Opinión

Diputados plurinominales

Por: Salvador Rangel

Los diputados son integrantes del Congreso, representación de la soberanía popular, ejercen la potestad legislativa del Estado y controlan la acción del gobierno. Los diputados son elegidos por sufragio universal, libre, igual, directo y secreto por todos los ciudadanos en pleno ejercicio de sus derechos políticos. En términos sencillos, son los representantes del pueblo que le han conferido su representatividad en defensa de sus derechos.

En México, en la actualidad, la Cámara de Diputados está integrada por 500 diputados, que representan a los 300 distritos electores y que obtuvieron el triunfo por voto directo; y otros 200 por la vía plurinominal. Los llamados “plurinominales” son los seleccionados por su partido para, que de acuerdo con una fórmula matemática, accedan a la Cámara sin hacer campaña. La intención es que las voces de la oposición llegaran al Poder Legislativo.

Pero en términos prácticos, la figura ha permitido a los partidos y no a los electores ubicar en la lista a los “protegidos”, quienes encabezarán comisiones estratégicas, sin el riesgo a que los electores no los elijan.

La existencia de los plurinominales ha permitido a los partidos poco representativos tener diputados, que en no pocas ocasiones se adhieren a los partidos mayoritarios en votaciones decisivas, más por interés que por convicción política.

La historia electoral, a partir de 1917, ha tenido modificaciones. En 1977, se da una reforma constitucional; hasta antes de esa fecha, el régimen político giraba en torno a la figura presidencial. No hay que olvidar que la Secretaría de Gobernación era la encargada de autorizar el registro de los partidos políticos; por lo tanto, los reclamos de la oposición no encontraban una justa investigación en los presuntos fraudes electorales. El gobierno era juez y parte en los procesos electorales. Y se recuerda lo que dijo Porfirio Díaz: “Quien organiza y vigila las elecciones siempre gana”.

En la elección presidencial 1976-1982, el candidato del PRI, José López Portillo, no tuvo contendiente oficial registrado, precisamente por la falta de equilibrio para la oposición. Pero un candidato sin registro, Valentín Campa, el líder ferrocarrilero miembro del Parido Comunista, obtuvo un millón de votos, que fueron anulados, pero manifestaron que aun sin registro y capacidad económica, las minorías debían dejarse escuchar.

A raíz de esta situación, se nombró a un gran ideólogo, Jesús Reyes Heroles, quien buscó la “legitimación” del triunfo de López Portillo y que el 1 de abril de 1997 promovió cambios en el esquema electoral.

En la reforma de 1977 se implementó el sistema de diputados de representación proporcional, se permitió que las asociaciones políticas obtuvieran registro condicionado, con la posibilidad de convertirse en partidos políticos, acceso al financiamiento público y espacios del Estado en medios de comunicación.

Lo resultados se vieron en la conformación de Cámara de Diputados de los partidos Acción Nacional, Partido Comunista Mexicano, Partido Socialista de los Trabajadores y el Partido Auténtico de la Revolución Mexicana.

Con la reforma de 1986 se creó el Tribunal de lo Contencioso Electoral como órgano jurisdiccional y así como la modificación de la Comisión Federal Electoral.

La reforma de 1889 le dio al ciudadano la certeza de que su voto sería respetado. Se creó el Instituto Federal Electoral, como un organismo ciudadano, quitándole al gobierno su intervención en la organización de los comicios; se crea el Tribunal Federal Electoral, con la función de vigilar al IFE.

En 1994, se utilizan por vez primera las urnas transparentes, se establece la ciudadanización de la autoridad electoral, se permite la participación de electorales nacionales y extranjeros, bien personas físicas u organizaciones.

En 1996, se revisó la estructura y funciones de los órganos electorales y se reformó el régimen político del Distrito Federal.

Reforma 2007: entre uno de sus puntos importantes destaca la prohibición de que las organizaciones gremiales participen en la creación de partidos políticos, y la afiliación corporativa de sus agremiados, se les otorga la libertad de conciencia para votar.

Y los nostálgicos consideran que en su día, ante la aplanadora oficial, era necesario un equilibrio en la Cámara de Diputados; hoy no se justifican los 200 “plurinominales”. Y que dejen de ganar “oficialmente” $148,558 mensuales.

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