Opinión

EL PRIMERO DE MAYO

JICOTES

Por: Edmundo González Llaca

Me pregunta una amiga panista cuál es mi conclusión de lo sucedido el Primero de Mayo. Respondo. Es un ritual cívico caduco. Era una fiesta de los obreros al Presidente, en la que éste veía el desfile desde Palacio como emperador romano, casi con una corona de laurel en la cabeza. El señor gobernador Domínguez consideró que aquí era más o menos lo mismo, obviamente sin corona de laurel.


Me pareció un error de los manifestantes los insultos y la tirada de objetos; quitan autoridad a sus demandas. Ese día y al siguiente el Gobernador habló a la necesidad de diálogo y respeto, muy bien, pero puso énfasis en los nombres de los responsables y la posible sanción, rebajándose de Gobernador a Procurador. Lo peor de todo ha sido su equipo de trabajo, dieron prueba de que están más preocupados por la grilla que por la previsión de los acontecimientos políticos. Lamentable.

OTRA VEZ EL SEÑOR KORS

No se sabe qué sorprende más, si la torpeza de los panistas para ser descubiertos en deplorables conversaciones telefónicas o su afición por buscar patrocinios electorales de particulares. En los dos casos son patéticos. Resulta que el señor Gobernador, Francisco Domínguez, una vez más fue cachado en pláticas comprometedoras de ayuda a su partido en Aguascalientes, y remata la conversación con otra opción, “hay gente interesada”, obviamente en colaborar. Nos imaginamos que es el famoso “Señor Kors”, que hasta ahora no sabemos cómo se cobra sus generosas aportaciones, pero de una cosa sí podemos estar seguros: no lo hace por filantropía.

LA CRISIS. LAS PENSIONES

Como una consecuencia más de la crisis del mercado laboral están las pensiones. La esperanza de vida en el país ha pasado del siglo XX al XXI de cuarenta y cinco años a los setenta y cinco años, lamentablemente la masa laboral no ha crecido al mismo ritmo y el financiamiento de la población que trabajan a los que se retiran es precario. Los nuevos sistemas de pensión han propiciado contrataciones de trabajadores sin derechos y el aumento del trabajo informal. En el país cerca del 60 por ciento de la población económicamente activa no tiene los beneficios de la seguridad social. Las soluciones del gobierno, de no respetar los derechos adquiridos de los trabajadores o de presionar a las renuncias, lo único que han provocado es agregar indignación y turbulencias sociales. El Estado se niega a tomar el toro por los cuernos y da palos de ciego contra los más vulnerables.

 

 

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