¿Cómo es el panorama del ciudadano responsable?
(El Voto razonado, la anulación y el abstencionismo)
Por: José Armando Noguerón Ríos.
Las elecciones son tiempos muy complicados; para unos significa mucho trabajo y movimiento mientras que para otros pueden resultar tiempos molestos que no dejan un buen sabor de boca. Sin embargo, el concepto de ciudadanía responsable está ahí. Nunca se ha movido. Este concepto nos marca que la emisión de un sufragio es un derecho y una obligación. Las dos cosas al mismo tiempo.
Hay quienes cumplen cabalmente con esa obligación y que están al pendiente de las propuestas de los candidatos y partidos. Las boletas electorales de estas personas están marcadas de manera muy diversa. Vamos a poner a continuación un ejemplo hipotético.
Gloria González Gómez, una ciudadana de 32 años ha hecho su tarea y se ha informado acerca de las propuestas, biografía y trayectoria de cada candidato; tanto de su estado, como de su municipio y los distritos federal y local en los que vive. Gloria sabe perfectamente qué han hecho y qué no han hecho los diputados que la representan. Sabe que su diputado federal lanzó un proyecto que se convirtió en una ley que hoy resuelve muchas cosas en la federación, sin embargo también conoce a su diputado local y ha llegado a sus oídos la versión de que fue el que más faltó a las sesiones del congreso y que, además de que no propuso algo, está envuelto en un escándalo de facturas no comprobadas y de bacanales incontrolables.
Por otro lado, Gloria también sabe que el presidente de su municipio, a pesar de no haber contado con su voto en los comicios pasados, se ha desempeñado de manera honesta y hoy los servicios municipales son mejores que hace 3 años; todo ello a pesar de la existencia de uno que otro regidor de su partido que no ha sido precisamente un ejemplo de diligencia en las reuniones de cabildo.
Gloria no ha dedicado su vida a eso, pero atisbando los medios de vez en cuando y con dos o tres charlas de café ha podido formular juicios en torno a quienes dirigen políticamente el lugar en el que vive. De esta misma manera, sabe que aquel diputado local ahora quiere ser federal, que el federal senador y que el presidente municipal aspira a gobernador. También conoce a otros candidatos al Senado de la República; uno porque es pariente de una amiga suya y en un par de fiestas ha sido el invitado de honor, y otro porque ostenta su misma profesión, es egresado de su misma preparatoria y es así como ha conseguido seguirle la pista.
Gloria está preocupada por la futura educación de su hija que tiene apenas 2 años, y como madre soltera sabe que hay un candidato a ocupar un cargo de diputación plurinominal bajo la cobija de cierto partido, que es especialmente sensible a apoyar casos como el suyo, en el que las condiciones de las guarderías y oportunidades laborales son esenciales.
Por todo esto y a lo mejor más, Gloria va a llenar su boleta con determinados candidatos y partidos; sabe que la designación de cargos públicos no estará echada a su capricho, pero por lo menos es la manera de expresar lo que desea y le conviene.
En el otro lado de la misma ciudad vive José Juan Jiménez Jass. José Juan cursa el último año de la carrera de administración la cual lleva más o menos. José Juan no conoce ni siquiera el nombre de su presidente municipal y mucho menos el de los diputados y senadores que lo representan. ¿La razón? Siempre ha escuchado que eso de la política es sucio, que es lo mismo y que da igual quien esté, de todas formas «a este país se lo va a llevar la tristeza». Por ello José Juan no tiene en sus planes a corto plazo conocer absolutamente nada de la política del lugar en el que vive. Por eso el día de las elecciones va a votar por quien se le ocurra; a lo mejor define un patrón salteado de candidatos y partidos o quizá vote por el partido que menos conoce sólo para «darles la oportunidad». Un logotipo que le parezca gracioso podría ser un factor decisivo. O quizá anule su voto con una gran cruz, pues ha escuchado que eso es lo que hacen los que protestan contra el sistema. En una mejor oportunidad, podría ser que escriba el nombre del «Chicharito» para diputado federal. Da lo mismo. No pasa nada.
¿Qué diferencia hay entre la decisión que tome Gloria y la que tome José Juan? Que una se ajusta a un juicio derivado de conocimiento de muchas premisas y la otra tiene una base de plomo alimentada por la indiferencia, la comodidad y el miedo a comenzar a ser consciente y responsable del lugar en el que se vive. De esta manera, si todos fuéramos como Gloria, nuestro país tomaría otro rumbo, un rumbo que beneficiaría no sólo a la hija de Gloria, sino también a los de José Juan cuando comiencen a existir.
La anulación del voto y el abstencionismo son dos mecanismos que derivan en el beneficio de los partidos y candidatos que ya tienen construidas grandes estructuras de gente que de manera dura vota por ellos; ¡qué mejor que no voten o anulen su voto quienes pensarían en votar por alguien más! Tal vez la anulación del voto hubiera sido antaño una manera de decir «no estoy de acuerdo con ninguno» al mismo tiempo que se prevenía que la boleta y la oportunidad de sufragio fuera utilizada de manera fraudulenta. Sin embargo, hoy en día, con el control de la lista nominal y la ciudadanización de los procesos electorales, este panorama es mucho más lejano. La anulación del voto es emitir un sufragio por los que tienen una estructura más robusta.
Habiendo expuesto todo esto, amable lector, lo invito a que no deje de emitir su voto durante los próximos comicios. Si no sabe por quién, todavía es momento de comenzar a informarse y garantizar un mejor país para usted y su descendencia. Recuerde que el voto es libre y secreto, que no puede ser coercionado por absolutamente nadie. Hágalo responsablemente. Después de todo recuerde que, la mejor decisión es la de usted.
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