Opinión

Futbol y política

Por: Jorge Antonio Torres

@AntonioTorresA

Cuando hablamos de futbol, todos tenemos una opinión, una sugerencia, una palabrota o una nueva estrategia para el equipo en el que depositamos nuestro gusto personal. Hasta el que opina que es un espectáculo que distrae a la gente de cosas más importantes ejerce su derecho a la libertad de decir lo que piensa. ¿Porqué un argumento semejante sirve para deslindarse de la temática política?

He escuchado recientemente a amigos y amigas que piensan que el futbol está acaparando todos los medios de comunicación y que no permiten que la información importante llegue a la gente. Estoy de acuerdo con ellos, sin que por ello me inunde mi pasión pambolera y les discrimine por no opinar como el resto de la población de esta nación alimentada por las telenovelas y el futbol. Tan libre es aquel que decide hacer espacios en su horario para ver algún partido en específico como aquel que decide no prender el televisor y atender a las noticias sobre las reformas legislativas.

¿En qué campos de la actividad humana no existe la competencia, los cracks, las gambetas, los reclamos, el teatro y el espectáculo si no es en el futbol y la política? Y es que más allá de la política entendida como ese espectro volátil e inalcanzable del ring de los partidos políticos, el futbol y la política han compartido los mismos escenarios influyendo el uno en el otro y viceversa.

Hay equipos en el mundo que constantemente ratifican que la pasión por el futbol puede ir de la mano con una responsabilidad política activa. Ya está el equipo alemán de la Bundesliga 2, el St. Pauli. Con fanáticos identificados a todas luces como antifascistas de izquierda, el equipo se asienta en la zona roja de Hamburg. Apoyan a su equipo con pancartas y mensajes contra el racismo e imágenes como las de Ernesto “Che” Guevara.

Del otro lado encontramos a la Lazio, de la liga italiana, con fanáticos que se identifican con el fascismo, con banderas nacionalistas y símbolos propios del tiempo de Benito Mussolini.

En América Latina, hay equipos a los que la historia les ha dado carga política. En Chile, el Estadio Nacional, que actualmente es la casa del equipo de la Universidad, fue utilizado como campo de reclusión y tortura tras el golpe militar que derrocó al presidente Salvador Allende, en 1973.

En fechas previas a la gesta mundialista a realizarse en Brasil, la posible duda entre aquellos que gustamos del futbol, pero que también estamos al pendiente de nuestra actualidad política, es determinar si estamos en condiciones morales para entregarnos a nuestra pasión futbolera o aprestar las barricadas ante las reformas secundarias.

Y es que entre las coincidencias propias de las mecánicas políticas, las jornadas legislativas en las que podrían ser aprobadas estas reformas se cruzan con los juegos de la Selección Nacional, haciendo que la atención se distraiga de lo político a lo deportivo.

Estimado lector o lectora: ¿No cree usted que ya fue demasiada la atención de parte de nuestros legisladores para saber colocar las decisiones importantes en momentos de completa distracción nacional?

Los argumentos de aquellos que detestan por ello al futbol no se ven justificados por esto. Siendo el futbol el deporte más practicado en el mundo, puede ser un medio por el cual podamos ser escuchados por todos aquellos que no quieren saber sobre política.

¿Qué pasará el día en que por precariedad económica ningún ciudadano pueda asistir al estadio o ver el partido por falta de un televisor? ¿Cómo creen que afecta a los espectáculos deportivos el que se quieran regular las manifestaciones en las redes?

Además, opino que se debe respetar la libertad de expresión en los medios de comunicación (DEMOCRATIZACIÓN DE LOS MEDIOS), legislarse adecuadamente sobre los derechos indígenas (MARICHIWEU AMERICA LATINA), evitar que los grandes capitales se involucren en nuestras elecciones y con NUESTRO PETRÓLEO, NUESTROS METALES Y NUESTRO GAS (#NOALAREFORMAENERGETICA), dejar de disfrazar el fraude electoral desde los medios (#1DMx), y permitir la autogestión y autodefensa de los pueblos. #YOSOY132 #ParticipacionCiudadanaYA #YoVoyConLaCNTE

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