El PAN que cavó su tumba
Por: Omar Arcega E.
El temple y la fortaleza de un partido político se mide cuando llega al poder, antes de eso sus intenciones pueden ser muy puras, sus militantes cargados de valentía, su visión de los problemas sociales cargada de ilusiones y utopías. Pero el detentar el gobierno de una comunidad sea ésta un municipio ó un país, enfrenta a los que se conoce como la real politik y esa es la prueba de fuego para los miembros de un partido, en este nivel no basta señalar, criticar, implica algo más complejo: actuar. Y esto en la acción gubernamental se debe traducir en hombres y mujeres con experticia en los asuntos públicos, con sensibilidad para oír las manifestaciones ciudadanas, con nociones sobre la complejidad de la administración pública y el entramado de intereses y grupos políticos que la rodean.
Oportunistas e inexpertos
La reflexión anterior describe casi a la perfección el actuar del PAN a nivel local. Su inesperada llegada al poder en 1997, lo enfrentó a su realidad: un cúmulo de ciudadanos bien intencionados pero sin una experiencia real en la complejidad de los asuntos públicos y su entramado institucional. Fue la oportunidad para que políticos de otros estados vinieran a ocupar los cargos públicos, nos llenamos de gente de León, Jalisco y Baja California. Ellos tampoco eran expertos, eso sí, tenían un poco más de experiencia. Junto con estos migrantes políticos arribaron al PAN los oportunistas, esa especie de animal político que tiene la habilidad para detectar y adherirse a los partidos políticos triunfantes. El oportunista no trae buenas intenciones, lo único que le interesa es gozar del prestigio y prebendas que ofrece el poder, su principal arma no son las ideas, sino la abyecta adulación, poco le importa el crear un ambiente democrático, lo que requiere es un contexto cortesano donde los ideales se traicionan y la política se prostituye.
Sobre oportunistas e inexpertos el PAN estatal empezó su travesía por las administraciones públicas. La sensibilidad ciudadana muchas veces le ayudó a desterrar viejas prácticas corruptoras, sus ideales de apertura democrática se enraizaron con luces y sombras en la sociedad, hubo avances con respecto a las anquilosadas prácticas políticas priistas. Sin embargo, la invasión de oportunistas mezclado con la inexperiencia de los ciudadanos convertidos en funcionarios, fue un freno para desterrar completamente prácticas clientelares, siguió habiendo formas de corrupción, muchas veces se privilegió el intereses particular por encima del reclamo ciudadano.
Tras cada nueva elección que se ganaba, los oportunistas ganaban terreno, entonces el panismo vivió formas de clientelismo disfrazado. La forma de crecer y ocupar puestos de relevancia era “garantizar” el mayor número de votos de los militantes, estos pasaron de ser ciudadanos a vacas las cuales los oportunistas “ordeñaban” cada tres años. Como respuesta a esta dinámica inició un reclutamiento masivo de militantes generalmente de colonias populares, esperanzados con obtener alguna beca o apoyo. El recurso público se usaba para comprar voluntades. A este punto, el PAN estatal se había traicionado así mismo. Era una caricatura macabra de lo que había sido el PRI en sus peores años.
Por eso no son de extrañar las derrotas sufridas en el 2009 y 2012, el grado de cinismo dentro de las administraciones rayaba en el escándalo, la cerrazón de los liderazgos más visibles era pública, notoria y descarada. En su ambición los oportunistas había matado la gallina de los huevos de oro y la gente bien intencionada no supo que hacer.
Ahora el panismo hace esfuerzos por ser una opción política aceptada entre los ciudadanos, sus principales liderazgos no se cansan de hablar sobre unidad, se esfuerzan por borrar del discurso las palabras: “grupos”, “armandistas”, “duros”. Pero esos amalgamientos ideológicos y de interés siguen existiendo, lamentablemente dirigidos, en su mayoría, por los oportunistas, solo hay que echar un vistazo al grupo panista de regidores a nivel municipal.
La gente bien intencionada sigue existiendo, pero son los inexpertos de siempre, las dirigencias desdeñan la formación de sus militantes, siguen encasillados en los cursos que se dan desde el inicio del panismo: “Principios de doctrina”, “Historia del partido” y un largo etcétera. Se está volviendo a cometer el error de no tener cuadros preparados para generar provechosas políticas públicas, temas relativos a administración pública no son ni considerados, de herramientas para entender los cambios sociales que vivimos no se tiene ni idea. Vale más el compadrazgo y amiguismo que la preparación y las capacidades. Ese es el PAN que desea volver al poder, es el PAN que cavó su propia tumba.