Día veintiocho
Bitácora de Viaje (de Estudios Socioterritoriales)
Por: Manuel Basaldúa Hernández
Cancún es un lugar paradisiaco, por donde quiera que se le vea. El mar tranquilo con color turquesa se mece plácidamente, tan sólo limitado por una ancha franja de arena fina y en ocasiones la presencia de algunas hileras de palmas aparece para indicar el fin de la playa.
Cancún es una realidad turística de México, producto de la imaginación empresarial. Y los muros de concreto diseñados arquitectónicamente, en el lugar donde se hospedan los turistas, pretenden homenajear a las pirámides de las civilizaciones prehispánicas. No importa que ofrezcan una mezcla de las diversas y distintas culturas y épocas por las que pasaron los grupos indígenas, el asunto está en evocar lo virgen, lo exótico. Aunque los enormes complejos hoteleros semejen en las noches a los majestuosos barcos que se dedican a realizar travesías de mar en mar. Sus luces que son presencia de miles de ventanas, asemejan los visores de los camarotes de la nave. O en realidad, la visualización de toda esta hilera iluminada.
Cancún es un territorio dentro de un territorio. Su industria es el turismo, una gran parte de los ingresos del PIB proviene de esta franja de mar situada en el extremo sur del país que es bañada por las aguas del Mar Caribe. Junto con la Riviera Maya, forma un corredor turístico que es el punto de referencia y la gran atracción del turismo europeo principalmente. Logró deshacerse de los jóvenes norteamericanos llamados “springbreakers” que invadían masivamente los lugares, para convertirlos en grandes bacanales. Ya los controlan, y se han especializado en el turismo de negocios y familiar.
Este espacio es utilizado para la diversión, el esparcimiento y el trabajo. El trabajo no solamente de los lugareños para atender a sus turistas, sino también a quienes eligen este punto para venir a desarrollar sus actividades sustantivas, que son parte de la evaluación de lo que se hace a nivel nacional. En esta ocasión he venido a Cancún porque se lleva a cabo la 17ª Reunión Nacional de Intercambio de Experiencias Exitosas de la Red Nacional de Desarrollo Rural Sustentable.
Funcionarios de la Sagarpa e integrantes del Colegio de Posgraduados han reunido a los productores rurales de todo el país para que vengan a compartir sus experiencias de éxito en el trabajo que desempeñan en el campo. Aquí están representantes de todas las regiones del país, y para algunos productores es la primera vez que ven el mar, otros comparan el mar de su lugar de origen con este diáfano mar y sus finas arenas.
La mirada desde la academia y la investigación científica nos permite descubrir los enormes retos que tenemos para contribuir al crecimiento del desarrollo de los grupos sociales y de las regiones del país, con el propósito de acercarnos a la autosuficiencia alimentaria de México. Las experiencias que se vierten en esta reunión nos hace pensar en los diferentes modelos productivos en donde la economía tiene otra lógica, donde los patrones culturales son parte inherente de la producción, en donde el intercambio de productos, es casi parte de un ritual más que de un intercambio de economía solidaria.
El aprovechamiento de los recursos naturales y de las potencialidades sociales de nuestra gente del campo es un caleidoscopio productivo que nos presenta problemas a resolver, pero que también nos indica que existen alternativas de convivencia en este mundo contemporáneo zanjado en el neoliberalismo. El estudio meticuloso de las regiones, debe empezar con una mirada multidisciplinaria, en donde los estudios del territorio nos ayuden a construir un mapa de la alternativa del desarrollo de nuestra gente.
twitter@manuel.basaldua
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