De “Regeneración” al quinto poder, pasando por “La jornada”
Por: María del Carmen Vicencio
“No son los rebeldes los que crean los problemas del mundo. Son los problemas del mundo los que crean a los rebeldes”
Por: Ricardo Flores Magón.
Dejemos atrás la afrenta (propia de un trastorno de identidad disociativo) que significó, precisamente durante las fiestas patrias, expulsar violentamente del zócalo a los maestros que protestaban con exigencias similares a las de los insurrectos de 1810 y 1910, en contra del mal gobierno, en favor de la justicia y en defensa de los principios fundamentales de nuestra Constitución, para sustituirlos por miles de acarreados, dispuestos a empaparse y gritar ¡viva Peña Nieto!, con tal de pasearse, recibir comida y dinero (que luego no recibieron, según reclaman: https://www.youtube.com/watch?v=mZa3YF_91VQ).
Centrémonos mejor en las estrategias que emprende el pueblo para organizarse y defenderse de las agresiones del poder.
El 16 de septiembre conmemoramos también el nacimiento de Ricardo Flores Magón, fundador del periódico “Regeneración”, en 1900. Desde estudiante este luchador se comprometió con el movimiento que puso fin a la dictadura de Porfirio Díaz.
“Regeneración” denunciaba los actos de corrupción y el abuso del poder del porfirismo. Flores Magón escribió:”El derecho de rebelión penetra en las conciencias, el descontento crece, el malestar se hace insoportable, la protesta estalla al fin (…) De las llanadas no suben ya rumores de quejas, ni de suspiros, ni de llantos: es rugido el que se escucha (…). Bendito momento aquel en que un pueblo se yergue. Ya no es el rebaño de lomos tostados por el sol, ya no es la muchedumbre sórdida de resignados y de sumisos, sino la hueste de rebeldes que se lanza a la conquista de la tierra ennoblecida, porque al fin la pisan hombres (…) La rebeldía es la vida; la sumisión es la muerte. ¿Hay rebeldes en un pueblo? La vida está asegurada y asegurados están también el arte y la ciencia y la industria. Desde Prometeo hasta Kropotkin, los rebeldes han hecho avanzar a la humanidad”.
La prensa libre siempre ha sido perseguida. Flores Magón murió en la cárcel.
Si no es “políticamente correcto” en tiempos neoliberales apelar a los revoltosos de antaño, recordemos a Jean Piaget, científico universalmente reconocido, fallecido un 16 de septiembre de 1980, quien dijo: «El objetivo principal de la educación es crear personas capaces de hacer cosas nuevas, y no simplemente de repetir lo que otras generaciones hicieron”. Esta concepción de educación, defendida por los maestros rebeldes, es la peor enemiga de un gobierno corrupto, porque hace pensar.
Pensar con frecuencia lleva a disentir. Disentir hoy tampoco es fácil, pues además de la persecución, tenemos a la televisión, más efectiva para someter, por su poder alienante.
Sin embargo hoy contamos con otro periódico crítico estupendo, “La Jornada”, que cumplió en septiembre 29 años de periodismo independiente e inteligente. Tenemos también al quinto poder, como se le nombra a la fuerza que han adquirido, en las últimas décadas, diversas redes sociales, creadas y comunicadas por internet. Ahí podemos encontrar un mundo fascinante, paralelo al que nos muestra la radio o la televisión comerciales, empeñadas en ocultar la cara repugnante de la realidad.
Entre todos los mensajes que circulan hay muchos, evidenciando las acciones salvajemente autoritarias y represivas del Estado contra cualquier disenso. En contraparte fluyen también miles de expresiones críticas, deliciosamente sarcásticas contra los vejadores del pueblo, (no me refiero sólo a la clase política). También circulan videos con reflexiones sesudas de pensadores críticos que abren el entendimiento a la complejidad de la realidad y a nuevas perspectivas de conocimiento y que debieran atender quienes deciden “por nosotros” (sobre todo si no se les da eso de leer).
Entre esos videos hay uno (https://www.youtube.com/watch?v=jH6lzKYGgNY), en el que el Dr. Manuel Gil Antón, destacado investigador del Colegio de México, reflexiona sobre la reforma educativa, presentando una metáfora muy ilustrativa que parafraseo: Imaginemos un autobús de pasajeros muy deteriorado, con la palanca de velocidades amarrada con un mecate, el motor muy dañado, los vidrios estrellados, que ha de subir por un camino de terracería lleno de baches y cuesta arriba, llevando a 50 pasajeros en 30 asientos desvencijados, en condiciones tan deplorables que, con frecuencia, el chofer y algunos miembros de la comunidad han de empujarlo o cooperar para la gasolina. Ciertas personas (con poder) observan la escena desde fuera, diciendo: “vamos a arreglar este asunto porque necesitamos que este autobús vaya más rápido, pues el mundo no espera”. Lo absurdo de esto es que para resolver el problema, esas personas concluyen que hay que ¡evaluar a los choferes! Y los amenazan con que serán despedidos, si no pasan exámenes memorísticos. Esa solución absurda no considera, en ningún momento, la necesidad urgente de transformar las condiciones del autobús, ni del camino, ni de cambiar la ruta para evitar la cuesta, ni nada.
Esta metáfora explica excelentemente, por qué tantas manifestaciones.
Si no entendemos esto, mereceremos el comentario de Octavio Paz: “Pobres mexicanos, que cada 15 de septiembre gritan por un espacio de una hora quizá, para callar el resto del año”.
metamorfosis-mepa@hotmail.com
{loadposition FBComm}