Consagrados al Fut
Punto y seguido
Por: Ricardo Rivón Lazcano
“Decir que pagaron para ver a 22 mercenarios
dar patadas a un balón es como decir que
un violín es madera y tripa, y Hamlet, papel y tinta.”
John Boynton Priestley
Ya se sabe quién es el campeón del futbol mexicano. Las emociones, todavía disparadas, no logran asentar estados de ánimo.
Entiendo a los comentaristas cuando dicen que el futbol es sólo un juego. Lo hacen después de describir una gran bronca colectiva, de especular en torno a las cantidades estratosféricas de dinero enganchadas a un equipo, los millones de dólares contenidos en un par de piernas, las varias corporaciones patrocinadoras o dueñas de equipos.
Cuando uno recorre la geografía queretana y, supongo, del mundo entero, encuentra en cada comunidad, en cada rincón del territorio, un campo de futbol y una serie de prácticas entramadas socialmente a ese rectángulo.
No es sólo un juego, diríamos. Para algunos es incluso una devoción, una consagración total de sus vidas a los giros del juego como si fueran el balón mismo. Y más allá de lo inmediato, de las vidas particulares, allá en las grandes alturas, está la Federación Internacional de Futbol Asociación, la FIFA, detentando un poder que hace aparecer a los Estados nacionales como algo agotado, débil, servil, lacayuno.
Martín Caparrós, el periodista argentino, dice que “el futbol es uno de los temas menos prestigiosos, pero también que hay pocas lenguas tan habladas como el futbol.” Supone que una de las razones por las que el futbol es poco prestigioso es su carácter masivo, y eso fue lo que hizo que durante mucho tiempo muchos intelectuales lo rechazaran y pensaran que no valía la pena, o como que era hasta vergonzoso dedicarse a pensar y escribir sobre futbol.
Pero ya no.
Primatólogos e investigadores de otras especies han demostrado que nada crea más efecto de identidad y de grupo que tener un enemigo; ¿quiénes somos nosotros? Nosotros somos los que jugamos futbol (aunque sea desde la comodidad de un sillón y consumiendo botanas y cerveza) contra aquellos.
Juan Villoro dice que eso nos pasa, por ejemplo, cuando “enfrentamos” a los Estados Unidos: era nuestro cliente y ahora se convirtió en nuestro “coco” porque era un equipo al que siempre le ganábamos (una de las virtudes del futbol es que podíamos superarlos), pero poco a poco se fue volviendo un equipo fuerte y que, además, nos tomó la medida psicológica porque en cualquier partido que ocurra allá, México juega de local porque los migrantes mexicanos van. Hay esa obsesión que es para nosotros como si se disputara la reconquista de Texas.
El mismo Villoro cuenta una anécdota maravillosa: Yo vi un partido una vez entre Estados Unidos y Rusia en compañía de un amigo húngaro, y como el futbol es aburrido si no tomas partido aunque sea por 90 minutos, pues teníamos que elegir un equipo. Naturalmente, yo como mexicano elegí a Rusia, el rival de nuestro tirano, que es Estados Unidos; en cambio él, que era húngaro y que había padecido a Rusia, eligió a Estados Unidos como liberador de su tiranía. Así es: son representaciones transitorias.
En la página http://xombit.com encontré frases “descollantes” sobre futbol:
Tengo dos problemas para jugar al futbol. Uno es la pierna izquierda. El otro es la pierna derecha. Roberto Fontanarrosa, monero y escritor argentino (qepd).
El futbol me recuerda viejos e intensos amores, porque en ningún otro lugar como en el estadio se puede querer u odiar tanto a alguien. Francoise Sagan, escritora francesa (qepd).
En su vida, un hombre puede cambiar de mujer, de partido político o de religión, pero no puede cambiar de equipo de futbol. Eduardo Galeano, escritor uruguayo
A mí siempre me pareció más interesante marcar un autogol que un gol. Un gol, salvo si uno se llama Pelé, es algo eminentemente vulgar y muy descortés con el arquero contrario, a quien no conoces y que no te ha hecho nada, mientras que un autogol es un gesto de independencia. Roberto Bolaño, escritor chileno (qepd).
Manuel Vázquez Montalbán:
El futbol me interesa porque es una religión benévola que ha hecho muy poco daño. Escritor español (qepd).
rivonrl@gmail.com
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