Encuestas “patito”: manipulación y contribución al fraude electoral
Por Ángel Balderas Puga
El pasado 23 de febrero en una reunión con consejeros de Banamex, Felipe Calderón aseguró que, según una encuesta, la candidata del PAN a la Presidencia de la República en las elecciones de este año se hallaba “a sólo cuatro puntos de distancia de Enrique Peña Nieto”.
Para empezar, Calderón tiene una credibilidad nula. En su campaña presidencial de 2006 prometió que sería “el Presidente del empleo” y el desastre del desempleo en nuestro país muestra de manera rotunda que su promesa no era más que un hueco eslogan de campaña. También prometió que quitaría el pago de la tenencia federal por el uso de vehículos automotores, cosa que tampoco ha cumplido. En 2006 aseguró que era el candidato de las “manos limpias” y la enorme corrupción en su sexenio lo desmintió rápidamente. A estos ejemplos le seguiría un largo etcétera.
El anuncio de Calderón recuerda aquella famosa “encuesta” que la empresa GEA-ISA presentó el 31 de marzo de 2006 en la que el oscuro y tenebroso candidato Felipe Calderón daba un vuelco en las preferencias electorales y apareció, sin ningún evento extraordinario, con un 29 por ciento de preferencias contra el 27 por ciento de Andrés Manuel López Obrador. Cabe señalar que, apenas un mes antes, AMLO llevaba una ventaja de nueve puntos sobre Calderón. Ningún evento traumático es capaz de explicar un vuelco de 11 puntos porcentuales en tan sólo un mes.
A partir de ahí se desató una serie de encuestas que daban como ganador a Calderón. Sin embargo, Calderón no ganó las elecciones en 2006 por lo que todas esas encuestas fueron erradas. En efecto, muchos análisis forenses que se hicieron con los datos oficiales del IFE, demuestran que Andrés Manuel López Obrador ganó las elecciones en 2006.
La estimación más conservadora es la del doctor Jorge Alberto López Gallardo, director de la Facultad de Física de la Universidad de El Paso, en los Estados Unidos. En su libro 2006, ¿Fraude electoral? de Doble Hélice Ediciones (www.doblehelice.com.mx/Paginas/01229_2006Fraude.html) el doctor López estima que AMLO ganó con una diferencia de 1.5 millones de votos, seis veces más que la diferencia oficial para Calderón de poco más de 250 mil votos, es decir, AMLO ganó con tres puntos de diferencia.
Por otra parte, el doctor Miguel de Icaza Herrera, del Centro de Física Aplicada y Tecnología Avanzada de la UNAM, en su trabajo, “Determinación estadística del número de votos introducidos ilegalmente en la elección del 2 de julio de 2006” llega a la conclusión, usando sofisticadas técnicas estadísticas, de que en esa elección hubo alrededor de tres millones 700 mil votos irregulares. Es decir, que AMLO habría ganado por unos seis puntos porcentuales.
Estos serios estudios demuestran fehacientemente que las “encuestas” que dieron por ganador a Calderón, en 2006, no fueron otra cosa más que simples mentiras, cuyo fin era convalidar, anticipadamente, un fraude electoral. A menos claro, que hayan sido tan buenos encuestadores que incluso previeron el resultado final considerando un fraude electoral.
Seis años después, muchos “científicos” sociales, siguen ignorando los análisis forenses que publicaron académicos como los doctores Luis Mochán (del Centro de Ciencias Físicas de la UNAM), Jaime Ruiz García (del Instituto de Física de la UASLP), Octavio Romero Rochín (del Instituto de Física de la UNAM), James K. Galbraith (de la Universidad de Texas, en Austin) y muchos más.
Esos “científicos” sociales, como Denise Dresser, asumen una actitud para nada científica al ignorar esos trabajos. Dado que no saben ni matemáticas ni informática suficientes prefieren pasar por indolentes al no analizar dichas publicaciones.
El pago de Calderón a GEA-ISA por participar de esa manera en el fraude electoral de 2006 fue premiarlos con cargos públicos. A Jesús Reyes Heroles, presidente ejecutivo de GEA hasta noviembre de 2006, lo nombraron director general de Pemex (duró en el cargo hasta 2009). A Guillermo Valdés, socio de GEA-ISA lo premiaron con la dirección del Centro de Investigación y Seguridad Nacional (Cisen).
No se trata sólo del ocultamiento de la técnica de muestreo y de la muestra utilizada. Estas “encuestas”, hechas a modo, traicionan a la ciencia, a la estadística, a la ética. Sólo sirven para tratar de manipular a la opinión pública y para justificar trampas en los procesos electorales. Ninguna de esas compañías debería ser contratada para hacer trabajos serios de investigación demoscópica, como ciudadanos deberíamos ignorar totalmente esos “estudios” y las supuestas autoridades electorales deberían penalizar con todo rigor a esas compañías pues atentan contra la democracia y tratan de contribuir a tergiversar los resultados electorales.
anbapu05@yahoo.com.mx
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