Donald Trump: ¡Go Home!
Por: Francisco Ríos Ágreda
A los colonos de Maxei, en su 31 Aniversario
Recientemente volví a ver en la TV la película “Machete” de Robert Rodríguez, con las actuaciones de Dany Trejo como protagonista y del polifacético Robert de Niro caracterizando a un senador ultraderechista de Arizona. Este último me trajo rápidamente a la memoria al candidato republicano Donald Trump, quien parece que sacaba de ese filme todo el arsenal ideológico y discursivo de tipo racista, antiinmigrante y antimexicano. En su campaña electoral calificó a los mexicanos de ilegales, criminales y violadores y afirmó ante sus seguidores que expulsaría a 11 millones de personas de origen mexicano y que construiría un muro en la frontera de México y Estados Unidos, mismo que pagarían los mexicanos.
Muchas más barbaridades salieron de la boca de este magnate de las finanzas que ya había sufrido el rechazo hasta de Televisa, cuando la televisora se negó a ser partícipe y promotora del concurso de “Miss Mundo”. También está el caso del mexicano que siendo trabajador de una empresa de Trump en Canadá colocó una bandera mexicana en lo más alto de un rascacielos en señal de repudio a las declaraciones punzantes del republicano.
Todo un coro de académicos y artistas internacionales han criticado abiertamente los pronunciamientos del dueño del copete rubio. No le deseo a Trump el final fatal del senador de la película machetera, pero sí espero que los pobres norteamericanos, sus sectores medios, los intelectuales, las minorías -ya no tan menores- étnicas y nacionales de orígenes tan diversos como Asia, África, América Latina y hasta de Europa, sean conscientes a la hora de emitir su voto y analicen cuál sería el papel de un personaje fascistoide en la silla presidencial de los Estados Unidos de América. En todo caso, deseo fervientemente que las elecciones norteamericanas sean su tumba política definitiva.
Bueno, pues todos estos dichos y hechos no fueron obstáculo para que Enrique Peña Nieto, presidente mexicano, recibiera el pasado 31 de agosto, durante 45 minutos en una visita “privada” en la residencia oficial de Los Pinos, a Donald Trump, en la que supuestamente hablaron del Tratado de Libre Comercio, de las relaciones bilaterales y de la política migratoria.
Más se supo posteriormente a la reunión del Presidente y del candidato republicano sobre la supuesta agenda que abordaron en su conversación. Frente a las afirmaciones de Trump de que México pagaría la construcción del muro “aunque no lo supiera”, EPN, desde su cuenta de Twitter, precisaba: “Al inicio de la conversación con Donald Trump dejé en claro que México no pagará por el muro”.
Previamente, en la rueda de prensa conjunta, Trump había señalado, hasta en dos ocasiones en torno al pago del muro: “Eso no lo discutimos. No, no hablamos de esto. Quién va a pagar el muro, eso no lo discutimos”. Independientemente de si lo abordaron o no, la necedad del candidato derechista saltó las trancas diplomáticas. Por su parte, en una defensa tardía de EPN sobre el papel de los trabajadores de origen mexicano que laboran en USA, afirmó que: “es gente honesta y trabajadora, son personas de bien que respetan a la familia, la vida en comunidad y la ley.” En la sesión de preguntas y respuestas con los representantes de los medios, EPN también deslizó de manera suave algunas críticas a los “agravios”, “percepciones” y “malinterpretaciones” que había realizado el candidato en su campaña presidencial en contra de los migrantes mexicanos en USA.
A las críticas de la vinculación del narco mexicano por parte de Trump, EPN respondía que los flujos ilegales de armas y dinero fortalecían a los cárteles y a las organizaciones criminales “que generan violencia en México y obtienen ganancias de la venta de drogas en Estados Unidos”. Sin embargo, EPN pareció perder el rumbo, cuando matizó: “Pero que yo estaba seguro que su interés genuino es por construir una relación que nos lleve a darle a nuestras sociedades condiciones de mayor bienestar…” A ver, ¿construir una relación de iguales o construir un muro que nos separe?
Hasta aquí, una primera percepción (Peña dixit) nos indicaría; qué bien, qué digno se portó el presidente de México, que valiente que le dijo sus cosas al racista de Trump. Pero, hay que afirmarlo con toda honestidad. Esa visita no debió realizarse ¿De verdad fue una invitación de un país libre y soberano? ¿No debió haberse dado cuando ya hubiesen pasado las elecciones en gringolandia y ya conociésemos los resultados y el candidato triunfador? ¿No le hizo el caldo gordo a Trump?
Usted, querido lector, ¿invitaría a su casa, a alguien que lo ha agraviado, que lo ha atacado y que además lo amenaza, con echarlo del país al que usted ha contribuido a la producción de su riqueza social? Por ello, aunque el candidato republicano ya se fue, es una “persona non grata” a nuestro país y le reiteramos: ¡Donald Trump: Go Home!