Opinión

El futbol-pantalla, todo menos futbol

Darwin Franco

Con la liguilla del futbol mexicano, el anhelo de muchos comenzará no sólo cuando el balón corra sobre el terreno de juego sino cuando nuestras esperanzas futboleras se plasmen en un territorio igualmente rectangular: la pantalla televisiva.

El júbilo que provocará cada uno de los goles de “la Liguilla” puede traducirse en breves instantes de felicidad y cohesión social, pues en esos momentos pasan a segundo plano la inseguridad y la violencia que se vive en el país, pues el futbol como otras tantas cosas también es un paliativo social. Al menos que sea el mismo futbol el que nos devuelva a la realidad como pasó en aquel Santos vs Morelia que Tv Azteca, en honor al pacto informativo contra la violencia, censuró.

Pero más allá de lo deportivo, lo que mueve y moverá al balón será el factor comercial y el futbol-pantalla que se desplegará para exacerbar y espectacularizar cada uno de los detalles que surjan en torno al llamado “juego del hombre”. El futbol-pantalla, como muy bien explica el investigador Hugo García (2011), es la reconversión del futbol real (el deporte) en un producto televisivo que, dado las características del medio, expone e impone más patrones visuales que los generados por el juego; por tanto, lo que vemos en la televisión más que futbol, como tal, es un producto generado para el consumo por televisión.

Por eso nuestras televisoras se disputarán cada pedazo del terreno de juego porque todo se traducirá en rating y éste a su vez en ganancias; por ejemplo, un comercial de televisión, en una temporada regular, en horario promedio y por un tiempo estimado de 20 segundos, puede costar entre 250 y 400 mil pesos (Televisa, 2011). ¡Imagínese lo que costará una inserción en la “gran final”!

De acuerdo a IBOPE México (2011), empresa dedicada a la medición del rating, el futbol es el segundo programa más visto en el país tanto por hombres como por mujeres, sólo está por debajo de las telenovelas. De ahí radica su importancia comercial; por ello, aunque no siempre seamos conscientes en las trasmisiones nos tenemos que “chutar” entre 80 y 120 pautas publicitarias por partido.

No importa que esto corte el ritmo, el visionado o la narración del futbol, lo que importan son los billetes que se generan a costa de “los aficionados que viven la intensidad (comercial) del futbol”, pues si sacamos la calculadora, las ganancias por partido rondan entre los tres y cinco millones de pesos ahora multipliquen esto por los 144 partidos de liga y los 14 de la Liguilla ¡Zambombazo!

Partiendo de estas nociones mercantiles, ¿a poco no es curioso que cada torneo los clasificados a la Liguilla se reparten entre ambas televisoras? Para esta fase final, Televisa trasmitirá los juegos de tres equipos (Guadalajara, Tigres y Querétaro) y Tv Azteca lo hará con cinco (Cruz Azul, Monarcas, Jaguares, Pachuca y Santos). Parece que el campeón estará en Tv Azteca, sonrían azules.

De esta manera no sólo se reparten las ganancias generadas por el rating sino que además lo aseguran por el acomodo de los juegos. En términos de audiencia, ¿qué conviene más, una final Guadalajara vs Cruz Azul o Querétaro vs Jaguares?

El propio Hugo García advierte que si bien las circunstancias mediático-mercantiles están predispuestas para generar las condiciones del futbol-pantalla, es el propio futbol –como deporte– el que al final del día tiene que inclinar la balanza. Aunque hacerlo es complicado en una liga de futbol donde el sistema está hecho para: 1) que no desciendan “los grandes”, 2) favorecer la multipropiedad de equipos y 3) ordenar los días y horarios de los juegos en función de los tiempos y horarios televisivos.

¡Vivamos “la fiesta grande” del futbol mexicano, pues qué más da la espectacularidad y mercantilismo del futbol-pantalla si lo que queremos es ver y consumir goles! Nuestro futbol es más que un balón, también es una pantalla.

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