Opinión

Este 1º de julio nada que festejar

Por: Ángel Balderas Puga

Hace casi un año los mexicanos experimentamos un nuevo fraude electoral en las elecciones presidenciales: se impuso a Peña Nieto a pesar de las múltiples evidencias de que el PRI había rebasado, y con mucho, los topes marcados por la ley electoral y a pesar de la evidente compra masiva de votos. Todo con la complicidad del IFE y del aparato judicial electoral los que, una vez más y tal como lo hicieron en el 2000 no sólo cerraron un ojo ante las múltiples evidencias de irregularidades, sino que actuaron como verdaderos cómplices para torcer la voluntad popular.

Sin embargo, tal como ahora muchos españoles acusan a Mariano Rajoy, primer ministro de ese país, los hechos posteriores demuestran que ha habido un fraude de otro tipo y que se tenía razón en oponerse a la imposición de otro presidente de la República: el PRI traía una agenda oculta para imponer reformas “estructurales”, más bien contrarreformas, que ocultaron a los ciudadanos para obtener su voto. De esta manera, el PRI traicionó a sus propios electores a los que nunca les dijo que si votaban por ese partido les iban a cercenar sus derechos laborales.

En su campaña electoral el PRI nunca les dijo a los maestros de las escuelas públicas que quería ligar su permanencia en el empleo al resultado de una nebulosa “evaluación”. Ni en su programa de campaña ni en las alocuciones de sus candidatos, el PRI no nos dijo a los ciudadanos que querían poner IVA a medicinas y alimentos, ni que querían entregar parte de la renta petrolera a “empresarios” tanto “nacionales” como extranjeros. Y esta es otra modalidad de fraude electoral: esconder el verdadero programa de gobierno con el fin de ganar el voto de los electores.

Si el PRI estuviera verdaderamente convencido de sus propuestas, las habría hecho explícitas en su campaña electoral pero no fue así, porque saben que son medidas impopulares y que la mayoría de ellas atentan contra la nación y contra la mayoría de los ciudadanos.

La irrisoria creación de empleos

Cuando en España el Partido Popular impuso una reforma laboral que, al igual que el PRI, nunca mencionó en su campaña electoral, uno de los argumentos centrales para dicha imposición fue que con la reforma se iban a crear empleos a pesar de que, al igual que en México, se trata de una reforma que abarata el despido. Muchos hemos denunciado que reformas laborales que abaratan el despido no pueden generar empleos decentes –estables, con salario remunerador y con prestaciones) sino sólo empleos precarios –sin estabilidad, con bajos salarios y sin prestaciones–. En efecto, más allá de las mentiras y de la propaganda de los que impulsaron la reforma laboral en España y de los que lo hacen en México los datos de la cruda realidad los desmienten.

Antes de su reforma laboral, en España había, aproximadamente, 5 millones 200 mil desempleados, un año después, ya con reforma laboral ese número se incrementó a 6 millones 200 mil, es decir, un millón de desempleados más en tan sólo un año de reforma (El País, 25/04/13). El gobierno español ha tenido que reconocer que la tasa de desempleo será mayor en 2015 que en 2011 y anunciaron que sus medidas generarán 2 millones de empleos ¡hasta 2020! (El Mundo, 27/04/12) Hasta parece burla.

En el caso de México, al igual que en España, se “vendió” una reforma laboral, que también abarata el despido, con el cuento que se generarán empleos, sin aclarar jamás de qué tipo. Por ejemplo, la ex Secretaria de Trabajo y Previsión Social (del gobierno de Calderón) declaró que “los beneficios serán visibles de manera inmediata” y que según “expertos en el mercado laboral” habrían de generarse alrededor de 400 mil empleos este año gracias a la reforma laboral (Milenio, 30/09/12). Para empezar, esa cifra es verdaderamente ridícula pues, por la estructura demográfica en nuestro país, se requiere crear, al menos, un millón de empleos anuales y eso desde el año 2000. Y hay que tomar en cuenta que ni Fox ni Calderón cumplieron esa meta. En el sexenio de Fox se crearon únicamente 2.7 millones de empleos formales por lo que dejó un déficit de 3.3 millones de empleos que deben sumarse a los 4.2 millones de déficit del gobierno de Felipe Calderón.

Es en este contexto en el que se vuelve a prometer la creación de empleos con la reforma laboral impuesta por el gobierno de Peña Nieto.

Sin embargo, en lo que va de este sexenio, con datos del Seguro Social (avalados por la Secretaría del Trabajo), sólo se han creado 5 mil empleos formales al mes, ya con la reforma laboral, mientras que el país necesitaba la creación de 80 mil mensuales (La Jornada, 22/05/13). 25 mil trabajos en cinco meses contra los 400 mil necesarios, a este ritmo se crearán en este primer año sólo 60 mil empleos formales contra el millón necesario. Por el contrario, según datos del INEGI, en el mismo período aumentaron 268 mil empleos informales con lo que la informalidad ocupa ya a más de 28 millones de personas, 60% de la Población Económicamente Activa.

Aquí están los verdaderos resultados de la reforma laboral PRI-PAN en términos de la creación de empleos formales. Nada que festejar.

anbapu05@yahoo.com.mx

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