Elecciones: ¿votar o no votar?
Por: Ángel Balderas Puga
En las actuales condiciones de nuestro país y dado el enorme desprestigio que han alcanzado los partidos políticos, existe desconcierto en parte de la población y se discute cada vez más sobre el dilema de votar o no votar en las próximas elecciones.
Nada nuevo bajo el sol
Para comenzar, es necesario señalar que las posturas abstencionistas ante las elecciones no son exclusivas de nuestro país. Es imposible que en una elección salga a votar el total de los inscritos en el padrón electoral. Siempre un porcentaje de electores decide no votar el día de las elecciones y las motivaciones centrales son de dos tipos: políticas o no políticas.
Dentro de las causas de las primeras, tal como sucede actualmente en México, está la pérdida de credibilidad del sistema político, el desprestigio de los partidos, la sombra de fraude, etc. mientras que se puede omitir el voto por causas estrictamente personales y no sociales: estar fuera de la zona de votación, preferir quedarse en su casa, salir de vacaciones, irse a un balneario el día de la votación, etc.
Sólo por dar algunos ejemplos de elecciones recientes: en Grecia hubo elecciones de primer ministro, en enero de este año, y la tasa de participación fue del el 64%; en Francia hubo elecciones administrativas, en marzo de este año, y la tasa de participación superó apenas el 50%, es decir sólo uno de cada dos franceses votó en dichas elecciones; en Bolivia, hubo comicios generales en octubre del año pasado y la tasa de participación fue mucho mayor que en los mencionados países europeos, ya que se alcanzó el 85%.
Por otro lado, las posturas abstencionistas no son recientes. En México siempre han existido desde que el PRI era el partido hegemónico y mucha gente decía que no tenía caso votar pues de todas formas ganaba el PRI y aunque no perdiera “arrebataba”. Más recientemente, el zapatismo promovió el abstencionismo en las elecciones presidenciales de 2006 y de 2012.
Sólo para poner una idea a debate: ¿cómo se diferencia un abstencionista cuya motivación es política de uno cuya motivación no lo es? Desde mi punto de vista, en esencia no hay ninguna diferencia. Si el abstencionismo de tipo político no está acompañado de otras medidas contundentes, no sirve prácticamente de nada.
Abstencionismo y anulación del voto
Hay una diferencia entre el no ir a votar y anular el voto. Esta última acción implica que la persona sí va a votar pero no deposita su boleta en la urna, escribe alguna leyenda en la boleta, tacha el espacio de varios candidatos, deposita la boleta en blanco, etc. Sin embargo, también hay votos que se anulan aunque esa no era la intención de los votantes y las causas para hacerlo están en la ley electoral. Otra vez, ¿cómo diferenciar un voto anulado de manera involuntaria de uno anulado de manera voluntaria? Sólo en algunos casos es posible, cuando aparece alguna leyenda de tipo político. Sin embargo, ese voto con una leyenda política queda sólo con un valor anecdótico, lo ven sólo los funcionarios de casilla presentes en el conteo y basta, la posible leyenda no se hace pública. Otra vez, en esencia no hay ninguna diferencia entre la anulación voluntaria y la involuntaria de un voto. Si la anulación de tipo político no está acompañada de otras medidas contundentes, no sirve prácticamente de nada.
Utilidad del abstencionismo o de la anulación
Conocidos que promueven el abstencionismo o la anulación del voto, entre otros argumentos, señalan que no sirve de nada votar, que no cambia nada. Si lo ponemos en esos términos entonces yo les pregunto a esos promotores ¿de qué sirve no votar o abstenerse? Y se las pongo más difícil, les pido que señalen ejemplos en la historia de cualquier país en los que el abstencionismo o la anulación de votos hayan provocado un cambio político. ¡No me viene en mente ninguno!
Los cambios de gobierno se dan por una revolución (como en México a principios del siglo pasado), por un golpe de estado (como en Sudamérica en los años 70 del siglo pasado) o en elecciones. Descartando las salidas violentas, el único camino que queda son las elecciones o un movimiento social tan fuerte que desplace por completo el régimen de partidos.
Por el contrario, por medio de elecciones se han hecho grandes cambios. Por ejemplo, fue mediante una votación que los chilenos se deshicieron de la dictadura militar de Augusto Pinochet, mediante un referéndum en 1988.
Fue mediante elecciones que los bolivianos eligieron a Evo Morales en 2005 convirtiéndose en el primer presidente de origen indígena en América. Gracias a eso, los bolivianos no sólo evitaron la privatización del agua sino que revirtieron la privatización de sus recursos energéticos.
Fue mediante elecciones que los ecuatorianos llevaron a la presidencia a Rafael Correa en 2006 con lo que, al igual que otros países, revirtieron la privatización de sus recursos energéticos.
Y lo mismos sucede en países como Uruguay, Argentina, Brasil, Venezuela, El Salvador, Francia, España, Italia, Dinamarca, Suecia, etc.
Los gobiernos caen cuando los ciudadanos salen en masa a votar contra el gobierno de turno no cuando los ciudadanos se quedan en sus casas.
anbapu05@yahoo.com.mx