Opinión

Crónica de una elección universitaria (Segunda parte)

Por Agustín Escobar Ledesma

 

A José Luis Martínez Rosas, Vicente Osorio,

Fernando Tapia, Jesús Rosales, Ana Rosa Torres,

Fidel Soto, Mauro Betancourt, Jaime Cardozo y Nelia Luna.

 

Telón de fondo del proceso electoral universitario: Si la realidad no se ajusta a mi marco teórico, peor para la realidad.

Homo videns queretanensis

Para los curiosos, detectives, periodistas, policías, investigadores y voyeuristas (fisgones, en buen castellano) como su servidor, Facebook se convirtió en una vitrina privilegiada en la que pude dar seguimiento a las propuestas de campaña de los candidatos, a la guerra sucia y en general a lo ocurrido durante la contienda por la Rectoría universitaria. Ante este escaparte sólo tuve que sentarme frente a una pantalla para seguir muy de cerca lo más relevante, bastaba con encender un aromático cigarrillo, darle dos o tres bocanadas para leer detenidamente lo que escribían los trolles y otros actores con nombres reales.

Por supuesto, sin faltar los sorbos a una humeante taza de café. Qué comodidad, ni falta hizo seguir las huellas de los sospechosos en oscuros callejones sin salida. Esta moderna bola de cristal líquido me permitió acceder al pasado, al presente y al futuro de las pasiones universitarias que se materializaron ante mis ojos, aunque el temor de convertirme en estatua de sal nunca me abandonó.

Si en los canales tradicionales de la UAQ el proceso electoral universitario amaneció manso como una oveja solitaria pastando en un campo de golf, en la realidad virtual de la Internet me asombraron los ímpetus por ganar, transfigurados en caballos desbocados repartiendo coces a diestra y siniestra.

Facebook fue la trinchera en la que pude ver a decenas de trolles enfrentados, principalmente, en dos bandos: los marquistas y los gilbertistas. Como en el ajedrez, los primeros le apostaron a la ofensiva, con cuantioso arsenal bélico para denostar, calumniar, señalar, difamar y caricaturizar, en tanto que los segundos presentaron una muy bien elaborada táctica defensiva con la que dieron jaque mate.

La guerra sucia fue insaciable porque cada día del proceso electoral, ante mis gusanos que los ojos se han de comer, advertí que se incrementaba exponencialmente. Me dio la impresión que los trolles de un bando y otro no abandonaron sus trincheras ni para ir al baño, situación que llevó a algunos a excesos y disparates fuera de toda lógica, de toda realidad, como el escrito por un laureado poeta en su cuenta de Facebook: “A esos stalinistas (sic), que se creen revolucionarios, pero desdeñan la diversidad y a todo aquel que se atreva a discrepar de ustedes, les recuerdo que Augusto Sandino decía que, ‘Sólo el amor es revolucionario’, y agregaba: ‘todo odio es reaccionario’. De igual manera, parafraseando al Che Guevara, que pensaba que una condición que no puede faltar en un revolucionario es el amor. Y para rematar, ese otro gran revolucionario judío que dijo: ‘ama a tu prójimo como a ti mismo’. Amar no es sólo tolerar sino respetar, la diversidad es un derecho humano, respeten a los que pensamos diferente y apoyamos un proyecto incluyente, donde cabemos todos, UAQ la casa de todos y de todas”. (Cristian Martin Padilla Vega, Facebook, 12 de noviembre de 2011). Por cortesía de una patología esquizofrénica que andaba volando bajo, el poeta acusó a sus oponentes de asesinos, al compararlos con José Stalin (quien masacró a millones de soviéticos en Siberia), y por otra parte los conminó a afiliarse a la república del amor.

Martes 15 de noviembre. Este día fue la segunda auscultación a los universitarios, por lo que volví a hacer un recorrido por los siete templos del saber del Centro Universitario del Cerro de las Campanas; a diferencia de la votación anterior, la participación fue menor, ahora no vi las largas filas esperando para votar. Cuando pasé por Psicología el olfato periodístico me condujo a los exquisitos tacos de canasta de ese lugar que devoré con fruición. Mi alter ego susurró a mi oído: preferiría que me fusilaran antes que cambiar un taco de papa con cebolla y chiles toreados por una burguesa y su cajita infeliz.

En realidad lo más importante de este día empezó justo con el recuento de votos. El doctor Marco Carrillo, quien ganó la primera consulta, seguramente pensó que apretando algunas tuercas por aquí y otras por allá, le alcanzaría para lograr la cifra mágica de los 38 votos, es decir las dos terceras partes de los votos necesarios para acceder a la silla más alta del cerro en el que acabamos con los sueños imperiales del marido de la loca de Miramar.

Sin embargo (nunca falta un embargo en la vida de los candidatos), debido principalmente a que los jóvenes universitarios superaron a sus mentores e inclinaron la balanza a favor del doctor Gilberto Herrera, sus expectativas empezaron a caer una tras otra a partir de las nueve de la noche, cuando fueron desgranándose los primeros guarismos; al final de la jornada los integrantes de este equipo colgaron sus caras largas en el perchero con los resultados: Gilberto Herrera 30, Marco Carrillo 26.

El columnista Sergio Arturo Venegas Ramírez resumió en términos culinarios el Waterloo del dispendio marquista: “Todo estaba listo para celebrar el triunfo. Cazos de carnitas, refrescos, chelas y chínguere. Fueron convocadas, más de 700 personas a Los Correa de Pie de la Cuesta. Esta mañana les cancelaron. Ganó Gilberto Herrera, nada qué celebrar. Será para la otra”. (Plaza de Armas, 17/11/2011).

