El Buen Fin… del consumismo
Por: Tlacochcalcatl Ze Ehecatl Fortino Ramírez Cruz
PARA DESTACAR: Si todo el año están ahorrando y contabilizando los gastos ¿Por qué en estas ocasiones se permiten endeudarse de manera tan desmedida? ¿Qué les hace pensar que es una buena inversión pagar a meses? ¿No se han dado cuenta de que este tipo de gastos son los que les tienen viviendo en esas condiciones tan precarias?
El Buen Fin es la versión en México de lo que en Estados Unidos se llama “Viernes negro” que ocurre en las vísperas del Día de Acción de Gracias, el cual nace como una estrategia comercial de alto impacto que busca llegar a más clientela en una vorágine de ofertas, rebajas, descuentos, promociones y demás promesas de ahorro para el público en general, ya sean de clase alta, media (los que quedan) o baja.
Esta práctica que se ha hecho costumbre ha sido expuesta cada año como un fraude por alterar los precios de venta y de promoción, como un abuso de parte de las grandes cadenas comerciales para asegurar ventas de este año y seguirlas cobrando el siguiente; la gente con un ápice de conciencia e inteligencia puede inferir tales engaños pero de todos modos no pueden resistirse encontrar algún producto, prenda o hasta servicio que les resulte en una buena inversión.
Pero me gustaría que indagáramos un poco más allá de esta fraudulenta práctica, ¿por qué la gente está tan presta y atenta a este tipo de situaciones? ¿Por qué la gente está ávida y anhelosa de ofertas en todo y para todo, tenga o no necesidad de comprar? ¿Por qué la gente se abalanza con tanta vehemencia a las tiendas cuando hay ofertas?
En primera instancia, me hace pensar en que a causa de que el grueso de la población se encuentra viviendo en condiciones tan paupérrimas y con ingresos muy mínimos, inmersos en una cotidianidad de privaciones, de carencias y limitaciones, por consecuencia se han visto orillados a constantemente ahorrar, a gastar lo menos que se pueda, a literalmente contar los pesos; así que cualquier avistamiento de ofertas y ahorros son una buena oportunidad para que busquen obtener algún producto que su condición económica no les permite adquirir en otro momento del año, pero me pregunto ¿por qué la gente en esas condiciones quiere gastar en aparatos o prendas que no cambian en absoluto su situación?
¿De qué sirve comprar una pantalla plana o un equipo de sonido si la casa que rentan tiene instalaciones deplorables, añadidas, improvisadas, oxidadas o decadentes? ¿De qué sirve estrenar ropa nueva de marca o un celular inteligente si las camas, estufas o salas se están desarmando? ¿Cuántas veces no hemos visto autos muy modestos o pequeños con un sonido que retumba y que hace parecer que el auto va a caerse en partes? ¿Por qué estas personas no invierten en algo que verdaderamente les brinde calidad de vida y no solo una impresión pasajera y presuntuosa de estatus?
Si todo el año están ahorrando y contabilizando los gastos ¿Por qué en estas ocasiones se permiten endeudarse de manera tan desmedida? ¿Qué les hace pensar que es una buena inversión pagar a meses? ¿No se han dado cuenta de que este tipo de gastos son los que les tienen viviendo en esas condiciones tan precarias?
Pero esta estrategia no solo atrae a la gente con modestos recursos, sino también la clase pudiente; pero ¿y a ellos por qué? Si el mensaje es que la gente que no puede comprar al precio normal compre con precios más accesibles, ¿por qué la gente con buenos ingresos habría de ir a comprar entonces? ¿Acaso ellos no pueden pagar al precio normal? ¿No se supone que si algo presumen los burgueses es del estatus que les otorga un trabajo bien remunerado que les permite adquirir los artículos y servicios de las marcas más costosas? ¿Por qué comprar con descuento no les vergüenza? ¿Por qué no es una “nacada” decir que sus artículos de marca lo compraron con descuento y a crédito?
En su texto “El arte de reducir cabezas”, Robert-Dany Duffour señala que el capitalismo se ha encargado de erradicar los simbolismos que ostentaban las relaciones comerciales, por lo que en la actualidad, el mercado se sostiene en función de las relaciones (no solo comerciales) que sea capaz de establecer tal producto; cosificando así las relaciones en razón del mero valor monetario, por eso se ha vuelto común evaluar los artículos por el precio y no por los beneficios que representa.
En mi lectura particular entiendo que la promesa del capitalismo es que todo mundo puede ser rico; sin embargo, veo que la realidad del tercermundismo es no ser pobre, no verse pobre; lo que tenga aires o etiqueta de pobreza debe ser rechazado y que mejor forma de no ser pobre que comprando; estos paliativos económicos solo perpetúan y aseguran a la esclavitud moderna, la esclavitud voluntaria que distrae la conciencia colectiva de las problemáticas más urgentes en nuestra sociedad
En todo caso ¿Por qué si la autoridades quieren apoyar la economía social no bajan los precios de los servicios? ¿Por qué no se bajan el sueldo y lo invierten en obra pública? ¿Por qué se aprueban bonos y aumentos sin ofrecer resultados? ¿Por qué no apoyan a los comerciantes locales en lugar de concesionar tantas ventajas a las cadenas comerciales que vemos en cada esquina?…