Opinión

Las políticas neoliberales y el Estado mexicano

Por Rosa Adriana Segura Pérez

 

El funcionamiento económico real internacional está regulado por tres actores: a) las asociaciones de Estados (Unión Europea, Mercosur, Nafta, etc.); b) los grandes grupos mediáticos o financieros (Banco Mundial, Fondo Monetario Internacional, Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos) y las empresas globales; y c) las ONG´s de reconocimiento internacional (Amnistía Internacional, Greenpeace, World Wild Life, etc.), dichos actores, promotores del neoliberalismo, se valen de la comunicación (alienadora de las mentes humanas) y del mercado (el cual tiende a inundar todas las actividades humanas), han orillado al estallido del mundo, en la injusticia social, la hambruna, la invasión a países, la pobreza, la contaminación ambiental, la violencia, etc. 

 

Ningún país escapa a la influencia de las políticas neoliberales, y en el caso del Estado mexicano hemos constatado que con la implementación de éstas, se ha modificado la concepción de la representación política y del poder, ya que por doquier encontramos mentira, impunidad, corrupción, cinismo y avidez por el dinero, situación que ha llevado al país al deterioro social, a una violencia generalizada, al incremento de la pobreza, del desempleo, del analfabetismo, de la desigualdad, de la injusticia, etc.

 

Cabe preguntarnos ¿cuál es la responsabilidad del Estado mexicano?, mucha, sobre todo cuando vemos que hay un debilitamiento del Estado, una falta de gobernabilidad, de responsabilidad no sólo en la aplicación discrecional de las leyes, como es el caso de la impunidad, sino en la falta de responsabilidad social, que simula justificar con la creación de nuevas leyes.

 

Muchas de las leyes que se presentan como iniciativa de algunos partidos políticos son en realidad los compromisos que México ha firmado con el Banco Mundial, a través de “Cartas Intención”, en donde la nación, a cambio de préstamos monetarios se compromete a modificar sus leyes y adecuarlas a las políticas neoliberales, privilegiando el mercado externo, el libre comercio, de ahí que en estos últimos años vemos una urgencia en los gobernantes por llevar a cabo las “Reformas Estructurales” con el pretexto de que son necesarias para el funcionamiento del país, reformas a nuestras leyes que más que obedecer a las necesidades reales de la nación, obedecen a los intereses del mercado internacional.

 

Bajo estos lineamientos, los políticos y funcionarios públicos han hipotecado a la nación, sin importarles las consecuencias que esto ha ocasionado a nuestro país, ya que con el avance de las privatizaciones, han debilitado la economía interna, generado mayor desempleo, pobreza, analfabetismo, violencia, desigualdad social, injusticia, etc.

 

Como ejemplo de la irresponsabilidad de los políticos que están a cargo de dirigir la nación, quiero señalar sólo tres asuntos de los muchos que podríamos evocar aquí, me refiero a aquéllos que en otros países han dado lugar al descontento social; dichos asuntos son: la educación, el trabajo y la seguridad pública.

 

Es llamativo que en los dos sexenios que el PAN ha estado a cargo del Gobierno Federal, la distribución de los presupuestos federales ha sido mucho menor a educación y salud y mayor al rubro de seguridad nacional, por ejemplo, no se ha tomado en cuenta las sugerencias realizadas por la UNESCO, de destinar el ocho por ciento del Producto Interno Bruto a educación, para garantizar las mejores condiciones de vida de la población, por lo que queda claro a qué se le está dando prioridad en dichas esferas del poder.

 

A ello podemos agregar, la urgencia por reformar la Ley Federal del Trabajo, con varios intentos en 2005 (Ley Abascal), en 2010 y 2011 con iniciativas del PRI y del PAN, estas últimas no son más que réplicas de la denominada “Ley Abascal”, son propuestas que benefician a los patrones o “empleadores”, plantean un retroceso en la defensa de los derechos laborales.

 

Entre otras cosas, con esta pretendida reforma, buscan legalizar una práctica que entró silenciosamente a la regulación laboral en años recientes, como es la contratación por honorarios, el outsourcing, despidos injustificados, etc., dejando desprotegido al trabajador.

 

En este rubro del trabajo, paradójicamente, el “presidente del empleo” por decreto presidencial, en octubre de 2009 incrementa las cifras del desempleo y decide cerrar la paraestatal de Luz y Fuerza del Centro, dejando sin trabajo a más de 44 mil trabajadores del Sindicato Mexicano de Electricistas con el supuesto argumento de que “contaban con mayores privilegios”.

 

Evidentemente, el SME, uno de los sindicatos más fuertes e importantes del país resultaba un estorbo para llevar a cabo las pretendidas reformas a la Ley Federal del Trabajo. Tal acto, ejecutado “por detrás y en lo oscurito” atentó en contra del sindicalismo en México, además de iniciar el camino hacia la privatización del sector eléctrico en el país.

 

En cuanto al rubro de Seguridad Nacional, tenemos la “guerra mediático-militar” de Felipe Calderón en contra del narcotráfico, bastante cuestionada por el derramamiento de sangre en todo el país, con las más de 50 mil muertes que ésta ha dejado y sigue en su avanzada hacia las apetencias del mercado, con los jugosos negocios del tráfico ilegal de drogas y de armamentos que sólo benefician a las grandes mafias.

 

Ahora, con el estado de violencia generalizada, se pretende que se apruebe la “Ley de seguridad nacional” con el supuesto argumento de proteger a la sociedad mexicana, quedando a merced de las fuerzas armadas de México, nuevamente se pretende legalizar una práctica cotidiana de dichas fuerzas, como las revisiones en las carreteras del país, o el que irrumpan en los domicilios sin órdenes de cateo, además de que faculta al Presidente a tomar decisiones sobre el uso de las fuerzas armadas. ¡Imagíneselo tomando decisiones como las llevadas a cabo con el Sindicato Mexicano de Electricistas! ¿Qué más podría hacer ahora con las fuerzas armadas para complacer su libre albedrío?

 

No cabe duda, no hay freno en las apetencias de los grandes negocios, siempre van por más. ¿Hasta cuándo?, ¿hasta que nuestro país se encuentre completamente devastado?

 

rosa.a_segura@hotmail.com

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