Opinión

¡Lo bueno casi no se cuenta, pero cuenta mucho!

Tigres de papel

Por: José Luis Álvarez Hidalgo

El pleito casado de Peña Nieto con la prensa crítica mexicana es más que evidente; se refuerza con aquella declaración pública en la que expresa su inconformidad con los medios de comunicación que no informan sobre los supuestos logros del régimen que encabeza y que considera que solo se pondera lo “malo” (como si este adjetivo fuese una categoría política) y no se ocupan de divulgar lo “bueno” (como si esta valoración maniquea fuese útil para el análisis político). 

Hay que recordar que la adjetivación de lo “bueno” y lo “malo” lo hemos heredado de la cuentística tradicional donde la princesa es un dechado de bondad y la bruja es absolutamente malvada.

Todo comenzó aquella tarde aciaga en que luego de una comparecencia de Peña Nieto en la Feria Internacional del Libro de Guadalajara, donde presentó un libro de su autoría  (¡aunque usted no lo crea!), un avezado periodista español destapó la cloaca de su ignorancia al atreverse a preguntarle cuáles son sus tres libros favoritos y…el resto de la historia, amable lector, ya la conoce muy bien; se convirtió en el emblema de la decadencia de un dignatario que de digno no tiene nada.

De allí que el primer mandatario, le haya agarrado tirria a las preguntas incómodas y a los procaces periodistas que las hacen y ridiculizan al que se atreve a responderlas.

Esta actitud infantiloide se evidenció aún más en otra conferencia de prensa en la que el presidente, al término de la misma, se retiraba del micrófono, intempestivamente se volvió y les espetó en la cara a los periodistas allí reunidos: “Ya sé que no aplauden”. Un presidente está hecho de frases, algunas son memorables y son una muestra de la sabiduría del gobernante, como la de Fidel castro quien sentenció: “la historia me absolverá”; y las de triste memoria, como las de Peña Nieto, quedarán sepultadas en el basurero de la historia.

Sin embargo, el capítulo más patético apenas está comenzando y tiene que ver con el arranque de su campaña mediática en vísperas de su IV Informe de Gobierno. El lema de campaña se fundamenta semánticamente en la argumentación previa y se conjuga así: “Lo bueno casi no se cuenta, pero cuenta mucho”, este slogan de campaña nos muestra el grado de debilidad de su gobierno y la zozobra continua en la que vive el gobernante al no tener el beneplácito de la prensa mexicana, pese a la multimillonaria inversión de recursos que invierte en la publicidad oficial.

El último disparate presidencial fue la de hacer la invitación formal al candidato presidencial republicano, Donald Trump, para reunirse con él. La entrevista se llevó a cabo el pasado 31 de agosto y lo peor del caso es que es que en la conferencia de prensa posterior al encuentro, luego de una serie de apapachos mutuos y frases maquilladas, fue el propio Trump, a pregunta expresa de un periodista, quien afirmó que no se habló sobre el muro, que el muro se va a construir y que solo queda pendiente discutir quien va a pagar el muro.

Versiones extraoficiales señalaron que lo único que Peña Nieto argumentó en torno al escabroso tema del muro fue que los mexicanos no íbamos a pagar la obra, lo que nos hace suponer que jamás confrontó al candidato republicano y la visita, que tendría que haber sido muy incómoda y difícil de afrontar para Trump, le resultó un paseo dominical en la Alameda. Lo más burdo es que poco antes, en un acto de campaña en Arizona, Donald Trump, nos restregó en la cara su desprecio y les dijo a sus seguidores que sí se va a construir el muro y que México va a pagar por él.

En suma, otro fiasco de Peña Nieto, pues recibió a Trump, para que éste se burlará de todo el país en su propia cara.

Para cuando usted lea este artículo Peña Nieto ya habrá rendido su IV Informe de Gobierno y ya podremos valorar si el nuevo formato, en un auditorio con 300 jóvenes, un uso ilimitado de las redes sociales y que él describe como una auténtica comunicación social con sus gobernados, realmente fue eficaz para legitimar su proyecto de gobierno.

Por lo pronto, sus afrentas con la prensa libre seguirán hasta que ésta se doblegue y acepte dar a conocer aquello que, con tanto sentimiento, Peña Nieto nos reitera en cada uno de los muchos y muy variados spots televisivos y radiofónicos: “Lo bueno casi no se cuenta, pero cuenta mucho” ¿Será?

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