Opinión

Las elecciones de 2015 en Querétaro

Por: Martagloria Morales Garza

A nivel nacional, las elecciones del 2015 nos dejan muchas lecciones; primera, el electorado mexicano en general no es tan severo como el de otros países, o las reformas estructurales y el deterioro de la economía nacional no han llegado a los bolsillos de los mexicanos, como permanentemente afirma la oposición.

Como se puede observar en la siguiente tabla, el PRI pierde 8 puntos porcentuales entre 2009 y 2015, el PAN siete, el Verde y Nueva Alianza  se mantienen el primero en su siete por ciento y el segundo en su casi cuatro.

La Izquierda en sus cuatro componentes gana votos; el PRD pierde un punto, el PT pierde un punto y se va al lugar de los destinados a morir, Movimiento Ciudadano, ex Convergencia crece tres puntos y medio y Morena obtiene un poco más de ocho puntos, en conjunto pasan como bloque de tener 18 puntos porcentuales a obtener 28, todo ello explicado  por el crecimiento de MC y de Morena.

A pesar de lo anterior, con los votos obtenidos por el PRI y sus aliados, contando solamente a Nueva Alianza y al Partido Verde, el partido en el gobierno obtiene la mayoría simple de la legislatura y podrá seguir haciendo reformas legales sin la necesidad de alianzas con otros partidos como sucedió en los tres años anteriores para el caso de las reformas constitucionales.

Segunda lección, la campaña del voto nulo no tuvo efectos importantes pues el porcentaje de este tipo de votos incluso disminuyó pasando de 5.4% a nivel nacional en 2009, a 4.88 por ciento en el 2015.  Esto en buena parte se explica porque, a diferencia de 2009, cuando toda la izquierda intelectual y crítica estuvo de acuerdo con la anulación,  en 2015 se dividieron entre los que proponían el voto por la nueva izquierda, básicamente MORENA,  y los que planteaban el castigo a todos los partidos incluidos los de izquierda.

Tercera lección; el PRI no sólo resurge de las cenizas, los errores de la oposición tanto de derecha como izquierda le regresan oportunidades que nunca desaprovecha, de las nueve gubernaturas en contienda; el PRI y sus aliados (en ocasiones el Verde, en otras Nueva Alianza) ganaron seis, aunque una, Colima tiene resultados muy empatados y está en disputa, dos las ganó el PAN; Querétaro y Baja California Sur y una el PRD.

En síntesis la elección del 2015 significa un triunfo para el PRI y sus aliados; se quedan con la mayoría de las gubernaturas y con la mayoría de la legislatura federal.

En este escenario Nacional, resulta pertinente preguntarnos ¿Por qué el PRI perdió en Querétaro? No se puede argumentar que es producto de un castigo al PRI por las reformas estructurales y la mala actuación del Gobierno Federal, pues como vimos antes, el PRI gano 7 de nueve gubernaturas, tampoco se puede culpar a un Gobernador que obtiene mejores evaluaciones de la ciudadanía que el propio presidente.

Pero además el PRI no sólo pierde en Querétaro,  sino que el PAN obtiene el control de la legislatura, doce de 18 gobiernos municipales, el control de las ciudades más importantes de la entidad, pero también logró triunfos en la parte más rural y pobre de la entidad, sólo faltó San Joaquín, que nunca ha tenido alternancia, para que el triunfo fuera realmente contundente.

Es decir, el PAN ganó Querétaro capital, Corregidora y San Juan del Río y toda la sierra queretana,  tres de las cuatro diputaciones federales y la cereza del pastel la gubernatura con siete puntos de diferencia, como sucedió en 2003 cuando el PAN ganó su segundo periodo de gobierno.

Dos factores pudieran, es decir las planteo como hipótesis,  estar en el fondo de la explicación; un proceso de designación de candidato complejo, largo y con muchas fisuras, y en segundo lugar, una campaña montada sobre la certeza del triunfo.

El proceso de selección de candidato a la gubernatura fue largo y muy complejo; el gobernador impulsó a Braulio Guerra, Tonatiuh Salinas y muy al final y con muchas reservas del PRI, por ser hermano del primer gobernador panista de la entidad, Roberto Loyola. Adicionalmente otros se sentían con posibilidades, el propio Manuel Pozo, candidato a la Presidencia Municipal de la capital, y Jesús Rodríguez.

La decisión final fue tarde y dejó muchos heridos, y para resolver estas deudas se propició que los candidatos a los diferentes puestos fueran de grupos enfrentados, habrá que analizar con cuidado el costo en votos de estas decisiones.

El segundo factor, pero también deberá ser analizado con mucho cuidado, es el diseño de una campaña sobre el supuesto de un triunfo fácil y seguro. Los sondeos de opinión al inicio del año favorecían ampliamente al PRI; Meba, encuestadora contratada por el PRI y con un muy alto nivel de difusión por este partido, a finales de marzo decía que el PRI aventajaba al PAN por 10 puntos porcentuales.  Consulta Mitofsky a finales de abril, todavía le daba el triunfo al PRI aunque ya por sólo seis puntos porcentuales.

Estas primeras encuestas que favorecían al PRI de manera contundente, por cierto ambas financiadas por el propio PRI, me parece que orientaron hacia el diseño de una campaña poco ordenada, con una pobre estrategia, y falta notoria de unidad entre los candidatos a diputados, presidentes municipales y la campaña del Gobernador. Había entre las filas priistas la idea de que cada quien se debía “rascar con sus uñas”.

Habrá que analizar más en detalle estas dos hipótesis pero creo que pudieran ser el fondo de la explicación. Cada vez más las campañas y los perfiles de los candidatos pesan en el momento de la decisión del elector.

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