Opinión

¿De dónde salió el dinero?

Por: Ángel Balderas Puga

En el número anterior de Tribuna de Querétaro recordamos la tradición de fraudes electorales en México, hicimos una estimación cuantitativa del costo de los anuncios espectaculares en las pasada campaña electoral presidencial para mostrar que el PRI, gastó como mínimo, sólo en ese rubro, unos 180 millones de pesos, es decir, la mitad de su tope de campaña que fue de 336 millones de pesos (el Movimiento Progresista estima el gasto en este rubro en unos 344 millones de pesos). Recordamos los contratos Televisa-Peña Nieto con el fin de promocionar su imagen desde 2005 lo que implicó una enorme inequidad en la pasada competencia electoral. En ese caso se trató de un gasto de 346 millones de pesos tan sólo entre 2005 y 2006. Una vez más, tan sólo en ese rubro se gastaron más del total de su tope de campaña.

Los otros gastos

A los gastos en anuncios espectaculares y en promoción televisiva hay que agregar muchos otros gastos: promocionales en radio, gastos en giras, calcomanías, regalo de artículos de todo tipo (playeras, gorras, cubetas, bolsas del mandado, mandiles, jarras de plástico, loncheras, cilindros de plástico, abanicos y un sinnúmero de otros objetos).

El Movimiento Progresista estima un gasto total en publicidad de unos mil cien millones de pesos.

La compra de votos

A lo anterior hay que sumar el dinero utilizado para comprar diferentes tarjetas, principalmente monederos electrónicos del grupo financiero Monex.

El Movimiento Progresista estima, tan sólo en tarjetas de Soriana, un gasto de casi dos mil 300 millones de pesos.

El primer recurso de impugnación entregado al Instituto Federal Electoral (IFE) por parte del Movimiento Progresista para que fuera remitido al Tribunal Electoral del Poder Judicial de la Federación (TRIFE) hace una estimación total de unos cuatro mil 600 millones de pesos, es decir, 13 veces más que el tope de gastos de campaña asignado al PRI.

¿De dónde salió el dinero?

El problema de rebasar los topes de campaña, por parte del PRI, no es banal pues hay una pregunta esencial a la que deberían responder las instituciones encargadas de organizar y vigilar los procesos electorales, el IFE, la Fiscalía Especializada para la Atención de Delitos Electorales (Fepade) y el TRIFE: dando por buena la estimación del gasto de cuatro mil 600 millones de pesos, ¿de dónde provienen los casi cuatro mil 300 millones de pesos adicionales al tope de campaña?

La revista Proceso ha documentado en sus números 1864, 1865 y 1866 (22 y 29 de julio y 5 de agosto) la triangulación de dinero para la campaña del PRI por medio de empresas fantasmas o bastante extrañas (Grupo Comercial Inizzio, Grupo Efra, Comercializadora Atama, Koleos, Tiguan y varias más) en donde aparecen como accionistas (en Atama e Inizzio) un empleado (Juan Oscar Fragoso Oscoy) y un obrero (Ramón Paz Morales). Atama e Inizzio reportaron ganancias, en 2007, por más de mil millones de pesos. Es verdaderamente absurdo que la empresa de un obrero reporte ese volumen de ganancias.

Pero además, el periódico Reforma publicó, luego de una investigación, que Fragoso había muerto desde julio de 2010 y el supuesto padre del “accionista” declaró que su hijo no era accionista de ninguna empresa pues no tenía recursos para ese tipo de actividad.

En el caso del obrero Paz Morales se documentó que tiene su domicilio particular en una vecindad, a la vuelta de la casa donde vivió Fragoso Oscoy. Vecinos de Paz Morales han declarado que se dedica a “hacer chambas” diversas y que le ayuda a un vendedor de tacos de carnitas los fines de semana, no tiene empleo fijo. Ah, pero eso sí, ¡es “accionista” de una empresa que ha ganado más de mil millones de pesos en un año!

Es de la mayor importancia para la vida institucional del país que se declare el origen del dinero triangulado pues todo parece indicar que estamos frente a una inmensa operación de lavado de dinero. La Fepade debería estar ya investigando esto con toda celeridad ya que debemos saber si empresarios privados financiaron de manera ilegal la campaña de Peña Nieto, si hubo desvío de dinero de recursos públicos, o si, peor tantito, ingresó a la campaña del PRI dinero de la delincuencia organizada.

La complicidad de las instituciones

Por salud pública institucional, IFE, Fepade, TRIFE y el mismo PRI deberían ser los más interesados en aclarar el asunto, de otra manera se confirmaría por ellos mismos que nuevamente se cometió un fraude electoral en las elecciones presidenciales y que, nuevamente, como en 2006, las instituciones encargadas de vigilar las elecciones tuvieron un comportamiento faccioso y fueron cómplices de dicho fraude. Lo que explicaría la prisa de los poderes fácticos por dar por ganador a Peña Nieto a pesar de las múltiples y evidentes irregularidades.

El PAN no sale bien librado de esta trama. Durante décadas denunció y luchó contra los fraudes electorales del PRI. En 2006 hizo el suyo propio (con la complicidad del PRI) y hoy, al igual que en 1988, es cómplice de un nuevo fraude priista.

anbapu05@yahoo.com.mx

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