Las partículas atmosféricas y la calidad del aire en Querétaro
Por: Joaquín Antonio Quiroz Carranza
De acuerdo con la información publicada por la Secretaría de Desarrollo Sustentable (SEDESU) en su página electrónica, en el estado de Querétaro se cuenta con cinco estaciones de monitoreo atmosférico ubicadas en: El Pueblito, Corregidora; en las Delegaciones Félix Osores, Epigmenio González, en la Estación de Bomberos, en Querétaro; y en el municipio de El Marqués. Con base en la información vertida por las cinco estaciones, la SEDESU afirma que la calidad del aire de Querétaro es “Buena”.
Los valores límite de los gases dañinos utilizados para determinar la calidad del aire, con base en las Normas Oficiales Mexicanas vigentes, son: monóxido de carbono (CO) 11 ppm, dióxido de nitrógeno (NO2) 0.21 ppm, dióxido de azufre (SO2) 0.13 ppm y partículas PM10 (120 microgramos/ m3) y PM2.5 (65 microgramos/m3).
El monóxido de carbono es un gas tóxico formado por la combustión incompleta de carbono que se absorbe a través de la mucosa respiratoria, ingresa a la sangre y se combina con la hemoglobina formando carboxihemoglobina, sustancia incapaz de transportar oxígeno, lo que provoca dolor de cabeza, mareos, cansancio, náuseas, vómitos, palidez, disnea o dificultad para respirar, palpitaciones, irritabilidad, somnolencia, confusión, letargia, coma y muerte cuando los niveles de carboxihemoglobina en la sangre supera el 70%.
Los óxidos nitrosos especialmente NO2 y NO3 se originan por la combustión de hidrocarburos, incineración de residuos y procesos industriales. Este gas daña el sistema respiratorio ocasionando lesiones en las mucosas, causando bronquitis y bronconeumonías, agravamiento de alergias respiratorias, empeoramiento de enfermedades respiratorias crónicas, reducción de la función pulmonar, disfunción y disminución de la capacidad del sistema inmunológico.
Los óxidos de azufre se transforman en ácido sulfhídrico y sulfuroso, precipitándose como lluvia ácida y generando irritaciones e infecciones de las vías respiratorias como sinusitis, rinitis, faringitis, traqueítis, bronquitis, conjuntivitis, reducción de la capacidad y función pulmonar, incremento de crisis asmáticas, alergias respiratorias, entre otras.
Diversos estudios reconocen que cuando la concentración de PM10 supera los 40 microgramos por metro cúbico (ug/m3), se ejercen efectos negativos significativos sobre la morbomortalidad, incrementa la incidencia de cáncer, enfermedad cardiaca, cambios en el ADN que afectan el sistema inmune y causan muerte prematura; un incremento de 100 ug/m3 aumenta en un 3% la mortalidad diaria, 10 a 25% la bronquitis y tos crónicas. cada 100 ug/m3 de partículas en aire ambiente la mortalidad total se incrementa en un 6%, el riesgo de muerte por enfisema en un 32%, el riesgo de muerte por bronquitis y asma 19%, la probabilidad de muerte por neumonía 12% y el riesgo de muerte por enfermedad cardiovascular un 9%.
La información ofrecida por la SEDESU no es homogénea, sino que se percibe selectiva, ya que menciona los resultados para el dióxido de azufre en la estación El Marqués; del dióxido de nitrógeno y monóxido de carbono de la estación Bomberos; las partículas PM10, de la estación El Marqués y las PM2.5 de la estación Bomberos; y no como un promedio de las mediciones de las cinco estaciones así como el mínimo y máximo registro por estación. El gobierno no cuenta con información sobre calidad del aire en el resto de los trece municipios del estado, ya que no posee estaciones de monitoreo atmosférico.
Es preocupante que el monitoreo atmosférico para determinar la calidad del aire no se realice, por ejemplo, en la cabecera municipal de San Juan del Río, área ampliamente industrial; o en San Nicolás, Tequisquiapan, a pesar de que estudios de científicos mexicanos han determinado la presencia de bifenilos policlorados y cadmio en sangre y orina de niños de esa localidad, sustancias derivadas de la contaminación atmosférica provocada por partículas atmosféricas generadas por distintas fuentes móviles y fijas, como los hornos ladrilleros artesanales, como se explicó en el artículo publicado en el número 724 de Tribuna de Querétaro (6/octubre/2014).
En conclusión, existe poca información sobre la calidad de aire de Querétaro, pues, como se indicó, solamente existen estaciones de monitoreo en tres de dieciocho municipios, y la poca información se analiza de forma parcial. Es importante comparar los datos ofrecidos por el gobierno estatal a través de la SEDESU, no sólo respecto a las Normas Oficiales Mexicanas, sino también respecto a normas más objetivas como las japonesas o europeas.
Es evidente para los habitantes de la ciudad de Querétaro que la visibilidad, un parámetro objetivo de la contaminación atmosférica, se ha visto paulatinamente mermada. Como también que el “smog” es recurrente en el corredor San Juan del Río a San Nicolás, Tequisquiapan. Es necesario que la sociedad civil organizada e informada genere propuestas para mejorar la calidad del aire en Querétaro que sean socialmente aceptadas, económicamente viables y ambientalmente apropiadas.
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