Cuando las 10 de la noche avanzaban vertiginosamente, trepadas en las manecillas de los relojes, el contraste en el búnker de los ganadores era apabullador, había alegría, saltos, abrazos, felicitaciones, lágrimas y risas; los gritos de ¡Gilberto, Gilberto, Gilberto! cruzaron raudos por Rectoría para envolver al pétreo Benemérito de las Américas que, para no variar, permaneció impasible. Un poco después de las 10, el doctor Herrera pidió a los concurrentes que guardaran silencio porque tenía en la línea al Rector Raúl Iturralde Olvera; al igual que Moisés, cuando separó las aguas del Mar Rojo, el candidato ganador aplacó las voces con sólo levantar las manos. Después del silencio que no duró ni un minuto, jubiloso dijo que el Rector le llamó para felicitarlo por su triunfo, que él sería el nuevo Rector. Las aguas volvieron a su cauce inundando el salón D8 de la Facultad de Ingeniería.

Jueves 17 de noviembre. En la sesión de Consejo Universitario, en donde sus integrantes refrendaron la votación emitida por alumnos y profesores el martes anterior, se esperaba que el doctor Marco Carrillo declinara a favor de su oponente, cumpliendo de esa manera el pacto de caballeros acordado al inicio de la contienda entre los cuatro candidatos, teniendo por testigo a Roberto Loyola Vera, secretario de Gobierno. Sin embargo, como en los finales dramáticos de las telenovelas, esto no sucedió.

Viernes 18 de noviembre. Después que un grupo de estudiantes afines al doctor Gilberto Herrera, el jueves 17, saliendo de la sesión del Consejo Universitario, le echara en cara al doctor Marco Carrillo el no cumplir con su palabra de renunciar al haber perdido la segunda vuelta de votaciones y gritara la consigna “¡La UAQ ya votó, Gilberto ya ganó!”, este día en Presencia Universitaria, Dora Elizabeth González, dedicó más de 15 minutos a editorializar la actuación de los jóvenes, ante lo que ella consideró “insultos, agresiones y falta de respeto al doctor Marco Carrillo”; también afirmó tener fotos y videograbaciones de lo sucedido.

El tratamiento informativo de este día de Presencia Universitaria contrastó con el silencio guardado a lo largo del proceso electoral universitario. El doctor César García Ramírez incluso exigió la transmisión de las comparecencias de los candidatos por los micrófonos de la radio universitaria, situación que no ocurrió.

Viernes 18 de noviembre bis. Por la mañana el doctor Marco Carrillo, en la explanada de Rectoría, ante unos doscientos alumnos, enfatizó que no había renunciado ni declinado a nada; propuso la creación de un Frente Universitario (¿algo parecido a una Antorcha Universitaria?, preguntó con miedo en los ojos mi otro yo), integrado por alumnos, académicos y trabajadores. También dijo que durante las campañas hubo guerra sucia, amenazas veladas y abiertas. Lo que sigue –insistió– es la tercera ronda que marcan los estatutos en donde sólo votan los consejeros universitarios. De esta manera abrió la caja al ejército de las especulaciones que volaron furiosas por las azoteas de los siete templos del conocimiento.

Martes 22 de noviembre. Después de varios días de incertidumbre, lapso en el que se exacerbaron los ánimos, en sesión del Consejo Universitario, sus integrantes oficializaron el triunfo del doctor Gilberto Herrera con 52 votos a favor, contra 4 del doctor Marco Carrillo, aplacando las especulaciones. Sin embargo, en el horizonte apareció un misterioso pacto de nueve puntos que más adelante daría a conocer el doctor Carrillo. Con la mirada pregunté, ¿por qué no de una buena vez?

Jueves 24 de noviembre. Una vez conocidos los resultados finales del proceso electoral universitario, hubo académicos que, con el duelo reflejado en sus palabras ante tan lamentable y comprensible pérdida, describieron un panorama apocalíptico y catastrofista que me remitió al pasaje de historia elemental en el que los hunos de Atila destruyeron todo vestigio del status quo reinante durante siglos en el Imperio Romano: “Porque son las postrimerías de la educación, se impone a través de un grupo que desconoce la lógica, barbariza el vocabulario y ofende a todo aquel que pueda educar, porque se suplanta a la educación con los desatinos de un mercachifle y se pierde su valor para formar ciudadanos comprometidos en la formación de una sociedad justa, equitativa y de conocimiento, porque la verdad y el honor se quedaron en el escudo, porque se pierde el sentido del sindicato de la defensa de los intereses de los trabajadores y se alía con el patrón y de un tono rojo se vuelve inmaculadamente blanco porque quedamos divididos y ofendidos y porque fracasamos ante el pueblo que sonríe irónico cuando decimos que hemos dado muestras de civilidad, porque confirmamos que instrucción y educación no son lo mismo…”. (Carlos Germán Barraza Cedillo, Facebook, jueves 24 de noviembre de 2011).

Password

Al final de la contienda, muellemente sentado y con los ojos crucificados en la bola de cristal líquido del Facebook, vi el texto de Rafa Porrás: “Reclamo las contraseñas de parmenides, guillotin, kamila, universitario curioso, anónimos libres y demás trolles como trofeo de guerra”.

Producto de la nociva influencia de la cultura de masas, en mi cerebro retumbaron ecos de la porkymanía: “Lástima que terminó el festival de hoy, pronto volveremos con más diversiones…”

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