Homosexualidad: perseguir y reprimir.
Punto y seguido
Por: Ricardo Rivón Lazcano / @rivonrl
PARA DESTACAR: Con posiciones rígidamente moralistas, la iglesia se vuelca hacia afuera para instruir y dominar, mientras al interior es un impresionante mecanismo productor de depravados. Con eufemismos, la Diócesis de Querétaro invitó a los fieles y organizaciones sociales a participar en la marcha a favor del «matrimonio natural».
La vocación de la iglesia es perseguir, reprimir, censurar y de ser posible, impedir la evolución cultural de las sociedades con la ayuda de sectores afines.
Tengo un gran respeto por lo que otros creen aunque yo no crea en ello.
Los representantes del dios católico son representantes de la ignorancia y el atraso. Mi afirmación es simple. Con ellos todavía estamos discutiendo si la homosexualidad es una enfermedad o no ni pensar que aludan a las variantes de las homosexualidades. Estamos en el siglo XXI.
Y discutimos sabiendo que la tenemos perdida, así es el pensamiento dogmático de cualquier postura. Lo más que concede la Iglesia católica es cierta farsa compasiva, que no alcanza a levantar la condena previamente decidida. La condena del infierno.
Hace algunos meses el papa Jorge Mario Bergoglio vino a México y dijo cosas. Quien menos lo escuchó fue la propia jerarquía católica, y no solo desoyó sino contradice abiertamente, desafía los mensajes papales.
Con posiciones rígidamente moralistas, la iglesia se vuelca hacia afuera para instruir y dominar, mientras al interior es un impresionante mecanismo productor de depravados.
¡Relaciones sexuales solo bajo el sacramento del matrimonio! Y mucho cuidado con confundirse porque el matrimonio es únicamente entre hombre y mujer.
Con eufemismos, la Diócesis de Querétaro invitó a los fieles y organizaciones sociales a participar en la marcha a favor del «matrimonio natural». La marcha está programada para el próximo mes y el claro mensaje es para las instancias estatales encargadas de institucionalizar el matrimonio entre personas del mismo sexo. La pequeña peregrinación marchará poco más de tres kilómetros en una de las avenidas clave para la movilidad de la ciudad: Constituyentes.
Precisión: el matrimonio igualitario a nivel federal es una decisión de la Suprema Corte de Justicia de la Nación, no de la iniciativa de Enrique Peña Nieto.
Una nota de Iris Mayumi Ochoa en el ‘Diario de Querétaro’ destaca las declaraciones de Jaime Francisco Gutiérrez, de la Comisión diocesana para la pastoral familiar: «… haciendo eco a la voz de nuestros obispos (…), estos organismos –laicos religiosos- invitan a la Iglesia a la defensa del matrimonio natural entre hombre y una mujer… se trata de un evento donde se proclamará un manifiesto por parte de los ciudadanos, en favor del matrimonio natural.”
Se insiste en que es un evento de “la sociedad”, un evento de “la ciudadanía”. Me acordé de aquel tuit que dice “A todo el mundo le gustó la película”, pero se te olvida decir que todo el mundo son tus tres amigos y tú, pero además los cuatro son fanáticos del actor principal.
Se pide vestimenta blanca, andar pacífico, mensajes a favor de la familia naturalmente constituida y, “¡banderas de México porque México ama a la familia!”.
Reconoció que como Iglesia católica su postura será defender la familia natural, esto a pesar de que se pudiera aprobar la iniciativa, porque se trata de la doctrina de Jesucristo y no pueden proclamar otra.
«Es doctrina de Jesucristo –la defensa de la familia natural- y no va a callar –la iglesia-, porque si la iglesia calla las piedras hablaran y no es discriminación, no es homofobia, no es de ninguna manera, porque parece que consideran así a la iglesia, simplemente es seguir el proyecto divino de Dios que tiene marcado para el matrimonio». En efecto, las piedras hablan.
Aunque el matrimonio igualitario sea una decisión de la Suprema Corte de Justicia de la Nación, supongo que algo se enredará en la Legislatura local.
Valen mucho, en este contexto, las opiniones de Luis Alberto Fernández, director de la Facultad de Ciencias Políticas y Sociales de la UAQ: “así como existen voces a favor de aprobar los matrimonios igualitarios, también hay quienes están en contra, como la Iglesia católica, sin embargo, ellos no son autoridad para poner las reglas en la sociedad… la Iglesia católica, como cualquier otra, puede ponerle reglas a sus fieles, y sus fieles verán si es la autoridad adecuada para poner esa regla en específico y verá si lo obedece o no. Pero la Iglesia católica no puede pretender que los católicos o no católicos sigan una regla de ella, y lo que tiene que hacer el Estado es proteger los derechos humanos de todos, entre los que se incluye la libertad religiosa» (en otra nota de Iris Mayumi Ochoa).