La dinámica centro-periferia y la precariedad laboral contemporánea
Por: Arturo Yamasaky*
La contemporánea relación centro-periferia ha moldeado, bajo la globalización, una de sus múltiples expresiones; la socioeconómica, que es determinada por la dinámica comercial, la productiva, la territorial y la homogeneización en los procesos productivos incluidos los mercados laborales. En el plano comercial encontramos que se ha incrementado el volumen internacional en el comercio de mercancías. El cociente de exportaciones más importaciones respecto del PIB mundial alcanzó el 30% en 2000, en comparación con el 20% al inicio de la década de los noventa. Este salto de 10 puntos es mayor que el aumento combinado de las dos décadas anteriores. Se estima que las empresas transnacionales participan en casi dos tercios del comercio mundial. Un tercio del mismo se observa en intercambios entre mismas transnacionales. El comercio de empresas relacionadas con México representó casi el 68% de las exportaciones mexicanas a los Estados Unidos.
Se considera que en México la globalización está muy avanzada de manera particular en la industria automotriz. México es una de esas economías en desarrollo con capacidad para exportar con elevados niveles de productividad y calidad. Esto se vincula con los bajos salarios de país periférico que a la vez se traduce en elevados estándares de competitividad mundial en términos de costos de producción. Esto también va relacionado con las nuevas formas de organización del trabajo en el marco de la llamada flexibilidad económica, política y social. La proporción en el valor agregado está determinada por el costo del recurso menos escaso y más débil, el trabajo no calificado; y con el control de los activos productivos estratégicos aún más rígido en estos arreglos, las ganancias se sesgan altamente a favor de las corporaciones transnacionales.
En el periódico mexicano El Economista (21/05/2013) reportaron que: “En el país existen más de 6000 empresas manufactureras de exportación, de las cuales sólo 100 concentran 51% del valor de las exportaciones de mercancías, reveló el Instituto Nacional de Estadística y Geografía… participan principalmente en el sector automotriz y equipos de cómputo y comunicación.” En México, entre 1999 y 2012, la mayor cantidad de empresas con IED son de Estados Unidos seguidas por Canadá.
En el contexto de la dinámica socioeconómica centro-periferia nos encontramos que la precariedad laboral contemporánea, observada en perspectiva de país desarrollado, ha destacado como símbolo generalizado en nuestras sociedades contemporáneas. Esto significa la paulatina presencia de abundante desempleo en el sector formal de la economía, un sustancial incremento en actividades socioeconómicas informales, bajos salarios y despojo de beneficios jurídico-laborales a la fuerza de trabajo.
Todo ello generado por una crisis de valorización en la economía mundial en el contexto de un modelo de acumulación identificado como neoliberalismo, que estimula una mayor participación económica de los agentes privados y una menor del sector público, vigente desde los años setenta del pasado siglo, en el caso de América Latina se generaliza desde el año de 1982, en el que entre sus particularidades sobresale una característica que estimula la ganancia de capital; me refiero a la noción de flexibilidad económica, presente en las relaciones laborales en el marco de la organización empresarial de los procesos productivos y de servicios y en las relaciones laborales en los mercados de trabajo, como cualidad inherente para mantener la ganancia en el contexto de la llamada postmodernidad, atmósfera sociocultural cuna del neoliberalismo, misma situación a la que Beck identifica como segunda modernidad.
Al respecto Harley Shaiken comenta que: la fórmula para volverse más competitivo globalmente es hacer que las condiciones del mercado de trabajo sean más ´flexibles´, palabra clave para hablar de menor protección a los trabajadores: este sendero rompe el vínculo entre competitividad mejorada y el bienestar del trabajador. David Harvey comenta que la tendencia contemporánea de los mercados laborales se orienta cada vez más a disponer de una fuerza de trabajo a la que tanto pueda reclutarse como despedirse rápidamente sin que ello represente un fuerte gasto para las empresas, aspecto que, entre otros, tiene que ver con la flexibilidad laboral.
Hacia finales de los años setenta y durante los ochenta, con el desplome del estado keynesiano y con la emergente presencia del neoliberalismo surge la llamada flexibilización en los procesos de producción y en los mercados laborales. Destacan de manera particular los mecanismos de contratación y despido. Ahora el sistema de organización y producción flexible pone el acento en la resolución de problemas más que la planeación, en las respuestas rápidas y en la adaptación de habilidades y capacidades de trabajadores para propósitos específicos, todo ello como reflejo inmediato para atender debidamente la exigencia en el comportamiento de la demanda.
[Fragmento] Proyecto: Querétaro, el trabajo informal en los albores del siglo XXI; Investigación con registro FCP201202 de la Universidad Autónoma de Querétaro
*Profesor-investigador de la Facultad de Ciencias Políticas y Sociales, UAQ
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