Importante alternativa mexicana ante la errática política educativa neoliberal
Por: María del Carmen Vicencio Acevedo
En julio sucedieron cosas importantes para la educación. Nuevamente se puso de manifiesto el rotundo fracaso de la reforma educativa neoliberal en EE. UU., después de una década de aplicación (según el reportaje del David Brooks desde Nueva York). En México, Emilio Chuayffet advirtió que la prueba ENLACE (tan consistentemente cuestionada y que costó al país más de mil 514 millones de pesos) dejará de aplicarse en el 2014; vaticinó el retiro del –torpemente concebido– concurso por oposición para docentes aspirantes a plazas públicas; anunció un nuevo programa de alfabetización digital (¿otro?), y reconoció –sin asumir responsabilidad– muchos errores en los libros de texto, a punto de entregarse a los estudiantes.
Quisiéramos creer que la decisión de suspender ENLACE resultó de los diversos foros sobre la reforma educativa, ganados por la CNTE. Pero esto es poco probable. Chuayffet advirtió que no responde a presiones populares; sí al mandato del Senado, quien a su vez obedece a la OCDE: Este organismo internacional, después de haber “recomendado” la aplicación de exámenes estandarizados, cuestionó seriamente (¿para curarse en salud?) el modo mexicano de aplicación.
Ahora el Instituto Nacional para la Evaluación de la Educación dictará las nuevas reglas. Schmelkes, su presidente, aclaró que el nuevo modelo pondrá fin al “efecto perverso de vincular el aprendizaje con incentivos económicos”. Advirtió también que la carrera docente está saturada. Como el número de niños disminuye, deben disminuir también, “por lógica”, las plazas. (No importa si la mitad de los grupos escolares tienen cincuenta o más chicos hacinados en salones de treinta, ni si muchísimos maestros “deben” trabajar doble plaza frente a grupo, buscando un salario digno). Las reformas no tocan esos temas.
Chuayffet admitió, además, que el sistema escolar mexicano “está caduco” y requiere nuevos programas, frente a los actuales que son “obsoletos”. Esto desconcierta, pues los últimos programas se decretaron, a espaldas de los profesores, apenas en 2011.
Para “modernizar” la educación, Chuayffet anunció, además, su “Programa de tabletas electrónicas”, que se entregarán a prueba a (algunos) chicos de primaria en Guanajuato, Morelos y Querétaro. ¿Por qué tabletas individuales y no centros computacionales públicos para TODAS las escuelas?; ¿por qué considerar eso como “prioritario”, ANTES de construir las aulas y escuelas que faltan o de arreglar la pésima infraestructura que padece la mayoría de ellas?; ¿cuándo y a qué costo recibirá cada uno de los casi 11 millones de estudiantes que integran los últimos cinco grados de la escuela básica una tableta?; ¿quién las reparará cuándo se descompongan? Se desechan los costosísimos y opacos programas “Enciclomedia” y “Habilidades digitales para todos”, y se imponen otros sin explicación. Borrón y cuenta nueva. La historia no interesa. Hay que iniciar de cero, pues ahora el jugosísimo negocio está en otro lado.
Chuayffet presume que “la industria donará los dispositivos y la SEP no gastará ni un centavo”. Ésta no es la declaración inocente, de quien ignora que tal “donación” es la versión moderna de las “pendejuelitas” que regalaran los conquistadores del SXVI a los mesoamericanos, a cambio de sus tierras, su fuerza de trabajo, su oro y su libertad. La experiencia enseña que dicha acción coincide con el modelo de “escuelas charter”, destructoras de la educación pública y que la corrupta clase política no mueve un dedo, sin buscar su ganancia personal.
Por fortuna, en el otro extremo del sistema, gran cantidad de organizaciones de maestros, padres de familia y universitarios, trabajan decididamente en defensa de una educación pública integral. Así lo constatamos en el estupendo “Foro sobre la Reforma Educativa”, del 5 de julio, en la Biblioteca Gómez Morín, que articuló cuestionamientos y propuestas de primer nivel.
Entre los ponentes, Sergio Espinal (de la sección 18 de Michoacán) y Artemio Ortíz Hurtado (Secretario General del Comité Ejecutivo Nacional Democrático del SNTE) presentaron el “Programa Nacional Alternativo de Educación y Cultura”, 2013, que constituye un trabajo muy serio, bien estructurado y argumentado, que busca “motivar un intenso debate nacional” hacia la definición de “un proyecto de educación popular mexicana, con un profundo perfil latinoamericano y humanista-planetario”. Este programa de creación colectiva integra múltiples propuestas (probadas por años) de comunidades culturales y pedagógicas, que objetan la reforma neoliberal por “destructiva y letal para la escuela pública”.
Los tomadores de decisiones sobre la educación mexicana no tienen ninguna excusa para no conocerlo a fondo ni discutirlo públicamente.
Lamentablemente los ausentes de este foro fueron los interlocutores gubernamentales (oportunamente invitados): el Secretario de Educación del Estado, el Representante de la SEP Federal en Querétaro, los diputados (supuestos representantes populares), la Directora de Educación, el Coordinador de USEBEQ, los directores (saliente y entrante) de la Escuela Normal del Estado. Tampoco asistieron los intimidados estudiantes de esta última institución.
¿Para qué acudir, si todo está ya decidido y tales foros son sólo simuladores de democracia?
metamorfosis-mepa@hotmail.com
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