Opinión

La ignorancia vista como botín

Por Daniel Muñoz Vega

En días pasados leí una columna en adnpolitico.com.mx del politólogo José Merino donde narra una conversación con un amigo. En dicha conversación el amigo de Merino explica por qué va a votar por Peña Nieto. Al leer la crónica de dicha conversación, encuentro los mismos argumentos que he llegado a escuchar en otras personas: con el PRI no estábamos tan mal. Me topo todos los días con las tres caras de este proceso electoral, los que van por Peña, los que van por Josefina y los que van por AMLO. Todos tenemos visiones extremadamente subjetivas de las cosas que le pasan a este país, pero entre la subjetividad debería caber un poquito de lógica.

José Merino cuenta que su amigo votará por el PRI más que por Peña, Peña es lo de menos; el PRI puede poner a cualquiera, de hecho dice que Peña hasta estorba, lo que importa es que regrese el PRI porque con el PRI estábamos mejor.

Así, como la opinión del amigo de Merino, me encuentro todos los días con gente que piensa votar por el PRI, escucho todas las opiniones posibles, me encuentro todo tipo de visión, de análisis, de por qué votar por EPN, JVM o AMLO. Con decirles que en diciembre platiqué con una persona que hoy trabaja en la campaña de EPN y que en aquel mes me dijo que era una vergüenza que Peña Nieto llegara a ser Presidente, este comentario se debió a que en la Feria del Libro de Guadalajara EPN no supo decir tres libros que hayan marcado su vida. Hace un mes me topé con esa persona y me dijo que trabajaría de tiempo completo en la campaña de EPN, había dejado su chamba en gobierno para sumarse, le dije que si recordaba lo que me había dicho meses antes y sólo se rió, dijo que ya pensaba diferente.

Analizo la campaña de Enrique Peña Nieto, una campaña sustentada en el spot, en el marketing, en la saturación de anuncios espectaculares, en la maquinaria mediática, en la guerra de las encuestas, en ir con las personas menos informadas que con una camisa, un suvenir, un discurso demagogo se convencen fácilmente de apoyar a EPN. Los priistas conocen su mercado, van por los menos informados y ésos son mayoría; señoras que posan en un cartón simulando una televisión a lado de Peña y de La Gaviota para tomarse fotos, jóvenes que se ponen un copete de plástico, las muchas que argumentan que es guapo y que quieren al bombón en su colchón, todos ellos víctimas de la demagogia.

La campaña de Enrique Peña Nieto esta hueca de ideas, no quiso ir al debate con Carmen Aristegui argumentando que irá a los dos debates del IFE, que más que debates son una especie de pasarela para hablar en bloques de dos minutos sin confrontar ideas. A Peña Nieto se le cuida exageradamente por parte de sus asesores conociendo las limitaciones de su candidato, ante todo esto, lo grave no es que Peña pueda ser el Presidente sino que hay muchas personas que piensen votar por él sin la mínima capacidad del entorno político y social que vive México.

Me causa asombro escuchar a priistas, miembros del partido, no ciudadanos que simpatizan con el PRI, decir que Peña es un títere, que lo pendejean, que dicen que detrás está Salinas, que él es la cara pero que otros gobernarán, no te hablan de la economía, no te hablan de la inseguridad, no te dicen una propuesta concreta para solucionar los problemas de México, es el mismo PRI que se fue y que pretende regresar pero ahora legitimado por los votos de las mayorías.

El peñanietismo prácticamente administra su ventaja, la aparente ventaja que tienen sobre el segundo lugar. Josefina piensa más en comenzar a negociar con el priista ante su eminente derrota, la negación de ir al debate con Aristegui pudo haber beneficiado la endeble campaña de Josefina, prefirió seguir con la dolencia en lugar de tomarse vitaminas, el PAN concluirá con broche de oro su lamentable gestión entregando las ruinas de país que dejó a quien hace 12 años logró vencer por medio de la esperanza de la gente, esperanza que fue traicionada con la corrupción y frivolidad de un sistema que siguió siendo el mismo.

El regreso del PRI a Los Pinos se entiende como la incapacidad de un pueblo para analizar su entorno, un desconocimiento total de la historia contemporánea de México; se entiende como la resignación a seguir igual, el regreso del PRI es la capitalización de la ignorancia de un pueblo en beneficio de un grupo de poder. El PRI no trae consigo un cambio, trae el perfeccionamiento de las prácticas más corruptas de antaño; su regreso es la combinación de la ignorancia, del conformismo, de la apatía de millones con el cinismo de unos cuantos. La prueba del ácido a nuestra dignidad será el 1° de julio, pasémosla con inteligencia, con mucho amor a la patria.

 

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