perder la licencia.
En cambio los cabarets de primera podían cerrar hasta las cuatro de la mañana y algunos continuaban en servicio cerrando las puertas, entre ellos estaba el Waikiki en la primera cuadra del Paseo de la Reforma, La Fuente en el 890 de Insurgentes Sur, en piso 15 de Hotel Bámer en avenida Juárez estaba el cabaret Bamerette.
Pero no todo era diversión, en el Distrito Federal hubo sucesos que marcaron la vida de muchas personas, entre ellos el asalto y desalojo de estudiantes del internado del IPN en el Casco de Santo Tomás el 23 de septiembre de 1956, por el ejército, la policía y agentes de la Dirección Federal de Seguridad.
El antecedente era la lucha de los estudiantes por una Ley Orgánica que diera certeza jurídica el IPN, quienes estaban en huelga desde el 11 de abril de ese año -1956-.
Detuvieron a Mariano Molina dirigente de la Federación Nacional de Estudiantes Técnicos (FNET) y a integrantes del Comité Central de Huelga. El 27 de septiembre, veinte judiciales detuvieron a otro de los líderes, Nicandro Mendoza, quienes fueron acusados por el delito de disolución social y enviados a Lecumberri. El internado fue clausurado y el ejército desplegado en todo el Casco de Santo Tomas hasta 1958, cuando asume la presidencia Adolfo López Mateos.
El 12 de abril de 1958 los maestros de primaria marcharon por un mejor sueldo y llegaron Zócalo. La respuesta de las autoridades no se hizo esperar, hubo varios muertos y decenas de heridos. Lejos de resolver el movimiento, la política de intolerancia gubernista le dio un nuevo sesgo, oídos sordos y apoyo a la dirigencia sindical.
El 19 de abril el MRM organizó una marcha del monumento a la revolución hasta la Plaza de la Constitución, exigiendo, además de su aumento salarial, castigo a las autoridades culpables. Ese mismo día, los maestros de la sección novena suspendieron labores y los dirigentes del Movimiento Revolucionario del Magisterio (MRM) desconocieron a sus líderes sindicales y entregaron el pliego petitorio a la SEP que ignoró el conflicto.
El 7 de septiembre, cuando integrantes del MRM se proponían realizar una manifestación para exigir el reconocimiento de la nueva dirigencia sindical fueron reprimidos de forma violenta y su líder Othón Salazar detenido.
Y los nostálgicos al recodar estos hechos lo que les viene a la mente es: cuando más cerca está el final, más se acuerda uno del principio.