El México de las redes sociales
Por: Daniel Muñoz Vega
Me resulta impresionante la forma como la tecnología le dio valor a la opinión pública durante el sexenio calderonista. En la campaña de 2006 no contábamos con las redes sociales. Los teléfonos inteligentes son de finales de la década pasada. El iPhone salió a la venta a mediados del 2007. La Blackberry se popularizó en 2009. La primera campaña política ganada en el terreno del internet, fue la de Barack Obama en 2008. La campaña de Felipe Calderón de 2006 usó todavía el email, como una plataforma para la guerra sucia al mandar millones de correos electrónicos para atemorizar a la gente sobre los “riesgos” que correría el país en caso de que AMLO ganara la presidencia. Facebook nos presentó una plataforma en español hasta finales de 2007 y Twitter se popularizó hasta 2009. Los últimos tres años de la década pasada fueron los años de una nueva era tecnológica, donde la voz de la ciudadanía aprovechó los espacios creados en las redes sociales, incluyendo YouTube, para alzar la voz.
Fuimos testigos a principios de 2011 del fenómeno de los indignados a nivel mundial. La Primavera Árabe le demostró al mundo el inmenso poder de las redes sociales. Los españoles salieron a marchar a las calles contra el pésimo manejo de la economía y todos, organizados por internet. México tuvo un importante momento histórico, que aunque no fue suficiente para impedir la imposición de Peña Nieto, el movimiento #YoSoy132 fue una muestra más de la importancia de las redes sociales. Fue en ese terreno donde dio a luz.
Fue por las redes como pudimos ver el cómico, y a la vez lamentable, episodio de Peña Nieto en la Feria Internacional de Libro de Guadalajara el año pasado: el hombre que aspiraba en aquel momento a la presidencia, no fue capaz de mencionar tres libros que hubiera leído. Carmen Aristegui obtuvo un respaldo importante cuando puso sobre la mesa de debate el supuesto alcoholismo del Presidente Felipe Calderón; cuando se le notificó su despido de MVS, la opinión pública se hizo escuchar por medio de Twitter. A la semana de haber sido despedida, fue puesta nuevamente frente a sus radioescuchas.
Hablar de Trending Topics, era hablar del termómetro político del momento. Los que tenían acceso a internet, conocían una realidad diferente a la que nos mostraba la televisión. La realidad en las redes siempre iba acompañada de la sátira, del ingenio, de la burla; todo, convertido en opinión pública. El hashtag #yonosoylaseñoradelacasa, satirizó el bochornoso episodio de EPN cuando no supo responder cuánto era el salario mínimo en México y el precio de un kilo de tortillas.
Con Felipe Calderón, la opinión pública tuvo, por medio de las redes, una importante válvula de escape. La voz de millones por medio de las redes sociales no es un triunfo de nuestra democracia, es el cauce natural por donde nos lleva la tecnología. Está claro que los gobiernos, en pleno año 2012, pretenden callar las voces que se generan en estos espacios: el gobierno de Veracruz todavía hace intentos por impulsar una ley antituiteros. Fue el mismo gobierno de Veracruz quien aprehendió a dos tuiteros por “sembrar pánico” en las redes. Otras voces se han manifestado por regular el uso de las redes sociales, algo que resulta ridículo ante el dinamismo de la tecnología.
Pienso que el México que deja Felipe Calderón comenzará un proceso para ser enjuiciado en la historia. Aunque los libros podrán escribir una historia “oficial”, por medio de las redes vimos plasmada la visión de millones donde señalaron otro país: el México de la guerra contra el narco que asesinó a 80 mil personas, entre ellos, cientos de periodistas; el México de Ernesto Cordero, donde con seis mil pesos al mes tienes hasta acceso a la educación privada; el México de Televisa, acorralada por el caso Nicaragua; el México “demócrata” que impuso a Peña Nieto por una eficaz y lamentable estrategia de compra de votos. Esos Méxicos los vimos en las redes, no en la televisión.
El México de las redes sociales, el que percibimos millones, lamentablemente no es el México de los medios tradicionales, no es el México de López Dóriga y Loret de Mola. El México de las redes sociales no es el México que se discutía en Tercer Grado, donde Adela Micha justificó el hecho de que Peña Nieto no leía.
El México de las redes sociales plasma de diferentes formas la realidad política, social y económica de México, que dista mucho del México del ITAM que premió a Felipe Calderón. El México de las redes sociales es en gran medida el México real que deja Calderón, con un panorama catastrófico en materia de seguridad, con privilegios intocables de los poderes fácticos y de simulación democrática. El México de las redes sociales es el símbolo del atraso de nuestro país, al hacer inaccesible el internet a millones de mexicanos.
El 1° de diciembre, EPN se enfrentará nuevamente a millones de mexicanos despiertos, que haciendo uso de la tecnología, pretenderán ponerlo contras las cuerdas, cuando la demagogia y la insensatez sean el actuar de su gobierno.
{loadposition FBComm}