De presidente a presidente
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Estimado Enrique:
Antes que nada, te envío un cordial saludo. Te escribo esta carta a mes y medio que tomes posesión en el cargo. Te acordarás aquel zafarrancho de hace seis años cuando apenas, pude tomar posesión entre acusaciones de fraude. Los mismos enemigos de la democracia, aquellos que querían impedir mi asunción a la silla presidencial, son los que hoy te acusan de haber sido impuesto por la oligarquía. Por salud mental, te recomiendo que ignores a todas las voces críticas. En verdad no se qué quiere la gente, si en mi caso, como sé que será el tuyo, no hice más que tratar de mejorar sus condiciones de vida, con todos los pormenores que se suscitaron.
Presidente, ahora que salgo de este negocio, los entiendo a ustedes los priistas cuando querían callar a todos los que levantábamos la voz en los años de la represión y decadencia del régimen. Te acordarás como era yo de los que se desgarraba las vestiduras por los fraudes electorales, la corrupción, el autoritarismo. En verdad, alguna vez tuve la ingenua creencia de poder cambiar eso. No tenía ni idea de lo que era gobernar. Pensaba que con el hecho de tener el poder podría cambiar todo como por arte de magia. Jamás me imaginé lo que sería lidiar con una oposición intransigente, en verdad que AMLO me sacó canas verdes. Ya te lo dejé cansado, no te puedes quejar.
Recordarás Enrique, como yo era crítico del modelo económico y de la lamentable pobreza que se generó en nuestro país cuando gobernó Miguel de la Madrid y Salinas de Gortari. Hoy me acuerdo y me vuelvo a preguntar: ¿En qué estaba pensando? Siempre tuve la idea de acabar con las mafias, hoy entiendo que no se puede gobernar sin ellas. Imagínate, que hubiera sido de mi gobierno sin Elba Esther, esa mujer era capaz de paralizarme al país. Bueno, tu mejor que nadie sabes que seríamos sin Televisa. A Azcárraga le debemos mucho, ambos, de alguna u otra manera, le debemos nuestra Presidencia.
Te quiero comentar que cuando era joven odiaba al PRI muchísimo, lo odiaba con odio jarocho. Mi padre me inculcó ese antipriismo con el que luché hasta verlos salir de la Presidencia en el 2000. También fui de los ilusos que se creyó el cuento de la democracia. Con sólo de acordarme del grito de “no nos falles” de la gente a Fox al pie del Ángel de la Independencia, me da como ternurita. Mira que en 12 años vi de todo, a veces sentí asco pero luego te acostumbras. Pude comparar lo que era ser oposición con ser gobierno y bueno, hasta me dan ganas de soltar una carcajada. Todos somos buenos para hablar y criticar, hasta que nos sentamos en la silla presidencial. Te confieso que a AMLO lo comprendo poquito, así pensaba yo cuando ustedes nos robaban todas las elecciones. Pero bueno, ya que estás ahí tienes que ejercer el poder como se pueda. Chulada aquello de la democracia, ¿o no, Enrique?
Dentro de todo lo malo, hay que analizar de forma objetiva, que también hubo cosas buenas en mi gobierno. Luché de forma muy valiente contra el narcotráfico que ustedes dejaron crecer; acepto aquello de la fuga del Chapo, pero te juro que lo he buscado hasta por debajo de las piedras y no aparece el canijo. Independientemente de eso, mira cuántos capos agarré en todos estos seis años. Lástima que la gente no valore el esfuerzo, arriesgando hasta mi vida, de trabajar para que la droga no llegue a sus familias. Yo te recomiendo, que si quieres llevártela tranquila con el gobierno de arriba (el de los gringos) sigas con la misma estrategia. Seamos claros, nos tocó la mala suerte de ser su país vecino, no nos toca más que agachar la cabeza y obedecer. Ahora sí que como diría una escritora que no recuerdo su nombre (tu menos, jajaja) “aquí nos tocó vivir”.
Mi querido Enrique, me despido no sin antes desearte toda la suerte del mundo. La vas a necesitar. Este país es tan ingobernable que es preferible simular la gobernabilidad a querer cambiar las cosas; no te ofusques, y mejor haz como si hicieras. No hagas caso de la crítica, el mejor consejo que nos pudo dejar Fox fue aquel que le dijo a una mujer en Querétaro cuando la pobre le dijo que no sabía leer, Fox le respondió “qué bueno, así es usted más feliz”. Ni se te ocurra comprar la revista Proceso. Ni mucho menos escuches a la vieja revoltosa de Aristegui. Acuérdate que todo depende del cristal con que se mire, así que mejor los miércoles ve Tercer Grado.
La ventaja que tienen ustedes, Enrique, es que ya saben cómo funciona este negocio. Ya saben a lo que vienen. Tú nada más preocúpate porque los muertos no te resuciten, ya con eso vas de gane. Un abrazo.
Atentamente
Felipe.
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