La democracia y el diseño institucional
Por: Martagloria Morales Garza
Una de las razones por las cuales nuestra democracia es de tan baja calidad, es porque los gobiernos de alternancia no han realizado los cambios institucionales que se requieren para que la democracia pase de ser una fachada a convertirse en realidad.
Cuando se habla de diseño institucional se piensa en cambios que modifiquen el tipo de gobierno presidencial ahora existente a un gobierno a semi parlamentario o a contar con la posibilidad de un gobierno de coalición cuando el partido mayoritario no cuente con la mayoría calificada de los votos. También se refiere a construir la diferencia entre gobierno y Estado, con la creación de órganos autónomos responsables de ciertas funciones que trascienden a los gobiernos en turno.
Algunas de estas reformas se pensaron y se plantearon en el 2000 cuando el primer gobierno de alternancia, pero no se realizaron y se mantuvo el modelo gradualista que ha dominado en el cambio constitucional mexicano y que no ha dado muchos frutos y ha generado reformas constitucionales con muchas limitaciones.
A diferencia de otros países, que al transitar a la democracia realizaron cambios constitucionales, o regresaron a la vigencia de las constituciones previas a la instauración del autoritarismo, en el caso de México, la construcción de la democracia se hizo sobre las mismas bases que fortalecieron el autoritarismo.
En los quince años que han transcurrido desde la primera alternancia en la Presidencia de la Republica en México se ha avanzado muy poco, y de entre los cambios derivados de la reforma política de 2013-2014, quizá sólo vale la pena rescatar las candidaturas ciudadanas, la reelección de diputados, senadores y ayuntamientos, y las diferentes formas de participación ciudadana. El resto, y sobre todo la formación del INE, han sido un retroceso.
A pesar de lo anterior, en estos 15 años también se ha logrado la autonomía de algunos organismos garantes, algunos la obtuvieron previamente pero la mayoría fue producto de la alternancia presidencial y esto, aunque no es mucho, es importante en el diseño del presidencialismo mexicano, pues se logra separar algunas funciones del gobierno y con ello se incrementa la posibilidad de garantizar la imparcialidad del gobierno en turno en algunos temas.
Sin embargo, habría que reconocer que algunos de estos organismos no están dotados de suficientes mecanismos para censurar, controlar, o incluso sancionar la actuación gubernamental, de manera que que su autonomía no ha sido suficiente para crear contrapesos institucionales. Por este motivo se está luchando para incrementar las funciones y las capacidades de sanción del CNDH del IFAI y del CONEVAL y también se ha demandado la necesidad de modificar los procedimientos de elección de los miembros de estos organismos.
A pesar de las deficiencias y limitaciones, estos órganos autónomos son un avance pues, en el peor de los casos, la ciudadanía cuenta con información y esta le permite detectar los errores o las corrupciones de los políticos y normar su criterio para la emisión de su voto. No obstante, deberíamos luchar para que estos organismos tengan el poder de sancionar e iniciar un procedimiento judicial.
Estos cambios han sucedido a nivel nacional y en el ámbito estatal se han replicado estos organismos con más o menos la misma suerte y los mismos problemas y limitaciones. Pero a nivel municipal estos cambios no han ocurrido.
En el terreno de la forma de gobierno, no ha habido cambios salvo la reciente aprobación de la reelección, y no es lo más relevante en este nivel de gobierno. Por otra parte, en el ámbito de la participación ciudadana las leyes aprobadas son ambiguas, con altos umbrales, pareciera que más que incentivar la participación, la inhiben.
Dos cambios deberían ser reflexionados seriamente:
1.- La formula de integración de los ayuntamientos en Querétaro garantiza que todos los partidos contendientes que obtengan al menos el 3% de los votos tengan un regidor de representación proporcional. Sin embargo, también garantiza que el partido ganador tenga la mayoría de los regidores y por lo tanto la oposición juegue un papel, en el mejor de los casos de denuncia ante la opinión pública, pero con poca incidencia en las decisiones y en el diseño de políticas públicas municipales.
En otras entidades federativas, la composición del ayuntamiento es en estricto apego a la representación proporcional, lo cual le otorga al partido ganador la mayoría si la obtiene en las urnas, pero si no, obliga al Presidente Municipal y al Ayuntamiento a tener reflexiones colegiadas y resoluciones acordadas con la mayoría de los regidores que no son de su mismo partido. Esta fórmula es mucho más plural y representativa que la que actualmente se tiene en Querétaro.
En esta revisión de la forma de integrar gobierno a nivel municipal sería valioso revisar las funciones del Ayuntamiento y del Presidente Municipal y con ello fortalecer las funciones del órgano colegiado y de los regidores, pues actualmente sus responsabilidades son muy escasas y sus salarios no son bajos.
2.- Los Consejos de Participación ciudadana deberán ser reformados, pues su papel actual es mínimo y su representatividad escasa. Estos Consejos deberían ser autónomos, deberían ser dotados de presupuesto municipal para hacer estudios o encuestas de opinión, integrados por ciudadanos con experiencia en el campo de atención de cada uno de ellos y su nombramiento debería ser una función del cabildo y no del presidente municipal. Es importante destacar que los integrantes deberán ser honoríficos, es decir, no deberán percibir salario, pues de esta manera se mantiene garante la autonomía de los integrantes en relación con el Ayuntamiento.
Las funciones de los consejos podrían ser:
· Formular políticas públicas en la materia de su competencia
· Consultar a la sociedad sobre su pertinencia,
· Llevar la propuesta al cabildo y vigilar su aplicación.
Creo que cambios como estos, podrían hacer avanzar la democracia electoral hacia una democracia participativa.
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