Opinión

Lo bueno de tantos escándalos

A diferencia de otras noticias que “van pasando de moda”, la lucha de los maestros contra la nefasta reforma educativa, seguirá vigente; seguirá habiendo protestas, paros y manifestaciones de solidaridad, semana, con semana, mientras no logre derogarse la nueva ley.

Por:María del Carmen Vicencio Acevedo

metamorfosis-mepa@hotmail.com

Cada día, nuevos desconciertos. ¿Quién puede asimilar tantas, tan frecuentes y tan tremendas novedades? Poco a poco, los ciudadanos van “normalizando” cada nuevo escándalo, para no sufrir. La catarsis del despotrique alivia la repugnancia, pero el alivio anestesia y desmoviliza. Por eso no hay que perder la cordura y mantenerse alertas.

Con el escándalo de los “Papeles de Panamá”, pasaron a segundo plano las fanfarronerías de Donald Trump, y a tercer plano la rechifla por las descomunales pensiones vitalicias de los ex presidentes mexicanos que gozan, a costa nuestra (Proceso, 27/02/2016). ¿Pasará  al olvido la indignación por el perdón que el Juzgado Sexto Militar otorgó a los soldados, responsables de la masacre de Tlatlaya? ¿Se olvidará algún día Ayotzinapa o dejará de doler como el 2 de Octubre?

En Querétaro, no nos quedamos atrás en noticias insólitas:

Nuestro alcalde anuncia la venta de casas de la cultura y bibliotecas, provocando gran revuelo entre los afectados, que no fueron consultados.

El Secretario de Educación del Querétaro “soberano” “lamenta”, sumiso, que la SEP federal, haya dado de baja a 38 profesores de educación básica y media, que se negaron y siguen negándose (por dignidad y responsabilidad social), a someterse a ese absurdo examen “estandarizado”, al que están siendo obligados. No importa si sus comunidades los consideran “excelentes maestros”.

¿Por qué las autoridades queretanas “de oposición” al gobierno federal, en vez de poner freno a tan burdo mandato, asumen el papel de insensibles capataces (y dóciles al Gran Poder)?

A diferencia de otras noticias que “van pasando de moda”, la lucha de los maestros contra la nefasta reforma educativa, seguirá vigente; seguirá habiendo protestas, paros y manifestaciones de solidaridad, semana, con semana, mientras no logre derogarse la nueva ley (o mientras los nuevos candidatos no compren el conflicto, para ganar las próximas elecciones).

En el ámbito universitario, estalla la huelga del Steuaq, justa (por lo que toca a los trabajadores mal pagados) y, a la vez, muy extraña (por la forma como se dio y por el perfil de su líder sindical). Esa huelga, que descubre las tremendas desigualdades también al interior de las instituciones públicas, “se resuelve” unilateralmente con un laudo de la autoridad, “en favor del sindicato”. Extraño laudo que luego debe derogarse, para evitar el quiebre de la universidad y porque en un “efecto bumerang”, quien terminaría pagando, sería el mismo Estado. Entre las patas de los caballos de los poderes ocultos, detrás del conflicto, los trabajadores eventuales de la UAQ fueron los más perjudicados: se quedaron sin paga por cuatro semanas y sin derecho a “salarios caídos”.

En medio del trance, el Rector convoca a una (también extraña) concentración “en defensa de la autonomía universitaria”, protestando por la intromisión del gobierno estatal en el conflicto.

Al parecer, ni la mayoría de los ciudadanos, ni de los académicos de nuestra Alma Mater han asimilado aún, que la autonomía universitaria fue anulada, desde que México aceptó someterse a las reglas neoliberales de la OCDE.

¿Por qué, si las universidades son el aparato crítico de la sociedad, no advirtieron ni frenaron desde entonces el desmantelamiento de las instituciones públicas, que avanza a pasos agigantados?  ¿Por qué las voces de nuestros intelectuales críticos son tan tenues, que no logran impactar las políticas públicas? ¿Por qué sólo pesan las de los maquiladores y merolicos neoliberales?

¿Cómo se están formando los jóvenes en las universidades mexicanas y queretanas, que dan lugar a los gobernantes que tenemos?

¿Será que muchos universitarios saben, en el fondo, que son medio cómplices del estado actual de cosas, porque a ellos les conviene, y “mejor ni le mueven”; más vale pasar desapercibidos?

Lo bueno de tanto desorden y tantas contradicciones es que, cada vez más gente se va dando cuenta de que, todos esos escándalos tienen algo en común: ser consecuencia lógica del modelo imperial dominante. Por eso también, cada vez más gente va perdiendo la contención y el miedo a protestar.

Es cierto que aún falta mucho, para que la ciudadanía pensante se constituya en poderoso freno de tan bárbara acumulación por despojo, y logre la transformación social.

Pero,  por algo se empieza.

 

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