Opinión

De policeman a ombudsman

Por Agustín Escobar Ledesma

Cuando todos esperábamos que con la salida del inefable y frívolo Adolfo Ortega Osorio, la Comisión Estatal de Derechos Humanos (CEDH) de Querétaro retomaría su esencia en materia de la defensa de los derechos fundamentales de los queretanos, al ser nombrado ahora un policía como titular de dicha institución, el retroceso nos lleva a la época de las cavernas, cuando las diferencias entre las personas se resolvían a garrotazos.

Y es que, desde que en febrero pasado, los 25 diputados de la LVI Legislatura del estado de Querétaro, votaron por unanimidad y sin discusión, en menos de 15 minutos, para que Miguel Nava Alvarado, fuera el presidente (me niego a identificarlo con el prestigioso concepto sueco de ombudsman porque le queda demasiado grande) de la CEDH, fue ostensible que los poderosos le apuestan a la mano dura dentro de la institución, al nombrar a un ex policía como titular.

Para nadie es un secreto que el nuevo presidente de la CEDH es un engendro nacido de las entrañas del concubinato de los amores perros entre priistas y panistas, principales fuerzas políticas de nuestra entidad, a las que la chiquillada de los partidos representados en la LVI Legislatura siguen dócilmente como si se tratara de sus progenitores. No olvidemos a Crecenciano Serrano, el diputado sordomudo (porque nunca ha hablado en tribuna), nacido inicialmente al interior de la franquicia del PRD, finalmente acudió al registro civil para convertirse en hijo putativo del PRI, en una decisión parecida a la auto-emasculación.

Al hacer acuerdos en lo oscuro, los partidos políticos usurpan la democracia, porque las restantes 16 personas que acudieron la convocatoria para participar en el proceso de selección para nombrar al titular de la comisión, fueron vilmente engañadas, al convertirlas en comparsas involuntarias de una decisión que los diputados habían tomado de antemano, sin ninguna discusión pública. ¿De qué sirvió presentarse a la convocatoria? ¿Qué sentido tuvo el desvelarse en la preparación de proyectos, actualizar currículums y pasarse varias horas ante el espejo ensayando poses y sonrisas, si el dedazo mayor que vive y reina en la casa de doña Chepina decidió de antemano la elección?

Paradojas de humo: Aunque la casa de la conspiradora es un edificio libre de humo, de ahí sale el ídem blanco más antidemocrático de nuestra entidad.

De policías y ladrones

Miguel Nava Alvarado estuvo al frente de la Delegación de la Procuraduría General de Justicia de Aguascalientes hasta el 2010, cuando la procuradora de la nación, Maricela Morales, lo dio de baja por no pasar el examen de confianza y, ahora, según lo han reportado diversos medios de la prensa escrita, se le sigue un procedimiento administrativo por diversas irregularidades en la PGR.

Con Miguel Nava Alvarado, en la de por sí maltrecha CEDH, nos esperan tiempos todavía más oscuros, en esta institución que nunca se ha podido recuperar para los ciudadanos de a pie, desde que Bernardo Romero Vázquez dejó el cargo, debido a que los subsecuentes presidentes de dicha institución han sido, por decir lo menos, grises en la defensa de los derechos humanos de los queretanos.

Garrotazos

Por otra parte, ya se sabe que para los judiciales todos los ciudadanos somos culpables mientras no demostremos lo contrario. Así que, no hace falta ser pitoniso para advertir el destino que le depara a la CEDH y a los ciudadanos de a pie, al quedar esta institución en manos del grupo de policías judiciales.

El primer garrotazo que los policías judiciales al frente de la CEDH propinaron fue precisamente a César Pérez Guzmán, emblemático trabajador de la propia institución quien lleva ocho años propiciando puentes entre la CEDH con diversas organizaciones de la sociedad civil. El martes 3 de abril de 2012, Orlando Vilchis, visitador general de la CEDH lo despidió de manera prepotente y déspota, sin documento de por medio que avalara la medida y, al día siguiente, al presentarse César Pérez Guzmán a su lugar de trabajo, ya no pudo registrar su ingreso debido a que lo habían dado de baja; además, el cubículo, el escritorio y la computadora que utilizaba de manera cotidiana fueron desmantelados durante la noche anterior; sólo quedaron, para muestra de la infamia cometida, tres tristes cajas de cartón sentadas en el suelo.

Está claro el mensaje para las organizaciones de la sociedad civil, para los ciudadanos de a pie y para los propios trabajadores de la comisión (que están aterrorizados), Miguel Nava Alvarado no se andará con miramientos ni respeto a los derechos fundamentales, la mano dura será la consigna que prive en la institución que fue creada justamente para evitar el atropello a los derechos humanos. Los policías que ahora la conducen seguramente recurrirán a la tortura, la prueba reina de la (in)justicia mexicana, contra los quejosos para ver si lo que dicen es real.

¿La sociedad va a permitir que un grupo de judiciales esté al frente de la CEDH hasta febrero de 2017? ¡Vaya pregunta!

 

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